26 octubre 2021

Ciudades Fantasmas Vol. I - Desastres Naturales

La huella de Ani resiste al paso del tiempo

Una Ciudad Fantasma (Ghost Town, en inglés) es un término bastante amplio y ambiguo que se suele emplear para referirse a ciudades y asentamientos abandonados, que cuentan con un avanzado grado de urbanización así como con numerosos edificios e infraestructuras, y que sin embargo están desiertos o escasamente poblados en la actualidad. Son ciudades que a pesar de ser aparentemente funcionales, hoy en día se encuentran infrautilizadas o abandonadas debido catástrofes, guerras, cambios económicos, sociales, políticos...

Es un término anglosajón, por lo que tiene bastantes rasgos específicos de su cultura, pero a grandes rasgos vendría a ser lo que en España denominamos Despoblado, un núcleo de población que, por alguna razón, ha quedado abandonado y no cuenta con habitantes permanentes, conservando con frecuencia el topónimo y la memoria oral, escrita o física de su existencia. No obstante, existen ciertos matices que introducen diferencias relevantes entre ambos conceptos; en el caso de una ciudad fantasma: la palabra "ciudad" nos indica que el núcleo de población debe tener cierta entidad (no se incluyen viviendas aisladas, granjas, cortijos, monasterios o asentamientos muy pequeños) mientras que la palabra "fantasma" hace referencia a las construcciones e infraestructuras que aun se conservan de su época de esplendor. Estos restos impiden que la ciudad se pierda en el olvido y en muchos casos nos permiten un recrear la vida cotidiana de sus habitantes. La gran diferencia entre las ruinas de tantas civilizaciones (Babilonia, Karakórum, Hattusa...) y las ciudades fantasmas, es que estas últimas no hay que buscarlas, no son yacimientos arqueológicos ni tenemos que reconstruir su historia; más bien al contrario, son un recordatorio constante de un fracaso, un hogar al que nadie quiere volver, un territorio que los humanos no fuimos capaces de habitar.

Pripyat, todo un clásico para los amantes del urbex

El término también se emplea en un tono despectivo, aludiendo a regiones donde la población actual es significativamente menor que en el pasado; no obstante, estas ciudades no tienen porqué estar completamente deshabitadas, en muchos casos basta con que la superficie construida no se corresponda con su población permanente actual. Esto incluiría muchas poblaciones en declive en las que la población ha descendido dramáticamente, pero que aun conservan muchos de los edificios e infraestructuras característicos de sus años dorados. El paisaje desolador que caracteriza estos lugares produce una extraña fascinación; víctimas de la naturaleza o de los caprichos del destino, muchas de estas ciudades nos permiten asomarnos a su pasado, perdernos entre sus calles deshabitadas y fantasear con épocas pasadas en las que estuvieron llenas de vida.

La definición de ciudad fantasma varía mucho entre autores y culturas; Lindsey Baker, autor de Ghost Towns of Texas, las define como "un pueblo cuya razón de ser ya no existe". Hay quien dice que deben ser ciudades completamente deshabitadas (de lo contrario no se las puede dar por "muertas"), otros excluyen de esta etiqueta asentamientos que sufrieron alguna catástrofe natural por el mismo motivo que se excluyen las ruinas arrasadas de antiguos imperios (no serían "fantasmas" si no dejan rastro), también hay quienes descartan las ciudades de reciente creación que aun no han atraído suficiente población, como sería el caso de Seseña, en Toledo, o de las ciudades fantasmas chinas que veremos en próximos capítulos.

Son muchos los motivos por los que una ciudad próspera y funcional puede acabar quedando deshabitada, desde desastres naturales o humanos hasta cambios socio-económicos globales o locales. En la mayoría de los artículos, este tema se suele zanjar con un buen "top 10 ciudades abandonadas", sin embargo resulta mucho morboso e ilustrativo repasar las distintas causas que provocaron su declive. A lo largo de las próximas publicaciones trataremos de crear una pequeña guía de cómo destruir tu ciudad dejando su alma en pena atrapada en este mundo...


CAPÍTULO I: DESASTRES NATURALES

Son quizás el primer motivo que nos viene a la cabeza al imaginar una ciudad abandonada, y sin embargo, no es tan frecuente como cabría pensar. Al poblar un nuevo territorio, siempre hay un balance entre riesgos (un volcán activo por ejemplo) y beneficios (sus laderas son muy fértiles), este balance ayuda a decidir cada nuevo emplazamiento. Sin embargo, las condiciones iniciales con las que se creó el asentamiento pueden cambiar con el tiempo, ya sea porque desaparecen los alicientes (se agota un yacimiento por ejemplo) o bien porque surge un nuevo escenario económico o social, el modo en que evolucionen y se adapten a estos cambios determinará qué ciudades perduran y cuales terminan abandonadas. En el caso de las ciudades fantasmas afectadas por desastres naturales no se suele cumplir este patrón, muchas no conocían todos los riesgos de su ubicación, y en la inmensa mayoría de los casos tampoco tuvieron ningún margen para adaptarse.


Volcanes:

Los restos de Pompeya y Herculano nos permiten reconstruir como era una ciudad romana

La primera ciudad que nos viene a la mente al hablar de volcanes es sin duda Pompeya, la famosa ciudad romana enterrada por las cenizas del Vesubio una mañana de Agosto del año 79. Esta catástrofe alcanzó a las ciudades de Pompeya, Herculano y Estabia, así como otras zonas circundantes, que quedarían completamente sepultadas bajo una lluvia de ceniza volcánica y rocas ardientes en cuestión de minutos. La población de Pompeya y Herculano era de entre 16.000 y 25.000 personas, de las cuales se han encontrado los restos de unas 2000 personas, sin embargo el número total de fallecidos sigue siendo una incógnita hoy en día. Siendo estrictos, ambas ciudades fueron muertas y enterradas, hasta el siglo XVIII no serían desenterradas; afortunadamente, la causa de su destrucción también permitiría su conservación en perfecto estado, en la actualidad son unas de las ciudades más antiguas y mejor conservadas del mundo.

Sin embargo, no hay que retroceder tanto para encontrar sucesos muy similares. Te Wairoa, en Nueva Zelanda, es conocida como "la aldea enterrada" desde 1886, cuando una erupción en el monte Tarawera la dejó completamente sepultada.

En Colombia, el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción en 1985, arrasando a su paso la ciudad de Armero donde murieron aproximadamente 23.000 personas. Desde entonces nadie vive allí; los saqueos posteriores se llevaron hasta los cadáveres del cementerio, por lo que no es disparatado afirmar que ni siquiera los muertos hallaron descanso en esta región de nefasto recuerdo. La tragedia supuso más del 2% del PIB de Colombia y Armero nunca más sería reconstruida. Hoy en día se considera "tierra santa" después de que el Papa Juan Pablo II la bendijese y recientemente se ha estrenado una película sobre la tragedia con motivo del 35 aniversario.

Una mujer reza en una tumba junto a los restos de Armero

Chaitén (en Chile) era la antigua capital de la provincia de Palena. En mayo de 2008, los 3347 habitantes de la ciudad tuvieron que huir a la carrera cuando un volcán cercano entró en erupción por primera vez en más de 9.000 años. En los días posteriores, una riada de escombros y fango conocida como "lahar" sepultó toda la ciudad enterrando las esperanzas de sus habitantes de volver a su hogar. Estas peligrosas coladas fluyen muy rápido destrozando todo a su paso y constituyen uno de los riesgos más imprevisibles en regiones volcánicas. A día de hoy la mayor parte de la ciudad sigue enterrada bajo las cenizas a pesar de los esfuerzos del gobierno por recuperarla.

La ciudad de Plymouth, en la isla caribeña de Montserrat, se volvió inhabitable debido a la ceniza originada de una erupción del volcán Soufrière Hills. Plymouth era la única puerta de entrada a la isla y a pesar de su intensa y letal actividad volcánica, inicialmente sus habitantes se resistieron a abandonarla. En 2010 una serie de erupciones obligaron a desalojar la ciudad; tras la evacuación, la amenaza se consideraba mínima, pero pocas semanas más tarde, ríos de gas caliente y lluvias de ceniza por toda la isla, provocaron un pánico generalizado entre sus residentes. La lava y el flujo piroclástico cubrieron toda la ciudad provocando 19 muertes; erupciones posteriores sepultaron el 80% de la superficie con un denso manto de cenizas, arruinando los cultivos y convenciendo a sus residentes de que en esa isla no tenían ningún futuro. Actualmente, es la única ciudad fantasma que además es la capital de un territorio político moderno; aunque este territorio sea el país menos visitado del mundo (unos 9000 turistas al año)

Plymouth bajo la colada volcánica

En la Antártida también hay asentamientos sepultados por volcanes, por increíble que parezca... La base de Whalers Bay, en Isla Decepción, fue creada en 1906 por una compañía noruego-chilena, en 1914 ya eran trece las factorías asentadas en la zona, todas dedicadas a la industria ballenera. Sin embargo la estación dejó de ser rentable durante la  Gran Depresión, en el año 1931 pasó a estar completamente abandonada y en 1969 una erupción volcánica terminó de borrarla de la faz de la Tierra.

El caso más reciente sería el volcán Cumbre Vieja, en isla de La Palma (España) que ya ha sepultado poblaciones como Los Campitos, Todoque o Triana mientras amenaza a otros núcleos cercanos del municipio de Tazacorte.


Terremotos:

La ciudad de Ani fue la capital del reino armenio entre los años 961 y 1045 d.C. Esta ciudadela medieval estaba fuertemente fortificada, situada en una ubicación estratégica entre el barranco del río Akhurian (al este) y el valle de Tsaghkadzor (al oeste), se trataba de un enclave prácticamente inexpugnable desde donde se gobernaba toda la Armenia actual y gran parte del este de Turquía. 

Ani era famoso por su arquitectura, desde fortificaciones militares hasta elaboradas iglesias y palacios, de hecho era conocida como la "Ciudad de las 1001 iglesias". También era una parada relevante en numerosas rutas comerciales, esta mezcla de distintas culturas y viajeros hizo de Ani una ciudad próspera y cosmopolita que rivalizaba con Damasco y Constantinopla. 

Sin duda el planteamiento era correcto, una ciudad moderna y a prueba de invasores desde la que administrar la región, sin embargo había algo para lo que sus habitantes no estaban preparados. En 1319, un poderoso terremoto causó daños incalculables en toda la ciudad, derribando torres y arrasando gran parte de las edificaciones hasta los cimientos. Sus más de 200.000 habitantes murieron en el terremoto o huyeron poco después, dejando Ani en un estado de abandono del que nunca se recuperaría. Hoy en día se pueden encontrar las ruinas de esta capital olvidada en la provincia turca de Kars, cerca de la frontera con Armenia.

Por supuesto, también existen casos mucho más recientes y conocidos, como el terremoto que sacudió al condado de Wenchuan, en China. El 12 de Mayo de 2008, un sismo de magnitud 8.0 arrasaba gran parte de la provincia de Sichuan, cobrándose casi 70.000 vidas a las que se sumarían 18.500 desaparecidos durante los días posteriores. El terremoto fue el segundo mayor de la historia de China (tan solo detrás del terremoto de Tangshan de 1976, que provocó la muerte de unas 250.000 personas). A las 14:28 (hora local) la tierra tembló con gran violencia provocando deformaciones en la superficie de hasta 3 metros, el terremoto y sus réplicas se pudieron sentir en lugares tan lejanos como Beijing o Shanghai.

El epicentro se localizaba en Wenchuan, a tan solo 90 Km de Chengdu, la ciudad más grande afectada. Allí el temblor se sintió durante 2 o 3 angustiosos minutos, pero la devastación que causó fue total; el colapso de dos edificios en la escuela secundaria de Wenchuan causó la muerte de más de 1.300 estudiantes que estaban en clase en ese momento. Por si fuera poco, Chengdu estaba ubicada en la línea de falla, lo que la hizo especialmente propensa a sufrir las numerosas réplicas posteriores; una de ellas, el 1 de agosto de 2008, alcanzó una intensidad de 6,1 Mw y causó todavía más víctimas.

A raíz del terremoto, se estima que 4,8 millones de personas se quedaron sin hogar, ciudades como Beichuan quedaron completamente desiertas y con el 80% de sus edificios destruidos o dañados sin ninguna posibilidad de reparación. El gobierno chino prometió invertir 1 billón de yuanes (146.500 millones de dólares) en el proceso de reconstrucción, pero ese ímpetu inicial se fue diluyendo con el tiempo, mientras los centros de población más grandes de Sichuan seguían su lento deterioro, deshabitados y en ruinas.

Finalmente, la ciudad fantasma se conservó como parte del Museo del Terremoto de Beichuan. Durante los años posteriores, visitantes de toda China viajaron hasta aquí para mostrar su respeto a los miles de personas muertas en esta catástrofe natural, o para recorrer las calles vacías de lo que parecía un nuevo referente para los amantes del urbex. Sin embargo parece que el destino no estaba dispuesto a tolerar la existencia de esta ciudad, en 2013 una inundación arrasó toda la región acabando de borrar todo rastro de Beichuan.


Deslizamientos de tierra: 

La mayoría de los asentamientos humanos surgen de forma espontánea tratando de aprovechar las buenas comunicaciones, la cercanía a un recurso o su ubicación estratégica. Estas motivaciones no saben de estudios geológicos o de localización; es ilógico ubicarse en los fondos de valle fácilmente inundables por ejemplo, pero en muchos casos sus tierras fértiles y sus mejores comunicaciones compensan el riesgo. 

Esto explicaría la existencia de ciudades en relieves muy complicados, como la escarpada costa de las isla Sur y Port Craig, en Nueva Zelanda; gradualmente todas estas poblaciones acabarían siendo abandonadas debido a su peligrosidad, a sus habitantes no les compensaba jugarse la vida en sus empinadas laderas. Otras veces, en cambio, el abandono no es progresivo ni voluntario; un relieve en pendiente unido a un estrato geológico especialmente inestable pueden desencadenar movimientos de ladera con resultados dramáticos. 

Craco, en el valle de Cavone, Italia

Craco, es una aldea medieval en la región italiana de Basilicata con registros desde el año 1276 AC; durante la Edad Media fue una localidad próspera que llegó a albergar unos 2.500 habitantes, una universidad, cuatro palacios nobiliarios y una torre que todavía resiste en lo más alto de la ciudad. Su emplazamiento es cuanto menos peculiar, construida en lo más alto de una pequeña colina del valle de Cavone, la ciudad parece querer subir al cielo.

A partir de 1922, sin embargo, empieza un lento declive; gran parte fue abandonada en 1963 debido a un deslizamiento de tierra. Pocos años después, en 1975, quedaría definitivamente deshabitada después de que unos movimiento sísmicos destruyeran gran parte de las casas de Craco. El terremoto había sido causado por una falla cercana y toda la ciudad de Craco se asentaba sobre una colina de arena y arcilla que no resistiría otro temblor; ante lo irreversible de la situación, sus últimos habitantes optaron por marcharse.

La ciudad de Craco, hoy en ruinas, se ha convertido en un popular destino turístico, con circuitos que nos permiten dar un paseo desolador entre sus restos. Su privilegiada ubicación a 400 metros de altura sobre el valle, unido al aura de misterio que la caracteriza desde su abandono, han convertido a Craco en escenario recurrente de películas como 007: Quantum of Solace o La Pasión de Cristo.

Malabares con fuego en el minarete de Consonno (Lollo Riva 2013)

Sin llegar a salir de Italia podemos encontrar un caso muy similar en Consonno, una pequeña aldea que estaba llamada a ser una versión mediterránea de Las Vegas. En 1962, un empresario italiano llamado Mario Bagno, compró esta pequeña aldea con apenas 200 habitantes por unos 16.000 $ y acto seguido derribó todas las edificaciones existentes. Su intención era levantar un complejo de ocio moderno y futurista que hiciese de motor turístico para toda la región. 

Por desgracia diez años más tarde sus sueños quedaron sepultados por el barro y el lodo. En 1972 un deslizamiento de tierra destruyó el único camino de acceso al pueblo, sin posibilidad de mandar excavadoras ni material de obra a la zona afectada, el empresario terminó por arruinarse dejando como legado una aldea fantasma.

Deslizamiento de la ladera en Lemieux, 1993

La ciudad canadiense de Saint-Jean-Vianney, en Quebec, sufrió un deslizamiento de tierra el 4 de mayo de 1971, que arrasó 41 casas y mató a 31 personas. Los estudios posteriores mostraron que la ciudad estaba construida sobre un lecho de arcilla, así que desde entonces el gobierno canadiense se dedicó a hacer pruebas en otras ciudades para comprobar que no corrían riesgo. En una de estas muestras, descubrieron que la ciudad de Lemieux, en Ontario, estaba en una situación muy parecida: gran parte de la ciudad reposaba sobre un sustrato inestable de arcilla. En 1991 evacuaron toda la ciudad a pesar de las protestas de los lugareños; dos años después de la demolición del último de sus edificios, un deslizamiento de tierra arrasó la antigua ciudad y la arrastró hasta el río South Nation.


Clima extremo:

A lo largo de la historia encontramos bastantes ejemplos de asentamientos que acabaron abandonados debido a sus condiciones climáticas (sequías, lluvias torrenciales...) o a sus fenómenos meteorológicos (tifones, huracanes...).

En muchos casos no tiene sentido empeñarse en vivir en un lugar cuyo clima te lo pone tan complicado, numerosas bases científicas en la Antártida han sido abandonadas tras terminar sus proyectos. También hay muchos pueblos fantasmas en Groenlandia (como Etah o Ivittuut) o Siberia (Ušakovskoe, en la isla Wrangel). Son asentamientos que nacen con idea de aprovechar un recurso o realizar una tarea y sus habitantes suelen contar con abandonar ese emplazamiento hostil tan pronto como sea posible.

En el otro extremo encontramos ciudades con vocación de perdurar, incluso capitales regionales, que con el paso de los años comprueban que su emplazamiento fue un error.

Uno de los ejemplos más conocidos sería la ciudad de Bhangarh, en la India. Construida a finales del siglo XVI entre las ciudades de Delhi y Jaipur, en el estado de Rajasthan, llegó a ser una de las ciudades más prósperas del país, sin embargo hace 400 años que está abandonada y hoy en día se la considera una ciudad fantasma …y embrujada. No sabemos a ciencia cierta los motivos concretos de su abandono, de hecho, durante mucho se tiempo se especuló con una posible conquista. Sin embargo, el buen estado de los edificios y de las murallas (prácticamente intactas) no parece indicar la existencia ningún conflicto bélico relevante. La teoría más sólida en la actualidad es que un desastre natural fue el principal responsable del declive de toda esta región.

Lo único que sabemos sobre este lugar son leyendas, la más extendida dice así: La ciudad fue construida en 1573 durante el reinado de Bhagwant Das, un poderoso maharajá. Para elegir su emplazamiento, el monarca decidió consultar a un oráculo local, Balu Nath, quien le indicó el lugar más adecuado con una sola condición: los edificios de la ciudad no debían hacer sombra a su modesta vivienda, situada a las afueras de la ciudad; de lo contrario, una gran desgracia caería sobre la ciudad y sus habitantes. 

El reinado del marajá fue próspero y pronto la ciudad alcanzaría los 10.000 habitantes, muchos de ellos llegaban atraídos por la riqueza de su arquitectura y la prosperidad de toda la región. Tras la muerte de Bhagwant Das, su hijo Chhatr Singh le sucedió en el trono continuando con el lujo y la ostentación de su padre. El problema es que Chhatr Singh no conocía, o no quiso recordar, el mandato del oráculo; cegado por la codicia, construyó nuevos edificios cada vez más altos hasta que una calamidad desoló toda la ciudad. Historia o mito, lo cierto es que para el año 1630, Bhangarh ya no era el centro administrativo de la región. Tan solo una pequeña parte de la población seguía buscándose la vida entre los restos de una ciudad condenada; los pocos que sobrevivieron a la catástrofe dejaron Bhangarh para nunca más volver tras una terrible hambruna en 1783.

Actualmente se pueden visitar los restos de su palacio, la mezquita y los majestuosos templos que dedicaron a las principales deidades hindúes: Shiva, Lavina Devi y Gopinath. Muchos de sus edificios resisten el paso de los siglos con un relativo buen estado de conservación. El inexplicable abandono de esta lujosa ciudad con todos sus edificios intactos (nadie se ha atrevió a reutilizar la piedra) ha contribuido en gran medida a su fama de ciudad maldita. Incluso hoy en día, está terminantemente prohibido acceder a la ciudad fantasma de Bhangarh después del anochecer; los lugareños afirman que los espíritus se reúnen en Bhangarh por las noches y que cualquiera que esté allí una vez que anochezca, jamás regresará.

La postura oficial del gobierno indio se resume en un cartel en la entrada: "Está terminantemente prohibido rebasar los límites de Bhangarh después del atardecer  y antes del amanecer. Se tomarán acciones legales contra cualquiera que no siga estas instrucciones". El miedo a esta ciudad encantada y sus misteriosas noches se puede apreciar incluso en la legislación local, con normas que prohíben dejar a los animales pastando en el exterior tras la puesta del sol.

Dhanushkodi, en la isla Pamban (India)

No es ni mucho menos el único caso de ciudad abandonada en la India, un país bastante propenso a los climas hostiles...  Dhanushkodi es, o mejor dicho, era un pequeño poblado ubicado en el extremo sur de la isla Pamban, también en la India. En 1964 fue destruida durante el ciclón Rameswaram y desde entonces permanece deshabitada.

A pesar de estos dos ejemplos, no es frecuente que una ciudad hecha y derecha se de por vencida tras un fenómeno meteorológico puntual. Generalmente hay que minar la moral de sus habitantes, hacerles ver que todo el tiempo que resistan allí están condenados a repetir el mismo drama una y otra vez... y ahí es donde dos catástrofes naturales destacan: las sequías y las inundaciones


Sequías:

A mediados del siglo XVI, Akbar el Grande se había propuesto edificar una nueva ciudad para su creciente imperio, la nueva urbe debía ser la capital del Imperio Mogol, por lo que no escatimaron esfuerzos. Como era tradición, Akbar consultó a los profetas, astrólogos y sabios de su corte para encontrar el emplazamiento más adecuado. El lugar elegido fue Sikri, a casi 40 kilómetros de Agra (donde años más tarde se edificaría el Taj Mahal).

La ciudad se llamaría Fatehpur Sikri que significa "Ciudad de la Victoria" y debía demostrar todo el poder del emperador. Tras años de obras, en 1585 la ciudad estaba en su máximo su apogeo; en esa época era más grande y poblada que Londres y contaba con murallas, mezquitas, templos, un imponente palacio imperial... y una entrada (llamada Bulland Darwaza) con un pórtico de 50 metros de altura que era (y sigue siendo) uno de los más grandes del mundo.

Sin embargo, había algo que los profetas y los sabios no habían contado a Akbar, esta región sufría fuertes sequías periódicas que desolaban la zona. Tras varios intentos fallidos de llevar agua hasta este emplazamiento, la ciudad fue abandonada 17 años después de haberla acabado. 

Durante siglos, Fatehpur Sikri fue un lujoso capricho abandonado a su suerte, sucesivos saqueos desvalijaron todos sus tesoros. A pesar de ello, la estructura de la antigua ciudad se conserva intacta y hoy en día es un importante destino turístico y una inestimable fuente de ingresos para los 40.000 habitantes que viven en la nueva Fatehpur Sikri.

Hoy en día seguimos encontrando casos similares, en Australia del Sur, la ciudad de Farina fue abandonada a su suerte por sus habitantes tras años de sequías y tormentas de polvo.


Inundaciones:

Si la falta de agua puede terminar por asfixiar una comunidad, el exceso tampoco resulta un plato de buen gusto. La ciudad de Pattonsburg, en Missouri, fue fundada en 1845. En su breve historia, el pueblo se inundó más de 30 veces; finalmente, en 1993 y tras sufrir dos inundaciones consecutivas, sus resignados habitantes decidieron mudarse a un lugar menos propenso al drama. Con la ayuda del Gobierno, toda la ciudad fue reconstruida con el nombre de Nueva Pattonsburg a 4,8 kilómetros de distancia de la vieja Pattonsburg, que desde ese año quedaría deshabitada. 

Algo parecido sucedió en Kelso, en Nueva Zelanda; la ciudad tuvo que ser abandonada tras inundarse numerosas veces en el transcurso de unas fuertes lluvias...

Así se mueve los pueblos de Estados Unidos en la actualidad

En Villa Epecuén (Argentina) se combinaron la intervención humana con una imprevisible anomalía climática dando lugar al desastre perfecto. Villa Epecuén era un centro turístico boyante con unos 1500 habitantes y que albergaba más de 200 empresas, su principal reclamo era el lago de agua salada Epecuén, que al igual que en muchos otros casos fue el origen y el final de este asentamiento. 

En 1985, un patrón meteorológico anormal provocó la formación de un seiche, una onda estacionaria en un espacio cerrado, que terminó por romper la presa de la ciudad. Durante los siguientes 20 días, Villa Epecuén sufrió un efecto dominó que terminó con la ciudad totalmente sumergida bajo 10 metros de agua altamente corrosiva. Se necesitaron otros 25 años para que las aguas retrocediesen y la antigua ciudad volviese a ser visible. Hoy en día, el silencio reina en Villa Epecuén, sus únicos habitantes son carrocerías oxidadas y árboles nudosos mientras que sus calles siguen desiertas a pesar de las iniciativas que cada cierto tiempo plantean recuperar este espacio.

El silencio reina en Villa Epecuén
Continuará...

+info: Wikipedia