Pando, el "gigante temblón" |
La definición vulgar de lo que es un árbol parece sencilla pero en realidad, todo es algo más complicado de lo que parece, hay ejemplos en los que la barrera del individuo se difumina y no resulta tan sencillo diferenciar lo que es un organismo individual y lo que solo son partes de una entidad mayor. .
La clonación vegetal o reproducción asexual es común en muchas plantas y es un mecanismo que permite a algunos individuos hacer copias exactas de sí mismos indefinidamente. Algunos de estos árboles no tienen porqué morir, al igual que el barco de Teseo, van renovando las partes envejecidas tantas veces como sea necesario (normalmente el tronco y las ramas sometidos a la intemperie) ¿Sigue siendo el mismo individuo?.
Las colonias clonales complican todavía más esta distinción, en estos casos un solo individuo puede hacer miles de copias idénticas de si mismo que compartirían sus mismas características, raíces y destino; hablar de "individuo" o de "individualidad" en estos casos es complicado.
Como ocurre con todas las especies de plantas y hongos de larga vida, cualquier parte individual de una colonia clonal vive solo una fracción muy pequeña de la vida total de la colonia (en el sentido de metabolismo activo). Algunas colonias clonales pueden estar completamente conectadas a través de sus sistemas de raíces, mientras que otras no están realmente interconectadas, pero son clones genéticamente idénticos que poblaron un área a través de la reproducción vegetativa.
Old Tjikko - Dalarna, Suecia |
Old Tjikko es un abeto que crece a 950 metros de altura sobre el nivel del mar, en lo alto de una montaña del Parque nacional de Fulufjället, Provincia de Dalarna, Suecia. Se trata de una pícea de Noruega (Picea Abies) de 9558 años de antigüedad, que con sus apenas 5 metros de altura contempla el devenir del planeta desde la Edad de Hielo.
El tronco de Old Tijjko fue descubierto en 2004 por el profesor de fisiografía Leif Kullman, quien le puso el nombre en homenaje a su perro, un husky fallecido recientemente. Durante miles de años, este árbol permaneció en forma de arbusto debido a las condiciones extremas del lugar en el que vive; sin embargo durante el último siglo se ha desarrollado de forma normal hasta alcanzar los 5 metros de altura, algo que su descubridor no duda en atribuir al calentamiento global.
El viejo Tjikko es un tipo de árbol clonal, los cuales se caracterizan por formar colonias de árboles idénticos que comparten un mismo ADN. El tronco de este árbol sólo puede vivir unos 600 años antes de morir para dar paso a una nueva corteza; sin embargo, las raíces de este abeto sueco se han expandido bajo tierra durante miles de años generando un nuevo tallo cuando era necesario. Por este motivo, aunque parte de Old Tjikko nos acompaña desde los albores de la humanidad, el árbol que vemos en el exterior es relativamente joven, apenas unos pocos cientos de años.
La edad del árbol se ha determinado mediante datación por radiocarbono del sistema de raíces, donde se hallaron muestras de 375, 5660, 9000, y 9550 años. La datación radiocarbónica no es suficientemente precisa como para datar el año exacto en que el árbol nació de una semilla (su primera germinación), pero con las muestras actuales podemos calcular que brotaría aproximadamente en el 7550 AC, unos 3500 años de que empezase la historia con los primeros registros escritos.
El árbol ha sobrevivido tanto tiempo debido un proceso de esqueje, el tronco del árbol puede morir cuantas veces sea necesario y siempre aparecerá un tallo nuevo mientras el sistema de raíces permanezca intacto. El tronco de Old Tjikko no vivirá más de 600 años, pero renacerá de nuevo cual ave fénix.
Con sus más de 9500 años, Old Tjikko es el individuo vegetal clonado más antiguo del mundo, o si se prefiere, el árbol clonado más longevo. No obstante, el mundo de los clones es fascinante y existen otros mecanismos de propagación como el acodo, que dan lugar a auténticos ejércitos de clones. En este proceso, las ramas bajas de un árbol caen al suelo (debido a la acción del viento, la nieve...) y logran echar raíces dando lugar a nuevos árboles, idénticos al original. Además de permitir su rápida propagación, este sistema permite la creación de organismos muy longevos, colonias clonales (múltiples árboles idénticos conectados por un sistema de raíces común) que superan los 10.000 años de antigüedad.
+info: Old Tijjko - Micro-Relato
Pando - Bosque Nacional Fishlake, Utah, EEUU |
Pando parece un bosque, unos 47.000 troncos cubren 43 hectáreas del Bosque Nacional Fishlake, en el extremo oeste de la meseta del Colorado (Utah, Estados Unidos). Sin embargo los científicos consideran que, en realidad, Pando es un único organismo formado por miles de brotes clónicos.
Este bosque es conocido como "El gigante temblón" (The Trembling Giant) debido a que es una colonia clonal surgida a partir de un único álamo temblón (Populus tremuloides). Pando en latín significa “me expando”, y efectivamente, el nombre es de lo más adecuado ya que este organismo puede replicarse a través del sistema radicular dando lugar a nuevos tallos. Al igual que Old Tjikko, Pando lleva una vida célibe, algunos científicos especulan que no se ha reproducido sexualmente en más de 10000 años.
A partir de marcadores genéticos se ha determinado que todos los troncos forma parte de un único organismo milenario con un sistema masivo de raíces bajo tierra. Se estima que la planta pesa de forma colectiva aproximadamente unas 6615 toneladas, lo que la convierte en el ser viviente más pesado que habita la Tierra.
Además, el sistema radicular de Pando se considera uno los organismos más antiguos que existen; ninguno de estos clones vive más de 200 años, pero en conjunto tienen una edad estimada de 80.000 años. Las edades de las colonias clonales son estimaciones, a menudo basadas en las tasas de crecimiento actuales y limitadas por la evolución de su entorno. Estimar su edad contando anillos es imposible ya que muchas veces los troncos o tallos actuales suponen una fracción minúscula de su existencia.
Pando ha vivido y crecido durante decenas de miles de años y es el organismo más pesado del mundo (6,6 millones de kilos), sin embargo desde hace un siglo este crecimiento se ha detenido llegando incluso a menguar, tanto la superficie ocupada como el número de ramificaciones.
Desgraciadamente, Pando está muriendo. Muchos de los árboles viejos empiezan a fallecer y los ciervos y el ganado se están comiendo los nuevos brotes. Los problemas de Pando comenzaron con la expansión humana en la región, los cambios en el uso del suelo y el exterminio de especies como el lobo, propiciaron una invasión descontrolada de herbívoros que ya no tenían ningún depredador que controlase su población.
Algunas de estas especies como el ciervo mulo (Odocoileus hemionus) han convertido los nuevos brotes de álamo temblón en uno de sus manjares preferidos; muy pocos brotes sobreviven, con lo que Pando no puede renovarse. La población local de este ciervo con orejas parecidas a las de un mulo se ha disparado en las últimas décadas, desde que ya no hay lobos que mantengan estable su número.
En algunas áreas se han instalado vallas perimetrales para proteger a los álamos jóvenes, pero los peligros no sólo son locales. Otras causas de su declive podrían ser el cambio climático, la sequía y los insectos. Sea como sea, salvar al árbol más viejo del planeta depende de nosotros.
+info: Pando
King Clone - Creosote Rings Preserve, Lucerne Valley, California, EEUU |
King Clone es un anillo de arbustos de Creosote o Gobernadora (Larrea tridentata) que se encuentra en la Reserva de Anillos de Creosote de Lucerne Valley y Johnson Valley, en el centro del Desierto de Mojave. Esta colonia clonal de Larrea tridentata tiene un diámetro medio de 14 metros pudiendo llegar hasta los 20 metros y se estima que el anillo podría tener una edad de 11.700 años, siendo uno de los organismos vivientes más antiguos sobre la Tierra.
El Rey Clon fue identificado por Frank Vasek, un profesor de la Universidad de California, quien también estimó su edad. Vasek planteó la hipótesis de que el anillo de creosote fuera, en realidad, un solo organismo, algo común en los anillos de hadas (también conocidos como corros de brujas). Estos anillos se forman por un crecimiento diferencial de la vegetación producido naturalmente por distintas clases de hongos (más concretamente por sus micelios). Estos anillos crecen normalmente con un diámetro de unos 10 metros (aunque parece haber casos de hasta 800 metros) en bosques, prados, campos de cereales... Antaño ocupaban un lugar importante en la mitología europea, ya que se creía que eran puertas a reinos de las hadas, o lugares donde habían bailado duendes o brujas.
Posteriormente, Leonel da Silveira Lobo O'Reilly Sternberg (un estudiante de posgrado que trabaja con Vasek) documentó que las plantas del anillo tenían características similares. Vasek entonces utilizó dos métodos para estimar la edad del anillo, por un lado contó anillos y midió la distancia de crecimiento anual, y por otro utilizó la datación por radiocarbono en piezas de la madera encontrada en el centro del anillo, midiendo su distancia con otros arbustos vivientes. Ambos métodos arrojaron resultados similares que superaban los 10.000 años de edad.
También en California se encuentra un roble aun menos fotogénico, el Jurupa Oak, o Hurungna Oak es una colonia clonal de Robles de Palmer (Quercus palmeri) en las Montañas Jurupa en Crestmore Heights, Riverside, California. Se trata de un matorral formado por unos 70 tallos de un metro de altura que cubren un área de 25x8 metros. La colonia solo crece después de los incendios forestales, cuando de sus ramas quemadas brotan nuevos brotes; a pesar de ello, ha logrado sobrevivir durante 13.000 años a través de la reproducción clonal, lo que la convierte en uno de los árboles vivos más antiguos del mundo. El roble fue descubierto por el botánico Mitch Provance en la década de 1990.
Posidonia Oceánica - Formentera, Islas Baleares, España |
No podíamos terminar sin mencionar las praderas de Posidonia (Posidonia Oceanica) que se encuentran en las costas del mar Mediterráneo. En las Islas Baleares, entre la zona de Els Freus (Formentera) y Las Salinas (Ibiza), crece una pradera de 700 kilómetros de extensión con una enorme colonia de esta planta acuática. En 2006, un equipo de científicos españoles del CSIC y de Portugal, Caribe y Estados Unidos, encontraron un angiosperma Posidonia de ocho kilómetros de extensión; los científicos pudieron delimitar al ejemplar gracias a pruebas genéticas ya que se encuentra entrelazado con otras muchas especies.
La planta en cuestión se encuentra repartida por el fondo del mar con constantes hojas aflorando entre otras congéneres, se calcula que este angiosperma puede llevar viva desde hace 100.000 años. Según algunas estimaciones, esta colonia de Posidonia Oceanica tiene entre 12.000 y 200.000 años de antigüedad, algo difícil de justificar teniendo en cuenta que esta región probablemente estuvo por encima del nivel del mar hace 80.000 años.
Algunos ejemplares de Posidonia Oceanica en el Mediterráneo pueden ocupar enormes extensiones (hasta 8 Km en el caso de este clon en Formentera) y ser las plantas más longevas del planeta, con más de 100.000 años de edad. Pero la relevancia de estas praderas submarinas va más allá de lo anecdótico.
Este ecosistema está formado por medio centenar de especies de plantas submarinas que crecen hasta los 40 metros de profundidad en el zonas costeras; ocupa aproximadamente medio millón de kilómetros cuadrados (Km2) y es uno de los más valiosos por la biodiversidad que albergan y por las numerosas funciones que desempeña:
- Su capacidad de secuestrar CO2 (cerca de medio millón de toneladas al año solo en el mar Mediterráneo), las convierte en un sumidero de CO2 indispensable, el pulmón del Mediterráneo.
- Las praderas de Posidonia tienen una gran capacidad para retener sedimentos y filtrar partículas en suspensión, contribuyendo a mantener la transparencia del agua y a acelerar la sedimentación, alimentando a las playas con materiales.
Sin embargo, estas verdes praderas se encuentran en regresión a escala global, con una tasa de pérdida del 1-2% anual, cuatro veces superior a la de los bosques tropicales; en el Mediterráneo, esta cifra se eleva hasta el 5%... El calentamiento global, afecta doblemente a estas colonias: debido al aumento del nivel del mar que provoca su pérdida por erosión submarina, y debido al aumento de las temperaturas máximas que las somete a un estrés fisiológico que aumenta su mortalidad.
La degradación conlleva la pérdida de la biodiversidad que estos ecosistemas mantienen, agravando el problema de calentamiento global, ya que estos ecosistemas pasan a ser una fuente de CO2 cuando antes eran un sumidero.
Además, estas praderas submarinas son muy vulnerables al aporte de materia orgánica procedente de granjas de acuicultura, emisarios submarinos o vertidos desde embarcaciones, entre otras fuentes. El aporte de material orgánico fomenta la actividad microbiana, que consume el oxígeno presente en el sedimento y libera compuestos, como el sulfídrico, que son altamente tóxicos para las plantas. Las plantas que crecen en Baleares y gran parte de los trópicos, son especialmente sensibles al aporte de material orgánico porque apenas hay hierro que precipite estos sulfuros tóxicos. El lento crecimiento de estas plantas (2 cm/año) y su escasa producción de semillas hacen que las pérdidas sean irreversibles, ya que la recuperación de una pradera de Posidonia requiere varios siglos.
+info: Posidonia