17 noviembre 2023

Sitio de pruebas de Semipalátinsk - Kazajistán


En 1945, Harry Truman, el presidente de Estados Unidos, informaba al mundo de una nueva arma absurdamente destructiva que superaba todo lo visto hasta la fecha. Un mes después, el ejercito estadounidense borraba Hiroshima y Nagasaki del mapa matando al instante a 100.000 personas, a las que se sumarían muchas más los días siguientes debido a las heridas y secuelas. Inmediatamente Stalin encargó a su gobierno que construyera un arma nuclear soviética que pudiese hacer sombra a la estadounidense. 

Empezó así una alocada carrera en la que todos los gobiernos con acceso a la tecnología nuclear se empeñaron con esmero en destruir sus propios territorios, algunos de ellos paradisiacos. Sin una guerra declarada que lo justificase, EEUU centró sus pruebas en Nevada radiando a gran parte de su población.

Sitio de Pruebas de Nevada

Como ya vimos en la entrada sobre la prueba Trinity, el Sitio de Pruebas de Nevada fue durante muchos años el campo de ensayos atómicos más grande de Norteamérica. Ubicadas 105 kilómetros al noroeste de Las Vegas, estas instalaciones tiene una superficie aproximada de 3.500 kilómetros cuadrados. Entre los años 1951 y 1992, el ejército de EE.UU. realizó la friolera de hasta 928 pruebas nucleares. Si bien más del 90% de estas pruebas tuvieron lugar bajo tierra, eso no fue impedimento para que los hongos atómicos pudieran observarse a 150 Km de distancia. En Las Vegas, la "Ciudad del Pecado", las explosiones eran vistas como un espectáculo mediático más, una representación de la grandeza de EEUU que no desentonaba en la ciudad más brillante e iluminada del mundo.

Prueba nuclear en noviembre de 1951, las tropas observan el resultado a menos de 10 Km de distancia

Sin embargo, otras ciudades como St. Georg (en Utah) no lo veían tan divertido. Sus habitantes (que no consistían en turistas de paso) pronto empezaron a sufrir los efectos de la radiación que les traía el viento. Los casos de leucemia, cáncer de tiroides, de mama, melanomas y tumores cerebrales aumentaron considerablemente entre las décadas de 1950 y 1980.

Algunos investigadores como el doctor Carl J. Johnson, director del Departamento de Salud de Colorado, criticaron abiertamente estas pruebas nucleares y advirtieron al gobierno estadounidense de los potenciales y las consecuencias que podían tener.

En un estudio, Johnson aseguraba que las pruebas atómicas provocaron un aumento de los casos de cáncer entre las comunidades mormonas del sur de Utah. También afirmaba que las muertes de niños en el condado de Jefferson (Colorado) por culpa de la leucemia duplicaron la media nacional entre 1957 y 1962. No sirvió de nada, las detonaciones continuaron hasta dejar la zona llena de cráteres y pronto EEUU empezó a bombardear otros lugares.

El Sitio de pruebas de Nevada actualmente es patrullado por robots para impedir que nadie se cuele en el que probablemente sea el lugar más contaminado de Norteamérica

El Fallout o lluvia nuclear, es el material radiactivo residual que se envía a la atmósfera tras una explosión nuclear. Este material cae desde el cielo (Fall out) una vez que han pasado la explosión y la onda de choque. Se suele componer de polvo y cenizas radiactivas entre las que se encuentran materiales cancerigenos de vida media-larga. Estas partículas pueden tardar meses o años en asentarse y viajan largas distancias llevadas por los vientos. 

Se han producido lluvias radioactivas por todo el mundo; por ejemplo, tras el accidente de Chernobyl de 1986, la lluvia radioactiva posterior contaminó 20.000 km2 de tierra en Ucrania y Bielorrusia. En EEUU sin embargo la lluvia radioactiva no fue un accidente. Las continuas pruebas en Nevada provocaron fallouts durante décadas en gran parte del país; estas lluvias se acumulaban en la vegetación, incluidas frutas y verduras. Como resultado, la mayoría de la población ha sido expuesta al yodo-131, ya sea a través de lluvias radioactivas o por consumir vegetales o leche contaminada. 

Exposición al yodo-131 a raíz de las pruebas nucleares de Nevada

Islas Marshall

Otra región que quedó arrasada durante la Guerra Fría fueron los atolones estadounidenses del Pacífico. Entre 1946 y 1958, el ejército de Estados Unidos realizó 67 detonaciones de armas nucleares en las Islas Marshall, en el Océano Pacífico, convirtiendo este idílico lugar en su particular "retrete atómico".

El 1 de Noviembre de 1952, dio comienzo la "Operación Ivy", una serie de pruebas nucleares que comenzarían con la detonación de la primera bomba termonuclear de hidrógeno de la historia (Yvi Mike), en la isla de Elugelab, en el atolón de Eniwetok. El artefacto nuclear pesaba 75 toneladas y su fuerza explosiva era de 10,4 megatoneladas de TNT, 110 veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima. Una bola de fuego de 5 Km de diámetro pulverizó la laguna del atolón (de 1000 Km cuadrados), secándola por completo y lanzando cientos de millones de toneladas de agua y cal coralina a la estratosfera. En el “punto cero” de la explosión se alcanzó una temperatura equivalente a la del núcleo del Sol, unos 15 millones de grados. La isla quedó completamente arrasada, borrada del mapa; Elugelab que había sido descrita como "otra pequeña isla desnuda en el atolón" dejó de existir para siempre y fue reemplazada por un cráter de 15 pisos de profundidad.

La mayor de las detonaciones se produjo en 1954 en el atolón de Bikini, una prueba conocida como Castle Bravo, que se tradujo en un bombazo con un poder destructivo 1.000 veces superior al de las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. 

Como es lógico, toda esta región quedó irreversiblemente contaminada. Los niveles más altos de radiación se concentran en los atolones Bikini, Enewetak, Rongelap y Utirik. Según una investigación de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) realizada en 2019, los niveles de radiación que se registran en la actualidad en algunas de estas islas son mucho mayores que los de Chernobyl o Fukushima, impidiendo por completo el regreso de su población.

Mientras tanto Reino Unido llevaba a cabo experimentos para probar la eficacia de la tecnología nuclear en otras partes del mundo y Francia hacía lo propio en la Polinesia francesa. Los atolones de Fangataufa y Mururoa sufrieron 12 y 176 pruebas nucleares, respectivamente. ¿Y Rusia? Pues como era previsible, Rusia no se iba a quedar atrás...

Imagen coloreada de una detonación en el atolón Bikini.

Nueva Zembla

Muchas de las pruebas nucleares realizadas por Rusia durante la Guerra Fría tuvieron lugar en Nueva Zembla ("Tierra Nueva"), un archipiélago localizado en el ártico ruso que consta de dos grandes islas: Yuzhny ("isla meridional") y Séverny ("isla septentrional"), separadas por el estrecho de Mátochkin. En las pequeñas islas que componen esta región ártica se realizaron unas 224 pruebas nucleares entre 1955 y 1990. 

Una de ellas tiene el dudoso honor de ser la explosión más fuerte en la historia de la humanidad. El 20 de octubre de 1961, la URSS detonó la Bomba del Zar (Tsar Bomba) en el Sitio de pruebas de Nueva Zembla. Con una potencia de más de 50 megatones, este artefacto era la bomba de hidrógeno más potente que jamás se haya fabricado. Un arma ridículamente destructiva que pudo haber cambiado la historia de la humanidad. 

Inicialmente, la Bomba del Zar era una bomba de fusión de hidrógeno con tres etapas: fisión-fusión-fisión. Consistía en un mecanismo de fisión que al detonarse desencadenaba una reacción de fusión, y posteriormente, una detonación de fisión de un tampón de uranio que aumentaba notablemente el rendimiento de la bomba. La idea original era una versión "sucia" (detonada por uranio) que liberaría más de 100 megatones de potencia, pero afortunadamente fue modificada a última hora y el tapón de uranio se reemplazó por uno de plomo que absorbió gran parte de los neutrones generados por la fisión inicial, reduciendo su potencia e intensidad.

El resultado fue un ensayo relativamente "limpio", el 97% de la energía generada procedía de la fusión en vez de la fisión. Esto impidió que se generara una lluvia radiactiva posterior, como solía ocurrir con la mayoría de las bombas de fisión clásicas.

Si se hubiera lanzado la bomba inicialmente planeada, una inmensa región geográfica hubiese quedado contaminada durante miles de años con niveles letales de radiación. Se estima que la contaminación radiactiva provocada por la versión de 100 Mt habría supuesto el 25% de toda la radiactividad generada desde que se inventaron las armas nucleares. Además de ser tremendamente ineficiente (gran parte de la energía liberada escapa al espacio en forma de radiación), un arma de estas características hubiese matado en primer lugar a quien la utilizara, provocando una lluvia radiactiva de proporciones nunca vistas que contaminaría la mayoría de países pertenecientes al Pacto de Varsovia.

Con todo, la versión de la bomba que finalmente se empleó hubiese arrasado una ciudad del tamaño de Nueva York o Tokio en un parpadeo. Se calcula que la explosión fue 5 veces mayor que la de Castle Bravo y unas 3.125 veces más potente que la provocada por la bomba Little Boy, lanzada el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima. La energía luminosa fue tan poderosa que pudo ser vista a 1000 km de distancia con el cielo nublado. La onda de choque dio tres vueltas a la Tierra destruyendo todo cristal en 900 Km a la redonda. La nube del hongo atómico se elevó hasta una altitud de 64.000 metros antes de estabilizarse. La energía térmica fue tan grande que la ola de calor habría provocado quemaduras de tercer grado a cualquier animal o persona que se encontrara a 100 km de la explosión.

Debido a su enorme tamaño, esta bomba no era práctica para su uso real en combate y a duras penas podía ser aerotransportada. Fue creada sobre todo con motivos propagandísticos y de investigación científica. Solo podía ser transportada por un bombardero modificado (un Tupolev Tu-95) y pintado con un revestimiento blanco altamente reflectante para que la onda de choque térmica no destruyese al avión.

Semipalátinsk

Pero sin duda el lugar peor parado en esta necia carrera sería una remota región de la estepa kazaja, en Asia Central. El sitio de pruebas de Semipalátinsk, también conocido como "El Polígono", fue la principal instalación de experimentos atómicos de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Con un tamaño equiparable al de Bélgica, no solo era la instalación de pruebas nucleares más importante de la Unión Soviética, si no también la más grande que ha existido en todo el mundo 

Los detalles concretos sobre el programa nuclear de la URSS en esta región aún se desconocen porque los documentos no han sido desclasificados, pero sabemos que en este remoto lugar de Kazajistán se llegaron a detonar 456 bombas atómicas en un periodo de 40 años. A pesar de esta apretada agenda (prácticamente diez pruebas por año) y de que no había ninguna intención de ocultarlas, las autoridades soviéticas nunca advirtieron a los lugareños sobre las pruebas que estaban programadas o sobre los peligros que implicaban.

Lo que hace diferente a Semipalátinsk de cualquier otro centro de pruebas nucleares es que se trata del único sitio donde las personas siguieron viviendo antes, durante y después de las pruebas. Hasta su cierre en 1991, las detonaciones continuaron mientras los pastores kazajos se sentaban en las colinas para admirar cómo se teñía de colores el cielo. 

Semipalátinsk es quizás el sitio menos fotogénico de todo este blog

Semipalátinsk, en la república de Asia Central, era una región que tenía cierto significado sagrado para los kazajos. Su estepa, sus colinas, los bosques de pinos y el río Irtysh suponían un ecosistema único y complejo que fue la cuna de muchos escritores, poetas y músicos.

No era una región sencilla, de hecho la dureza del terreno fue uno de los motivos por los que el zar Nicolás I desterró a este inhóspito lugar al escritor Fiódor Dostoyevski en 1854. A pesar de sus duras condiciones, la ciudad de Semipalatinsk, a 120 kilómetros del sitio de pruebas, prosperaba gracias al comercio llegando a albergar una comunidad multiétnica de 120.000 personas.

En 1917, los líderes locales establecieron un gobierno autónomo llamado "Alash Orda" con el que pretendían lograr cierta independencia frente al creciente control ruso sobre Asia Central. Los bolcheviques les dieron un plazo de tres años para rendirse, pasado el plazo, los líderes fueron arrestados y ejecutados.

Toda esta riqueza histórica y cultural no supuso ningún impedimento cuando los líderes soviéticos eligieron este remoto lugar para probar su primera bomba atómica. Tampoco tuvieron que preocuparse por la opinión de una población local que no tenía ni idea del uso que se le iba a dar a las nuevas instalaciones. 

Un museo de Kurchátov expone con orgullo los hongos atómicos de las pruebas.

En principio, la zona fue elegida por su geografía, por su cercanía a Moscú (en comparación con Siberia) y, porque según Lavrenti Beria, el jefe del proyecto soviético para la bomba atómica, "era un lugar prácticamente deshabitado". Pero la realidad es que Semipalátinsk no estaba ni mucho menos deshabitado, en 1947 vivían unas 700.000 personas en sus alrededores.

El 29 de agosto de 1949 la Unión Soviética probaba su primera bomba atómica: los lugareños escucharon un gran rugido seguido de un temblor de tierra, las paredes de arcilla se resquebrajaron, las ventanas estallaron en mil pedazos mientras una enorme hongo atómico se alzaba en el cielo. La nube radiactiva cubrió todos los asentamientos cercanos a medida que se alejaba del epicentro.

Ese fue el comienzo de más de 450 pruebas nucleares a lo largo de cuarenta años. Durante muchos años, los habitantes de "El Polígono" eran examinados periódicamente por médicos del ejército soviético, que empezaron a detectar extrañas enfermedades. Hubo una epidemia de cáncer y muchas personas, incluyendo familias enteras con niños, se suicidaron. Como relata  Nurzhan Esenjolov, un empleado del Ayuntamiento de Semey:

"uno oía hablar sobre suicidios todo el tiempo; la gente se quitaba la vida ahorcándose o saltando desde un puente. No hay evidencia que pruebe una conexión directa entre esos incidentes y los ensayos en el sitio, pero la gente en las aldeas acabó acostumbrándose a los frecuentes suicidios”

La cercana ciudad de Kurchátov, desde donde se coordinaban las pruebas de Semipalátinsk, recibe su nombre del líder del programa atómico soviético: Ígor Kurchátov.

Ejercicios militares:

Los raros intentos de los gobernadores locales de buscar ayuda para su región no dieron ningún resultado, es más, los mandos militares siempre negaron que las pruebas fueran perjudiciales para la población local. Quizás sea iluso exigirle al gobierno soviético más consideración con la población local cuando algunas de las pruebas de Semipalátinsk consistían en poner en serio riesgo a su propio ejercito.

El 10 de septiembre de 1956 se llevó a cabo un ejercicio militar para poner a prueba el desembarco de tropas aerotransportadas en un área contaminada tras una explosión nuclear. El ejercicio fue un ensayo de un asalto aéreo táctico tras un ataque nuclear, los soldados debían resguardar la zona hasta que llegasen el resto de las tropas del frente. La idea era estudiar el tiempo y distancia mínimos para poder realizar un despliegue de tropas en una zona radiada. Y qué mejor manera de probarlo que detonar una bomba nuclear y mandar 1500 soldados al lugar de la explosión.

Durante los meses previos todo el personal que iba a participar en el ejercicio asistió a una serie de pruebas nucleares, incluyendo la detonación de un dispositivo termonuclear de 900 kilotones, un modo como cualquier otro de ir calentando motores.

El día de la prueba, a las 9:00 de la mañana, un bombardero Tu-16 soltó una bomba de 38 kilotones en el área P-3 del sitio de pruebas. Numerosas ventanas en la cercana ciudad de Kurchátov y en otras localidades a más de 100 km de distancia saltaron hechos pedazos.

Amir Kairanov nació y creció cerca del sitio de ensayos de Semipalatinsk. Actualmente trabaja en el Centro Nacional Nuclear que se abrió en Kurchatov tras el cese de las pruebas.

25 minutos después de la explosión, un grupo de análisis químico-radioactivo se dirigió a la zona cero para determinar los niveles de radiactividad. Tras un breve análisis, estimaron que se podía aterrizar a unos 650-1000 metros de distancia del epicentro, donde los niveles de radiación estaban entre 0,3 y 5 R/h.

43 minutos después de la explosión llegaban todas las tropas aerotransportadas: 272 unidades aerotransportadas en 27 helicópteros MI-4, un grupo de paracaidistas, distintos pelotones armados con artillería, cañones, morteros... Todos habían sido instruidos sobre los efectos de la explosión nuclear y en teoría contaban con todo el equipo de protección personal necesario. Para evitar que absorviesen partículas radiactivas se les retiraron antes del ejercicio toda la comida, agua o cigarros.

50 minutos después de la explosión los helicópteros se retiraron para ser descontaminados. Los soldados entraron al area designada y se atrincheraron durante dos horas en las que estuvieron simulando un ataque enemigo. Al finalizar el ejercicio los soldados abandonaron la zona para ser descontaminados junto con su equipo militar.

Actualmente, el "polígono" es una estepa inmensa y arrasada, pero hace 70 años, todo era muy diferente. Los militares construyeron calles, puentes e incluso un metro para estudiar los efectos de las explosiones nucleares.

El fin del Polígono

A finales de los 80s, los problemas económicos y sociales llevaron al colapso de la URSS. El ex presidente Mijaíl Gorbachov permitió cierta libertad política y de prensa; en este contexto, en 1989, se hace pública una información sobre la contaminación radiactiva en Semipalatinsk que desataría protestas por todo el país. 

Nace entonces el Movimiento Antinuclear Nevada-Semipalátinsk, que demanda el cese inmediato de las pruebas nucleares. Durante dos años, la gente se manifestó contra las pruebas y el gobierno kazajo exigió a Moscú que pusiera fin a las pruebas nucleares. Dos de sus principales impulsores fueron el poeta Olzhas Suleimenov y el activista Karipbek Kuyukov, quienes logran que el movimiento adquiera cierta relevancia a nivel internacional.

Presionada por sus ciudadanos y por la comunidad internacional, la URSS decide cancelar gran parte de las pruebas nucleares que tenía programadas para 1990.

El 29 de agosto de 1991, el presidente kazajo Nursultan Nazarbayev cierra de forma oficial Semipalátinsk. Pocos meses más tarde, Kazajistán declara su independencia y renuncia de forma voluntaria a uno de los mayores arsenales nucleares de todo el mundo: 110 misiles y cerca de 1.200 ojivas nucleares que habían heredado tras el colapso de la URSS.

Sin embargo los problemas de Semipalátinsk estaban lejos de terminar. La retirada de las tropas soviéticas tuvo tremendas consecuencias socioeconómicas en esta región. Un escaso contingente de 500 soldados kazajos se quedó al cargo de la seguridad de las instalaciones. Los habitantes de la región comenzaron entonces a desmantelar y vender por partes las infraestructuras abandonadas por el ejercito soviético, quedando expuestos a la radiación. Incluso el director de "El Polígono" fue despedido en 1993 tras confirmarse que traficaba con equipamiento militar.

A la recesión económica se sumaron los problemas de salud, que lejos de cesar tras las pruebas nucleares, cada vez se hicieron más evidentes. 

Secuelas:

Tras el cierre del Sitio de Semipalátinsk, el legado atómico de este centro sigue afectando a la población tres décadas después de la última explosión. A diferencia de otras catástrofes como Chernóbil o Fukushima, la gente que vivía aquí estuvo expuesta al impacto crónico de la radiación de forma continuada. Miles de personas habían estado expuestas a cientos de detonaciones nucleares entre los años 1949 y 1989, con un promedio de casi una explosión al mes.

A pesar de que los científicos de Kazajistán se han dedicado a limpiar el terreno durante casi treinta años, el nivel de radiación sigue estando muy por encima de lo normal y en las zonas aledañas siguen naciendo niños con mutaciones genéticas. Una Universidad Médica local cuenta con una colección de bebés con anomalías; sin embargo, nadie se atreve a relacionar estos problemas con las pruebas nucleares.

Las primeras personas expuestas a la radiación en Semipalátinsk sufrieron nauseas, mareos o enfermedades. Sin embargo, a medio y largo plazo, los efectos empezaron a ser cada vez más visibles. La población local empezó a enfermarse y morir joven. Las mujeres sufrieron abortos espontáneos, embarazos complicados y muertes fetales. Los bebés nacían con deformaciones, sin extremidades, con síndrome de Down o con otras discapacidades relacionadas con la exposición a la radiación. El número de suicidios aumentó, especialmente entre adolescentes y jóvenes. A los médicos ya no se les permitía diagnosticar cánceres, a pesar de ello hay estudios que confirman que en las zonas adyacentes al sitio de pruebas, los tumores malignos en la tiroides y la sangre son de 10 a 15% más frecuentes que en otras regiones de Kazajistán.

La mayoría de la población no tenían acceso a una sanidad pública, por lo que muchos se resignaban pensando que su cuerpo se acostumbraría a la radiación o trataban de combatir los síntomas con vodka.

Por si todo esto fuera poco, la radiación también altera los cromosomas de un individuo, por lo que la carga genética puede pasar a la siguiente generación. Es una forma perversa de contaminación que no solo te deja un entorno radioactivo, si no que además se puede transmitir hasta cuatro generaciones, da igual donde huyas. De este modo, un bebé nacido en cualquier lugar del mundo podría tener secuelas o malformaciones por culpa de los amaneceres artificiales que su bisabuelo veía en una pradera de Kazajistán. Karipbek Kuyukov es un gran ejemplo de esta maldición. En una entrevista a BBC explica las consecuencias de años de pruebas sin control:

"Nací sin brazos. Mi madre se quedó en shock, fue muy difícil para ella. No fue capaz de mirarme en tres días". 

Nacido en 1968, Kuyukov es hijo de una pareja de pastores nómadas que fue evacuada por el ejército soviético horas antes del lanzamiento de una de tantas bombas nucleares.

"En aquella época mi madre era joven y contaba que subía a las colinas a contemplar los lanzamientos. Decía que era un espectáculo hermoso, que comenzaba con un destello y terminaba con el ascenso hacia el cielo de una especie de hongo. Segundos después se hacía de noche".

Actualmente Kuyukov pinta cuadros con la boca y es un reconocido activista que lucha por ser la última víctima de estas pruebas nucleares

No existen cifras oficiales sobre el número de afectados, ya que los pocos estudios que se han realizado en la zona siguen clasificados, pero el Instituto de Medicina Radioactiva y Ecología de Kazajistán estima que entre 1949-1962 una población cercana al millón de habitantes estuvo expuesta a la radiación.

De lo que si podemos estar seguros es de que hoy en día los efectos de la radiación y sus consecuencias siguen plenamente vigentes. Previsiblemente, así seguirá siendo durante miles de años más; el plutonio tarda unos 24.000 años en reducir a la mitad su tasa de radioactividad.

En cierto modo, las pruebas nucleares surgieron como una eficaz advertencia (o amenaza, según se mire) para las potencias enemigas; pero también han demostrado ser un peligro para el medio ambiente y para las vidas de muchas generaciones futuras. 

En los últimos años, parte de la comunidad internacional ha hecho grandes esfuerzos por implementar tratados que prohíban completamente las detonaciones de armas nucleares. Dentro de estos avances, el gobierno de Kazajistán tiene un papel muy activo y ha propuesto varias iniciativas en contra de las pruebas nucleares. De hecho, Naciones Unidas declaró el 29 de agosto como "Día Internacional contra los Ensayos Nucleares" tras una petición del pueblo kazajo. Otro ejemplo de su implicación sería el proyecto ATOM, una campaña que tiene como objetivo concienciar a la población mundial sobre las consecuencias de las pruebas con armas nucleares.

Un artista kazajo (Pasha Kas) recrea el grito de Munch en un refugio nuclear de Semipalatinsk (Foto: Timur Nusimbekov)

+ info: carnegieendowment - BBC - purgante - ONU

07 noviembre 2023

Niágara Daredevils II - EEUU, Canadá

Las cataratas prácticamente congeladas en 1911

Si en la anterior entrada vimos los primeros daredevils en la historia de las cataratas, en esta segunda parte veremos otros temerarios que los siguieron con tragicómicos resultados. Cada año se registran entre 12 y 15 suicidios en las cataratas, un número que se ha mantenido estable durante todo el siglo pasado; la delgada línea que separa un daredevil de un suicida a veces radica en un pequeño error de cálculo, un exceso de confianza o simplemente la suerte que tuviese ese día. Viendo esta evolución, los gobiernos de EEUU y Canadá establecieron importantes multas y sanciones para cualquiera que se tirase por las cataratas, pero esto no pareció frenar a los daredevils:

Bobby Leach (1911)

El 25 de julio de 1911, Bobby Leach se convirtió en la segunda persona en tirarse por las cataratas en el interior de un barril que él mismo había preparado.  Tras pasar más de seis meses en el hospital recuperándose de las  múltiples fracturas que sufrió, Bobby encontró la fama que buscaba.

Aunque parece confiado en las fotografías, Bobby se pasó seis meses en el hospital recuperándose.

Empezó así una carrera llena de aventuras y desafíos temerarios en la que Bobby se dedicó a representar números arriesgados por todas las ferias hasta convertirse en una especie de superestrella de los temerarios.

Ya con 60 años, Leach intentó recuperar su reputación como daredevil nadando por los rápidos de las cataratas, un desafío que casi le cuesta la vida. Tuvo que ser rescatado por otro daredevil famoso: William «Red» Hills.

Bobby decidió entonces centrarse en sus números arriesgados para circos y barracas. Estos números arriesgados tuvieron gran acogida y le llevaron a viajar por todo el mundo. En 1926 empezó una gira en Nueva Zelanda y durante uno de sus números se resbaló con una cáscara de naranja.

Al caerse, Bobby se rompió la pierna, la herida pronto empezó a infectarse y los médicos optaron por cortarle la pierna para que la gangrena no se extendiera. Todo fue inútil, a los 68 de edad y tras toda una vida desafiando a la muerte, Bobby moría por culpa de una peladura de naranja.

Charles G. Stephens (1920)

Según algunas estimaciones, desde 1901, más de cincuenta personas se han lanzado por las cataratas montados en todo tipo cacharros: barriles, toneles, neumáticos de coche, submarinos caseros... Solo catorce de ese medio centenar sobrevivieron. Charles George Stephens tiene el dudoso honor de ser la primera víctima.

Charles G. Stephens (también conocido como "el barbero demoníaco de Bedminster") era un barbero inglés de 58 años y padre de once hijos. Once niños son muchas bocas que alimentar y a George que ya había realizado alguna temeridad previa se le ocurrió que las cataratas eran la solución a sus penurias.

Con propinas y pequeñas donaciones que había logrado en la barbería, Stephens construyó un enorme barril de madera de roble ruso. George tenía cierta fama local como temerario, era un hombre que no temía a las caídas tras haber realizado varios saltos en paracaídas desde globos y también era aficionado a realizar inmersiones por lo que tampoco parece que le diese miedo morir ahogado. La idea de George era saltar desde lo alto de la cascada atado dentro de su barril para no golpearse, después un equipo de rescate llevaría el tonel hasta la orilla y George sería rico y famoso.

Sin embargo el plan de George tenía un fallo, el yunque. Por algún motivo difícil de explicar George se ató firmemente al barril y se amarró un yunque a los pies para que le sirviese de lastre. Lo curioso es que el yunque parecía ser un complemento de moda entre los daredevils ya que Annie también descendió con uno en su barril. Contradiciendo los consejos de los daredevils que le precedían (entre otros Bobby Leach y William "Red" Hill Sr.) George no quiso hacer pruebas previas o ensayos, eso era de cobardes.

Charles G. Stephens y su prole

La mañana del 11 de julio de 1920 inició su viaje. El comienzo fue bien, miles de personas en la orilla observaron como el barril se acercaba al borde de las cataratas y caía con determinación. Sin embargo, como dicen en la película "El Odio", lo importante no es la caída, es el aterrizaje.

En cuestión de segundos, el barril se rompió en pedazos al impactar en la base de Horseshoe Falls. Por lo visto el enorme barril flotó al tocar el agua mientras George y su yunque atravesaron el suelo del tonel y se fueron a plomo hasta el fondo del río. 

Charles G. Stephens fue el primer temerario que perdió la vida tras tirarse por las cataratas en un tonel. Aunque su cuerpo nunca fue recuperado, tras el accidente se pudieron recuperar algunos fragmentos del barril, entre ellos encontraron el brazo derecho de George que reconocieron por sus tatuajes. El brazo aun seguía atado a las fijaciones del barril por lo que podemos suponer que George murió ahogado tras ver como sus brazos eran arrancados de cuajo. El brazo derecho está actualmente enterrado en una tumba sin marcar en el cementerio canadiense de Drummond.

George Strathakis (1930)

George y el barril más grande jamás lanzado

El 5 de Julio de 1930, George Strathakis, un escritor, chef y aspirante a psíquico de origen griego decidió lanzarse por las cataratas canadienses montado en un colosal barril que había construido él mismo. El problema del barril es que era excesivo, con 3 metros de alto y 1,5 de diámetro, se trataba de un armatoste de madera y acero que pesaba casi una tonelada.

A pesar de que varios amigos le avisaron de que el barril era demasiado grande y pesado, Stathakis y su mascota, la centenaria tortuga Sonny, se embarcaron en su nave rumbo a las cataratas. George confiaba en que los ingresos que generase este viaje podrían utilizarse para publicar sus libros sobre experiencias metafísicas.

George y Sonny llevaban reserva de oxigeno para 8 horas y viajaban en el barril más robusto imaginable pero la mala suerte hizo que su barril quedara atrapado tras la cortina de agua de la cascada, sin posibilidad de seguir su viaje por el río.

Un equipo de rescate intenta recuperar el cuerpo sin vida de George

Veintidós horas después, un equipo de rescate logró recuperar el barril, que ciertamente estaba intacto, de hecho hoy se exhibe en las Cataratas del Niágara. Cuando abrieron el barril, se encontraron a George Stathakis muerto por asfixia, la tortuga Sonny, en cambio, sobrevivió al viaje y siguió con su longeva vida (en ese momento ya tenía unos 150 años).

De todos los barriles que se han lanzado por las cataratas, el barril de George Stathakis fue el único que se quedó detenido detrás de la cascada. Quizás, en cierto modo, el enorme barril contribuyó a la muerte de su creador en vez de protegerle.

William "Red" Hill (1931)

William "Red" Hill Sr. fue un daredevil, contrabandista, socorrista y heroe local canadiense. Con 8 años recibió su primera medalla por la valentía que demostró al rescatar a su hermana de su casa en llamas. Su conocimiento de la región y su amor por un río al que dedicó toda su vida le permitieron salvar a 28 personas de las turbulentas aguas del Niágara y ganar otras 3 medallas más por sus labores de salvamento.

William nació en Niagara Falls (Ontario, Canadá) en 1888. Desde muy temprana edad quedó fascinado tanto por el río como por el poder de las cataratas; en lugar de ir a la escuela pasaba la mayor parte del día lanzando palos, latas y cualquier cosa que flotara, al borde de las cataratas. Estos toscos experimentos le permitieron aprender como eran arrastrados los objetos hacia el abismo y por donde reaparecían en los rápidos inferiores.

Cuando Bobby Leach intentó atravesar las cataratas Horseshoe en su tosco barril de acero en 1910, fue precisamente William Red Hill quien recuperó el barril y extrajo al maltrecho Bobby. Diez años después, Bobby volvió a la carga intentando cruzar la garganta del Niágara a nado, y una vez más tuvo que ser rescatado por Hill. Para entonces William ya se había ganado una reputación en la zona como "hombre de río" gracias su habilidad para comprender la dinámica del río y su capacidad para estar allí donde se le necesitaba. A pesar de los éxitos, también hubo desgracias, a lo largo de su vida Hill sacó hasta 177 cadáveres del río, muchos de ellos eran suicidas pero también había accidentes, naufragios o daredevils con mala suerte.

Todo esto no desanimó a Hill que en 1930 decidió hacer su propio viaje en barril; además utilizaría el enorme barril de acero que un año antes había matado a Stathakis.

Partiendo del embarcadero Maid of the Mist justo debajo de las cataratas, Hill fue arrastrado por los traicioneros rápidos del Niágara hasta llegar a Queenston cinco horas después. Al partir río abajo de la catarata, el barril no se quedó atascado por la cortina de agua y Hill llegó a su destino sin incidentes. Esta hazaña le reportaría fama internacional como daredevil así que Hill se vino arriba y al año siguiente intentó repetir el truco con un público más numeroso.

Will consiguió reunir a 25.000 espectadores y se lanzó por los rápidos con su nuevo barril rojo, en letras doradas se podía leer: "William Red Hill, maestro héroe de Niágara". Sin embargo esta vez el Niagara no estaba de su lado, tras un comienzo lento en el que el barril flotó errático por los rápidos durante una hora y tres cuartos, William fue arrastrado hasta el centro del remolino del Niágara. Allí quedó atrapado durante tres horas, intentando remar contra la corriente sin ningún éxito. Finalmente, su hijo William "Red" Hill Jr. se ató una cuerda a la cintura y entró nadando a salvar la vida a su padre. 

A la mañana siguiente, William Senior (42 años) cogió de nuevo el barril y terminó el resto del viaje, ya sin público y por cabezonería. Hasta su muerte en 1942, William bajaría por el río Niágara tres veces más. Durante los últimos años de su vida, Red Hill se dedicó a vender fotografías de sí mismo y a exhibir su barril en una pequeña tienda de souvenirs local. Murió a los 54 años debido a las secuelas que arrastraba tras haber sido gaseado durante la Primera Guerra Mundial. 

William "Red" Hill Jr, posa orgulloso con el barril de su padre

William tuvo cuatro hijos, el mayor de ellos, William "Red" Hill Jr, sin duda heredó su amor por el río. Temerario como su padre, William Jr repitió su mismo viaje varias veces, pero con una motivación muy distinta. La idea del joven Red era recaudar fondos para un fondo conmemorativo en honor a su padre, pero las acrobacias habituales no generaban suficientes ingresos. Entonces fue cuando William Jr decidió subir la apuesta, saltaría desde lo alto de las cataratas en un artilugio que había inventado, compuesto por redes de pesca y cámaras de aire, y al que llamaba "La Cosa".

El 5 de agosto de 1951 miles de curiosos se acercaron hasta la zona para ver como William Jr y su "Cosa" caían más de 50 metros desde lo alto de las cataratas para después hacerse añicos en las turbulentas aguas. "La Cosa" había quedado destrozada por la caída y la presión del agua, el cuerpo de William Jr apareció igual de roto a la mañana siguiente en el embarcadero del Maid of the Mist.

John David Munday (1985, 1993)

John David Munday fue sin duda el más obstinado de los daredevils, tanto que llegó a hacerse amigo de los policías que le multaban una y otra vez por violar la prohibición de tirarse por las cataratas. 
John era instructor de paracaidismo con unos 1.400 saltos completados, además era un consumado piloto de helicópteros y aviones. Pero lo que a John le flipaba de verdad era saltar en barriles por las cataratas.

El 28 de julio de 1985, aproximadamente a la 1:00 pm, un camión se detuvo junto a la orilla canadiense del Niágara a 4 Km de las cascadas y arrojó un barril de aluminio y plástico de dos metros de largo, con la inscripción "To Challenge Niagara July 1985".

Munday soñaba con convertirse en la novena persona en bajar por las cataratas, sin embargo un policía presenció el lanzamiento y dio aviso a la presa para que redujeran el nivel del agua. Munday quedó atrapado en la piscina hidroeléctrica aun lejos del borde y su plan se frustró.

El 5 de octubre de 1985, aproximadamente a las 9:00 am, Munday lo volvió a intentar. Esta vez lanzaron el barril a escasos metros del borde. El barril cayó en cuestión de segundos para después quedar atrapado en la zona inferior durante 90 min. Dave Munday fue rescatado y se convirtió en la novena persona que sobrevivió al viaje sobre las cataratas, además fue el primero en tener un video de sí mismo ya que grabó todo con una cámara de video a través de un ojo de buey. Munday recibió una multa de 500 dólares y otra más de 1.000 dólares por violar las condiciones de su libertad condicional, pero esto no iba a frenarle en absoluto.

El 26 de septiembre de 1987 a las 2:49 am, la policía descubrió un barril con el nombre "Dave Munday" en el costado, en la cima de la garganta del Niágara. El barril fue inmediatamente requisado por la policía. El 11 de octubre de 1987, Dave Munday recuperó el barril y realizó con éxito un viaje a través de los rápidos de Great Gorge y el remolino. Un mes más tarde era multado con 500 dólares y dos años de libertad condicional.

En 1989, Jeffrey Petkovich y Peter DeBernardi fueron la primera pareja en caer por las cataratas. Su cápsula llevaba el ingenioso juego de palabras “Don't Put Yourself On The Edge – Drugs Kill”. Sobrevivieron, pero se llevaron una multa de 20.000 $

El 16 de julio de 1990, volvió a intentarlo con barril casero hecho con un tubo de acero cubierto de espuma. Nuevamente falló debido al bajo nivel del agua esa mañana, el barril de Munday quedó atrapado en unas rocas cerca del borde de Horseshoe Falls.

El 26 de septiembre de 1993, Dave Munday sobrevivió a su segundo descenso por las Horseshoe Falls. Munday viajaba en una campana de buceo que había comprado a la Guardia Costera canadiense. Munday quedó inconsciente pero fue rescatado a tiempo por el barco "Queen of the Mist". Se convertía así en la primera persona en repetir la desagradable experiencia de bajar por las cataratas.

Jessie Sharp (1990)

Jessie Sharp era un joven desempleado de 28 años de Ocoee, Tennessee. Sharp era un experimentado kayakista de aguas bravas y quería convertirse en especialista de cine. El 5 de junio de 1990 acudió a las cataratas convencido de que podía saltar con su kayak desde lo alto de la cascada y de que esa proeza le abriría las puertas de Hollywood. Un plan sin fisuras que ya había intentado 10 años antes pero que sus padres frustraron al avisar a la policía.

Sharp había viajado con tres amigos que se encargarían de grabar el vídeo y que posteriormente explicarían a la policía el plan que Sharp llevaba años tramando: La idea de Sharp era ganar suficiente velocidad con su barca (un kayak de 3,6 m de largo) para poder proyectarse "sobre" las cataratas y escapar así de las turbulentas aguas que podrían acabar con su vida. Después descendería por los rápidos río abajo, guardaría el kayak en un coche que había aparcado en Lewiston y se iría a celebrar la hazaña en un restaurante en el que había hecho reserva para cenar.

La última imagen con vida de Jessie Sharp

Los operarios de la central eléctrica trataron de desviar el agua del río en cuanto vieron aparecer a Jesse con su kayak, pero todo fue en vano. A las 13:45  Jesse Sharp llegó al borde, levantó un brazo con el remo por encima de su cabeza (¿un saludo?) y se lanzó catarata abajo. No llevaba casco protector "para que su rostro fuera visible en la película", tampoco quiso usar chaleco salvavidas porque podía impedirle escapar si quedaba atrapado bajo la cascada. No llegó a su reserva y su cuerpo jamás ha sido recuperado. 

Robert Overcracker (1995)

Robert Overcracker era un californiano de 39 años que tuvo la feliz idea de saltar con su moto acuática desde el borde de las cataratas Horseshoe para "ayudar a visibilizar el problema de las personas sin hogar”. El plan de Overcracker involucraba cohetes, motos acuáticas y paracaídas sin revisar en lo que sería sería el truco definitivo sobre las cataratas del Niágara, una acción que removería conciencias. Robert saltaría por las cataratas con su moto acuática y abriría un paracaídas en el que se podría leer "Save the homeless". Después, propulsado por su mochila-cohete, se posaría grácilmente sobre la espuma del Niágara convertido en la persona más fardona del universo, salvador de los sin hogar.

Un turista egipcio capturó esta increíble imagen de Robert saltando al vacío "por los homeless"

A las 12:30 del 1 de octubre de 1995 Robert Overacker entra en el río Niágara por el lado canadiense y su hermano comienza a filmar. Robert aparece de la nada con su moto acuática, se acerca a toda velocidad al borde, se deshace de la moto y salta. sin que el paracaídas se abra ni el cohete parezca hacer nada. Durante un instante (inmortalizado en la foto anterior) Robert levanta el brazo como si saludara a alguien, para inmediatamente después caer a plomo junto a su moto. Su cuerpo nunca fue recuperado...

Kirk Raymond Jones (2003-2017)

Quizás uno de los intentos más patépicos sea el de Kirk Raymond Jones. Kirk era un soltero parado de 40 años del sur de Detroit, el sábado 18 de octubre llegó junto con su amigo Bob Krueger a un motel de la zona dispuesto a hacer un truco que lo sacase de la pobreza. Jones había comprado una cámara de video usada para que su amigo Bob grabase la hazaña, la idea era vender posteriormente el vídeo a las cadenas de televisión y lograr una fama y notoriedad que le permitiesen acceder a algún tipo de empleo estable.

El lunes 20 de octubre de 2003 a las 12:45 pm, Kirk Raymond Jones saltó en la parte superior del río Niagara a unos 6 metros del borde de la catarata. Jones, vestido sólo con la ropa que llevaba puesta, fue rápidamente arrastrado por las aguas catarata abajo. Contra todo pronóstico, segundos más tarde, Jones emergió de las turbulentas aguas y pudo ponerse a salvo sobre una roca a poca distancia de las cataratas.

Kirk Raymond Jones se había convertido en el primer ser humano en la historia que lograba descender por las cataratas Horseshoe sin ayuda, sin ningún dispositivo de seguridad y/o flotación y a pesar de ello sobrevivió prácticamente ileso. Desafortunadamente, su amigo Bob Krueger no aprendió a usar correctamente la cámara de video antes del evento y no quedó registro alguno de la hazaña.

Jones fue rescatado por los servicios de emergencia y trasladado al Hospital General del Gran Niágara donde solo hubo que tratarle por lesiones menores en las costillas. Una vez recuperado, Kirk Jones fue ingresado en la unidad psiquiátrica en contra de su voluntad. 

En un intento de esquivar la multa, Jones alegó que su había sido en realidad un intento fallido de suicidio, sin embargo su familia y los chapuceros preparativos que descubrió la policía contradecían su teoría. Nada más salir del hospital fue arrestado y condenado a pagar 3000 $ de multa y una compensación de otros 1408 $ a la atracción Niagara Parks por obligar a cerrar el espectáculo mientras rescataban a Jones.

Los padres de Jones se retiraron a Oregón en 2004. Su padre sufrió un derrame cerebral y Jones lo cuidó hasta su muerte en 2007. Al año siguiente, Jones y su hermano Keith, fueron acusados ​​de vender cocaína en la casa de Salem que compartían con su madre.

Kirk no tenía antecedentes penales, por lo que se le concedió la libertad condicional; pero después de negarse a realizar los servicios comunitarios, ingresó cinco meses en prisión. Fue liberado en 2011 y tras sacar a su madre de un asilo de ancianos en Oregón se mudó junto con su hermano a Florida. Este viaje aparentemente violaba todas las condiciones de la libertad condicional de Kirk: permanecer en Oregon, encontrar empleo, realizar servicio comunitario y mantenerse alejado de su hermano.

Tres años más tarde, en 2014, fue sorprendido robando en una tienda Wal-Mart. Ese mismo año murió su hermano Keith y al año siguiente su madre Doris. Kirk se casó con Holly Marion, una fanática del heavy metal como él, pero su unión duró muy poco. Sin familia ni apoyo económico, Kirk se estaba quedando sin opciones.

Cualquiera que conozca los "Darwin Awards" sabe que estas cosas no suelen terminar así. El 19 de abril de 2017, Kirk Jones regresó a las Cataratas del Niágara e intentó una nueva acrobacia, la idea era descender por las Cataratas del Niágara metido en una gran pelota inflable de dos metros y medio de diámetro y acompañado, como no, por su mascota, una boa constrictor albina amarilla llamada Misty.

Un amigo de Jones le había acompañado hasta las cataratas, pero al ver en qué consistía el plan decidió que era una gilipollada peligrosa y avisó a la policía de las intenciones de Jones. Esa misma mañana, los turistas vieron una bola de plástico con su escotilla claramente abierta, girando en los rápidos del río Niágara antes de caer al borde. La esfera cayó por las cataratas y fue recuperada por el barco Maid of the Mist. Kirk Jones y su boa en cambio no aparecieron. 

Tras la muerte de Kirk Jones, la Policía de Parques encontró un sitio web donde anunciaba su no-hazaña: "Believe in the Impossible Kirk Jones + Misty Conquer Niagara Falls NY 2017". Inmediatamente el sitio web sería eliminado.

El 20 de abril, un empleado de parques encontró un dron perteneciente a Kirk Jones estrellado en Goat Island. Se ve que tras el fiasco de su primer truco no quiso confiar en amigos para el rodaje y prefirió controlar él mismo el dron con un dispositivo que llevaba en su muñeca. El 2 de junio de 2017, el cuerpo de Kirk Jones fue descubierto en el río Niágara por un navegante y posteriormente sería rescatado por la Guardia Costera en la desembocadura del lago Ontario. La serpiente, en cambio, sigue desaparecida. 

La familia de Jones no mostró ningún interés en reclamar su cuerpo por lo que permaneció durante años abandonado en la morgue del condado de Erie. Finalmente fue enterrado en un terreno donado junto a otros daredevils del Niágara, en el cementerio Oakwood en Niagara Falls, Nueva York.


+ info: Niagara Daredevils - Fogonazos

04 noviembre 2023

Niágara Daredevils I - EEUU, Canadá

Las cataratas del Niágara (Niagara Falls) son un grupo de cascadas situadas en el curso del río Niágara, en el noreste de América del Norte en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. Situadas a unos 236 metros sobre el nivel del mar, su caída es de aproximadamente 51 metros. No es una gran altura pero se trata de las más extensas y voluminosas cataratas de todo el Norte de América ya que por ellas pasa toda el agua de los Grandes Lagos.

Originalmente la palabra "Niágara" significaba "trueno de agua" en la lengua iroquesa, un nombre que le pusieron los ongiara, una tribu iroquesa conocida como "los neutrales" por los conquistadores franceses, ya que sirvieron como mediadores en las disputas con otras tribus.

El conjunto se compone de la «catarata canadiense» (en Ontario), la «catarata estadounidense» (en el estado de Nueva York) y la «catarata Velo de Novia», más pequeña. Entre las cataratas canadienses y las estadounidenses se encuentra la isla de la Cabra (Goat Island). 

El origen de las cataratas se remonta 10.000 años atrás, en esa época la región de los Grandes Lagos era un enorme glaciar que a medida que avanzaba fue excavando roca y tierra hasta convertir los ríos existentes en enormes lagos y cuencas. 

Río abajo se encuentra el remolino del Niágara (Niagara Whirlpool), una depresión de unos 38 metros de profundidad que se formó hace 4200 años cuando se retiró el hielo del último periodo glacial y las aguas del deshielo excavaron un antiguo desfiladero enterrado. Este desfiladero era casi perpendicular al río por lo que el cambio brusco de dirección unido a la gran velocidad del agua (hasta 9 m/s) han formado una cuenca redondeada en la que se acumulan turbulentos remolinos.

Un teleférico cruza los peligrosísimos remolinos del Niágara

No está muy claro quien fue el primer colono en descubrir las cataratas y, desde mi punto de vista, tampoco es algo relevante; eran conocidas por toda la población local y tarde o temprano lo iban a ser también fuera de América.

Cuando Nikola Tesla (que cuenta con una estatua en las cataratas) descubrió la corriente alterna empezaron a instalarse compañías eléctricas que vieron claro el potencial energético de este accidente geográfico. Desde entonces esta región alberga numerosas plantas eléctricas, actualmente, entre el 50% y el 75% de la corriente del río Niágara es desviada a las plantas hidroeléctricas.

Pronto se convirtió en un lugar pionero en la construcción de puentes colgantes y durante gran parte del siglo pasado fue uno de los lugares más punteros tecnológicamente hablando del planeta. Rodajes de películas, espectáculos de magia y funambulismo, escapistas, conciertos musicales... todos querían actuar con las cataratas como telón de fondo.

Las cataratas iluminadas de noche

A esto se le sumó el auge del turismo, sobre todo tras el fin de la guerra mundial. El hecho de ser accesible en coche desde Nueva York hizo de este lugar un destino muy demandado (en 2003 por ejemplo las visitaron más de 14 millones de turistas). 

Lo que antaño eran unos terrenos privados en los que había que pagar a sus dueños para que te dejasen ver las cataratas a través de un agujero en una valla, se convirtió en una reserva estatal. Los gobiernos de EEUU y Canadá firmaron varios acuerdos para limitar el desvío de agua y en 1969 llevaron a cabo uno de los trabajos de preservación más espectaculares al desviar el flujo del río y secar por completo las cataratas.

Las cataratas secas durante los trabajos de conservación en 1969

Unos años después de la Guerra de 1812, las cataratas del Niágara comenzaron a convertirse en una atracción turística; en la década de 1820 ya existían tres hoteles que hospedaban a los visitantes de las cataratas. Uno de estos hoteles fue el promotor del primer espectáculo sobre las cataratas. Los propietarios del hotel adquirieron una goleta y anunciaron que enviarían la barca llena de animales sobre las cataratas Horseshoe. El evento tuvo lugar el 8 de septiembre de 1827 ante un público de unas 10.000 personas. Tal y como estaba previsto, la mayoría de los animales lograron escapar de la barca antes de que la goleta se estrellara contra los bancos de arena y fuese arrastrada hacia las cataratas. Esta oda al maltrato animal supuso el comienzo de 170 años de historia en la que hombres, mujeres y mascotas, han desafiado al Niágara en busca de fama y fortuna: son los llamados "daredevils del Niágara"

Los Daredevils

Sam Patch, el primer daredevil

Los daredevils pueden traducirse como “temerarios”,  personas que deciden correr riesgos innecesarios en sus vidas, ya sea en busca de fama, dinero o simplemente por la emoción. Si bien hoy en día estos trucos se realizan tras un estudio que permite predecir las posibilidades de éxito, hace un siglo los riesgos eran tan grandes que las probabilidades de sobrevivir se volvían ridículas, cercanas al suicidio. La mayoría de los daredevils llevaban publicidad impresa en sus locos cacharros, pero la financiación tampoco era la peor de sus preocupaciones, muchos de ellos solo querían dar un giro a sus vidas, lograr una efímera fama que los permitiese salir de la miseria. La clave del éxito era ser el primero, todos los siguientes serían un espectáculo pasajero para unos espectadores indiferentes cuya única curiosidad es ver si algo sale mal.

Todo empezó con Sam Patch, en Octubre de 1829. Sam fue el primer temerario, la primera persona en saltar desde las cataratas canadienses y vivir para contarlo. Así empezó una larga tradición de personas que quisieron repetir o incluso superar su hazaña. Por supuesto, tras convertirse en leyenda, Sam murió durante uno de estos saltos en otra cascada.

En 1859, el equilibrista Jean Francois "Blondin" Gravelet logró cruzar las cataratas sobre un cable suspendido, añadiendo una variante más a las muchas formas de morir en estas cataratas. Desde entonces todo funambulista que se precie debe pasear alguna vez en su vida sobre las cascadas. El Gran Darini lo hizo con los ojos vendados mientras que en otra ocasión se preparó una tortilla en mitad de la cuerda. 

El primer paseo por la cuerda floja de Blondin a través de las Cataratas del Niágara el 30 de junio de 1859

El 24 de julio de 1883, el inglés Matthew Webb, el primer hombre que cruzó a nado el canal de la Mancha, se propuso cruzar a nado las cataratas del Niágara. No lo logró, tras pasar 10 minutos atrapado en un remolino murió ahogado.

Carlisle D. Graham

El domingo 11 de julio de 1886, las Cataratas del Niágara fueron testigo del primer truco de barril: Carlisle D. Graham, un fabricante de barriles inglés que había emigrado recientemente a Filadelfia, presentó un barril hecho a mano de láminas de roble y aros de hierro. Su primer viaje comenzó en lo que ahora es el Puente Whirlpool y descendió a través de los rápidos del gran desfiladero y el remolino, una zona clasificada como "Clase 6 - Extremo" en la escala internacional de dificultad de un río. Graham, que medía 1,80 metros de altura  tuvo que encogerse una vez dentro del barril para permitir la tapa hermética se atornillara encima suyo. En el interior dos asideros le permitieron sujetarse durante los 30 minutos del viaje. Graham sobrevivió y se convirtió en el primer "artista del barril", pero acabó extremadamente enfermo y mareado por el viaje.

Charles D. Graham y su barril

El 8 de agosto de 1886, dos compañeros de Graham, George Hazlett y William Potts, conquistaron con éxito este mismo tramo de río utilizando el mismo barril, ambos sobrevivieron ilesos. Esto animó a Graham a anunciar que el 19 de agosto de 1886 haría un segundo viaje, pero esta vez con la cabeza fuera del tonel. Un día antes, James Scott había perdido la vida al intentar nadar en esos mismo rápidos, pero eso no frenó a Graham que acabaría su viaje con éxito pero que también sufriría sordera el resto de su vida por haber llevado la cabeza fuera del barril.

Carlisle Graham haría varios viajes más a través de los rápidos. Su tercer viaje fue el 15 de junio de 1887, mientras que su cuarto viaje sería el 25 de agosto de 1889 en un barril mucho más grande que acababa de diseñar. El 14 de julio de 1901 Graham hizo su quinto viaje, pero esta vez no tendría tanta suerte, su barril quedó atrapado en un remolino durante 20 minutos y estuvo a punto de morir ahogado. Para entonces, Carlisle Graham había ganado cierta fama y empezó a sopesar saltar desde lo alto de las cataratas, pero al final nunca lo hizo.

Martha Wagenführer [Orrin E. Dunlap, 1902]

El 6 de septiembre de 1901, Graham prestó su barril a Martha Wagenfuhrer de Buffalo, Nueva York. La señorita Wagenfuhrer se convirtió en la primera mujer en navegar con éxito los rápidos y el remolino sola.

Un día después, el 7 de septiembre, Graham había planeado una doble actuación con una amiga, Maud Willard. Este número debía superar todo lo visto hasta la fecha, el truco definitivo...

Maud Willard

Maud Willard era una actriz de variedades de veinticinco años de Canton, Ohio. Junto con Carlisle Graham prepararon un espectáculo con el que superarían todas las acrobacias anteriores: debía viajar en el barril de Graham a través de los rápidos de Great Gorge y entrar en el remolino (una zona del río poco después de las cataratas en la que el agua queda retenida), allí la esperaría Graham que tomaría el relevo y completaría el resto del recorrido nadando río abajo hasta Lewiston.

Maud Willard [Orrin E. Dunlap, 1902]

La hazaña debía ser filmada y habían logrado numerosos patrocinadores. La fecha escogida, el 7 de septiembre de 1901, no era casual ya que aprovecharon la gran afluencia de turistas que estaban en Buffalo para ver la Exposición Panamericana, entre otros el presidente William McKinley.

Sin embargo, la suerte no estaba de su parte, el día previo a la función, el presidente McKinley fue asesinado por Leon Czolgosz en el teatro de la Exposición Panamericana. No obstante, un magnicidio no iba a ser escusa para frenar los planes de los intrépidos daredevil... 

Charles D. Graham y Maud Willard

Puntual a su cita, a las 16:05, la señorita Willard entró en el barril acompañada por su mascota, un fox terrier al que nadie había preguntado si le apetecía hacer el viaje. Encima suyo la tapa se cerró herméticamente, la única entrada de aire un pequeño agujero no más grande que un cigarro, pero con el que podrían aguantar una hora más o menos.

Un pequeño bote en el que iba el equipo de grabación llevó el barril al río y lo siguió durante su ruta. El barril que había llevado a Graham con éxito en anteriores viajes, bajó por los rápidos según lo previsto hasta llegar al remolino a las 4:45. Graham, que estaba parado en la costa estadounidense, se sumergió para empezar su parte de la actuación, ataviado con un pesado salvavidas de corcho alrededor de su cuerpo y con un collar inflado alrededor de su cuello. Graham descendió por el río acompañado del equipo de grabación hasta llegar a Lewiston a las 5:10. Allí fue recogido por un bote de remos y trasladado al muelle del hotel Pitz. 

Carlisle D. Graham [Orrin E. Dunlap, 1902]

Todo parecía ir bien, sin embargo cuando Graham regresó a reunirse con Maude Willard, la encontró dando vueltas en el mismo punto en el que la había dejado. El barril seguía flotando como un corcho atrapado en los remolinos del Niagara y todos los esfuerzos por sacarla habían sido en vano. La multitud en la orilla observaba ansiosa como la corriente agitaba con violencia el barril, siempre demasiado lejos de la orilla para poder hacer nada. Cayó la noche y los amigos de la mujer empezaron a darla por perdida; un granja cercana mandó un coche con un foco para iluminar la zona y a las 10 de la noche, tras 6 horas dando tumbos, por fin lograron sacar el barril.

Al abrir el barril se encontraron a Maude muerta, sin embargo, su mascota, el pequeño fox terrier saltó fuera del tonel aparentemente ileso. Por lo visto el perro había asomado el hocico por el respiradero, privando de oxígeno a Maude, que moriría de asfixia al poco rato.

A falta de un nombre, tenemos esta fotografía del fox terrier:
"The Dog that Survived Maud Willard's Fatal Trip" [Orrin E. Dunlap, 1902]

Actualmente, Maude Willard está enterrada en el lado derecho de la carretera de entrada al cementerio de Oakwood, al igual que otros daredevils que corrieron la misma suerte.

Annie Edson Taylor

Ese mismo año, Annie Edson Taylor, una profesora de escuela, lograría cierta notoriedad al ir un paso más allá y tirarse dentro de un barril desde lo alto de las cataratas. Viuda desde los 25 años, Annie había tenido una vida complicada ejerciendo distintos oficios –desde maestra hasta profesora de baile- para poder sacar adelante a su hijo.

En 1900 Annie se desesperó tras ver cómo se quemaba su casa y perdía todo su dinero por culpa de una mala gestión. Annie tenía 62 años y si había algo a lo que temía era a una vejez sumida en la miseria. Años atrás había sufrido un atraco en Texas, cuando el atracador le puso la pistola en la cabeza, Annie prefirió ocultar el dinero en su vestido (unos 800 dólares) y afirmó: “Disparad, prefiero estar sin cerebro que sin dinero”. 

Inspirada por celebridades como Houdini o los Barnum & Bailey, que ganaban grandes cantidades de dinero desafiando a la muerte, Annie decidió tirarse un último órdago: sería la primera persona en arrojarse desde lo alto de las cataratas encerrada dentro de un barril y dejarse llevar luego por la corriente.

Tras la muerte del mucho más experimentado nadador Matthew Webb, nadie quería financiar el suicidio de Anne, sin embargo ella logró que una empresa local construyese el barril que había diseñado: un gran tonel de roble y hierro con el interior acolchado. Annie no lo debía ver del todo claro y decidió probar el barril antes de subirse ella; ni corta ni perezosa montó dentro a su mascota, un inocente gato blanco, y lo lanzó cataratas abajo. Diecisiete minutos después lograron recuperar el barril y el comprobaron que el gato seguía vivo, esto acabó de convencer a Annie para ser la siguiente en embarcarse.

Annie en el ya tradicional posado con su barril (en el que puede leerse “La reina de la niebla”). En lo alto del barril puede verse a su gato betatester.

La fecha elegida fue el 21 de octubre de 1901 (aunque algunas fuentes señalan el 24 que sería su cumpleaños). Ese día muchos de los visitantes que habían acudido desde Nueva York para asistir a la Exposición Panamericana de 1901, se acercaron hasta las cataratas para ver la hazaña.

Su primera reacción fue de sorpresa al ver aparecer a una abuela daredevil de 63 añazos, Annie le había dicho a los periodistas que tenía "poco más de 40 años" convencida de que una mujer joven saltando desde lo alto de las cataratas tendría mucho más poder de convocatoria.

Ante la vista de todos, Annie se metió en el interior del barril con su almohada de la buena suerte en forma de corazón y dejó que atornillasen la tapa encima suyo. El barril fue subido a un bote de remos y sus amigos inyectaron aire a presión con una bomba para neumáticos de bicicleta, después taparon el orificio con un corcho. El aire debería permitirla sobrevivir durante una hora.

Luego, sus ayudantes lanzaron el barril al agua y éste rápidamente fue arrastrado por la corriente hacia la catarata. El barril cayó por las Horseshoe Falls y siguió su curso por los rápidos constantemente zarandeado y agitado por el oleaje, dentro Annie resistió como pudo: “Sentí como si me estuvieran asfixiando, pero decidí ser valiente”. Tras 20 agónicos e interminables minutos, los equipos de rescate, encabezados por el omnipresente Carlisle Graham lograron recuperar el barril y sacarlo del agua.

Carlisle abrió el barril y comprobó con alivio que Annie solo había sufrido una herida en la cabeza. “Buen Dios, ¡está viva!” exclamó Graham, ante el aplauso atónito de los espectadores. Annie  magullada y mareada, desembarcó en tierra y atendió a los periodistas. Sus primeras declaraciones no aconsejaban el viaje: 

"Advertiría, aunque fuera con mi último aliento, que nadie intentara esta hazaña. Prefería ponerme ante la boca de un cañón, sabiendo que me iba a hacer pedazos, que vivir de nuevo esta caída”.

El equipo de rescate ayuda a Annie a desembarcar en la orilla

Desgraciadamente este viaje no sirvió para garantizarse una vejez digna como Annie pretendía. Si bien es cierto que durante un tiempo logró cierta efímera fama, Annie tuvo que seguir trabajando: estableció un puesto junto a las cataratas donde posaba en fotografías junto a su barril, firmaba autógrafos y vendía folletos a los turistas en los que narraba su aventura. Después la fama de Annie fue decayendo, intentó ganar algo de dinero en la Bolsa de Valores de New York, después se planteó escribir una novela, filmar una película sobre el salto (proyecto que ya se intentó en 1901) o saltar de nuevo por la cataratas en 1906. Durante estos años también aprovechó su efímera fama para vender tratamientos terapéuticos magnéticos a la población local o trabajar como clarividente.

Sus últimos años fueron agónicos y sumidos en la miseria y el olvido, tal y como Annie siempre había temido. Uno de sus representantes, Frank M. Russell, robó el barril que Annie paseaba de feria en feria, y esta desesperada se gastó su poco dinero en detectives para seguir el rastro del célebre barril por todo el mundo. En un momento dado logró localizarlo en Chicago, pero poco tiempo después desapareció definitivamente hasta el día de hoy.

Cuando falleció en Abril de 1921, Annie era prácticamente una desconocida, aunque algunos periódicos como The Buffalo Express dedicaron varias columnas a su triste historia. Actualmente, Annie Edson Taylor está enterrada en el "cementerio de daredevils" de Oakwood (Niagara Falls, New York) junto a la tumba de Carlisle D. Graham, que murió años antes de un catarro.

(Continuará...)