Aspecto actual de las instalaciones del pozo superprofundo de Kola |
Recientemente, China ha anunciado la excavación de un agujero inmenso en el desierto de Taklimakan, el desierto más grande de China. No se trata de un agujero cualquiera, previsiblemente superará los 11.000 metros de profundidad, atravesará más de 10 estratos continentales y llegará hasta capas que se remontan al período cretácico, entre los 66 y los 145 millones de años de antigüedad.
Este proyecto se enmarca en los esfuerzos de China por mejorar su capacidad de exploración del subsuelo y su conocimiento de la corteza terrestre. Previsiblemente, esta perforación arrojará valiosa información sobre la geología y los recursos naturales de la región, además los datos que se obtengan podrían ayudar a ampliar nuestro conocimiento sobre la historia de la Tierra y sobre los distintos fenómenos geológicos que han sucedido en esta región. Sin embargo, como suele pasar en estos casos, la curiosidad científica no es la única motivación...
El pozo está ubicado en el interior de la cuenca del Tarim, conocida por albergar grandes reservas de petróleo y gas natural. Se trata de una zona muy difícil de explorar debido a su entorno hostil pero en la que es muy probable que existan depósitos de hidrocarburos profundos, estas formaciones suelen localizarse por debajo de los 5.000 metros en áreas marinas y océanos (donde las gruesas capas de roca hacen muy difícil su explotación) o en cuencas sedimentarias profundas (como es este caso).
El proyecto, liderado por la corporación petroquímica estatal Sinopec, tendría dos propósitos: "la investigación científica y (oh sorpresa!) encontrar gas y petróleo". Para lograr el segundo objetivo cuenta con el respaldo de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), la mayor empresa de crudo y gas del país y una de las mayores del mundo.
Boca del pozo Taklimakan, en China. (LI XIANG/XINHUA VIA GETTY IMAGES) |
Al leer esta noticia es inevitable acordarse del que a día de hoy sigue siendo el pozo artificial más profundo del planeta, el Pozo Superprofundo de Kola SG-3 (o Kola SuperDeep Borehole, KSDB).
A finales de los años 50, la "American Miscellaneous Society" se propuso llegar hasta el manto terrestre, una capa mayormente plástica del interior de la tierra sobre la que se desplazan los continentes. Esta capa es la mayor de las existentes en el interior del planeta, si el radio terrestre son unos 6378 kilómetros, casi la mitad (unos 3000 Km) corresponderían al manto.
¿Y qué se le había perdido a la American Miscellaneous Society en estas profundidades? Pues básicamente buscaban la llamada "discontinuidad de Mohorovičić", el lugar en el que termina la corteza terrestre y comienza el manto. Este punto había sido calculado años antes por Andrija Mohorovičić, un sismólogo austriaco que al estudiar los terremotos se dio cuenta de que al alejarse mucho del epicentro, las ondas de un sismo llegaban separadas en dos o más tandas. Mohorovičić supuso que estas ondas se dividían al atravesar materiales distintos, primero llegaban las ondas que se viajaban por la rígida corteza terrestre y después, con cierto desfase, llegaban las ondas que se habían transmitido por un material más denso y profundo, el manto terrestre. Según sus cálculos, este cambio de capa se daba a unos 54 Km de profundidad, precisamente el tamaño del pozo que pretendía excavar la American Miscellaneous Society.
El proyecto recibió el nombre de Mohole y para ahorrarse varios kilómetros de excavación optaron por perforar el fondo del Océano Pacífico, donde la corteza terrestre era mucho más estrecha. En 1961 empezaron las primeras perforaciones de prueba frente a la costa de la isla Guadalupe, en México. Se perforaron cinco pozos, alcanzando el más profundo los 183 m bajo el fondo del mar, a unos 3.600 m de profundidad bajo el agua.
El barco CUSS I fue uno de los primeros del mundo capaces de perforar en profundidades de hasta 3.600 metros sin perder su posición. |
Estas primeras pruebas fueron todo un éxito, no tanto por la profundidad del pozo como por el desafío que suponía horadar la profundidad del océano desde una plataforma sin ataduras. Sin embargo, el proyecto se volvió cada vez más caro y costoso. Pésimamente administrado, el Congreso de EEUU decidió retirarle la financiación en 1966.
Mientras tanto, la Unión Soviética no iba a quedarse de brazos cruzados viendo como Estado Unidos la adelantaba en la carrera subterránea. El 24 de mayo de 1970 comenzó su propio proyecto en el noroeste de Rusia, en la península de Kola. Veinte años después Alemania se uniría a la carrera por el manto; sin embargo, tras perforar unos nada despreciables 9 kilómetros, abandonaron el proyecto dejando a Rusia sola en su exploración del inframundo...
Instalaciones exteriores del pozo superprofundo de Kola (KSDB) o SG-3, en Siberia. |
La Unión Soviética se había propuesto llegar a los 15 kilómetros, y lo cierto es que estuvieron a punto de alcanzarlos. Tras 24 años perforando el escudo basáltico de la península de Kola, la profundidad del pozo llegó a alcanzar los 12.262 metros de profundidad y casi 23 centímetros de ancho.
La idea inicial del proyecto soviético fue propuesta en 1962 y asignada al Consejo Científico Interdepartamental para el estudio de la Tierra (Межведомственный научный совет по проблемам изучения недр Земли и сверхглубокого бурения, para los amigos). Tras varios estudios, en 1965 se decidió el lugar de perforación: un punto con coordenadas 69°23′46.39″N 30°36′31.20″E, en la península de Kola (cerca de Noruega y Finlandia), en la región de Pechenga, a unos 10 km de la ciudad de Zapolyarny.
Las Excavaciones:
El 24 de mayo de 1970 comenzaron los trabajos de perforación. El objetivo inicial era llegar a los 15.000 metros utilizando distintos modelos de perforadoras Uralmash. Partiendo de una rama central se abrieron varios pozos, el más profundo de ellos, el SG-3 llegaría a los 12.262 metros de profundidad en 1989, estableciendo un nuevo récord que duraría hasta la actualidad.
No fue sencillo, los rusos eran pioneros y debían improvisar un método de excavación a base de ensayos, pruebas y errores. El 6 de junio de 1979 lograron batir el anterior récord de profundidad del pozo Bertha Rogers, en el condado de Washita, Oklahoma (9583 m).
El 10 de marzo de 1980 el pozo de Kola batió un nuevo récord de profundidad al llegar a los 10.000 metros |
En 1983 se alcanzaron los 12.000 metros de profundidad, muy cerca de sus dimensiones finales, pero ese mismo año se interrumpieron los trabajos durante casi un año. Los trabajos finalmente se retomaron con un ritmo más lento, pero el 27 de septiembre de 1985 un frustrante accidente frenó la progresión. Cuando el pozo iba por los 12.066 metros de profundidad, un derrumbe cubrió de tierra casi 5000 metros. Inasequibles al desaliento, los rusos volvieron a excavar estos 5 kilómetros creando pozos secundarios que partían de la rama principal.
Ni el clima ni los contratiempos parecían ser capaces de detener a la Unión Soviética en su extraño afán por alcanzar la discontinuidad de Mohorovičić. Los obreros tuvieron que empezar de nuevo las excavaciones desde los 7000 metros hasta alcanzar los definitivos 12.262 metros en 1989. La previsión era llegar a los 13.500 metros a finales de 1990 y tres años más tarde llegar al objetivo inicial de los 15.000 metros, sin embargo esta meta resultó ser inalcanzable.
A medida que penetramos en La Tierra, la temperatura aumenta, pero no lo hace de forma constante. Hay lugares del planeta donde el calor aumenta 200ºC con cada kilómetro, mientras que en otros solo sube unos 10ºC. En este caso los trabajadores esperaban alcanzar los 90ºC a 12.000 metros de profundidad, pero la realidad fue que la temperatura casi duplicaba sus previsiones. Las elevadas temperaturas de hasta 180 grados centígrados, unidas a las elevadas presiones, hacían que el agujero se comportara de un modo extraño. El fondo del pozo emanaba un flujo continuo de fango e hidrógeno, y las paredes eran cada vez más propensas a colapsar cubriendo con tierra y lodo toda la excavación. Cada nuevo centímetro que cavaban implicaba un derrumbe.
Al final, la unión Soviética abandonó el pozo de Kola no por frío (recordemos que estamos en Siberia) o por el esfuerzo, sino porque técnicamente era imposible seguir profundizando en la corteza. En 1992 se detuvieron los trabajos definitivamente.
El pozo pasó a ser controlado por la empresa estatal GNPP Nedra, que continuó con las labores de investigación geológica mediante un laboratorio subterráneo. El pozo SG-3 quedó clausurado y el nivel más profundo activo pasó a ser el SG-5, con 8578 m de profundidad y 214 mm de diámetro. A mediados de 2008 se acordó el cierre definitivo del proyecto debido a limitaciones financieras de y a la falta de apoyos.
Actualmente, el pozo de Kola ya no es el pozo artificial más largo del mundo ya que en 2011 fue superado por el pozo petrolífero “Sakhalin-I”, con 12.345 metros de largo y también en Rusia. Sin embargo, el Pozo superprofundo de Kola sigue siendo el pozo artificial más profundo del planeta y lo más cerca que hemos estado nunca del manto terrestre.
El Pozo del infierno:
A pesar de la vocación científica del Pozo superprofundo de Kola, pronto empezaron a surgir bulos y leyendas que encontraron un magnífico altavoz en la prensa "seria". Todo empezó en EEUU en 1989, cuando una cadena de televisión religiosa, Trinity Broadcasting Network, publicó una noticia según la cual Rusia estaría excavando un agujero de tal profundidad que habría llegado hasta el mismísimo infierno.
Un sello del Pozo Superprofundo de Kola de 1987 |
A pesar de lo absurdo de la historia, la noticia del «Pozo del infierno» se extendió por los periódicos de todo Estados Unidos y pronto comenzaron a aparecer por internet todo tipo de cacofonías con los supuestos gritos de los condenados. Mientras tanto, el canal Trinity Broadcasting Network (TBN) afirmaba que el pozo era la prueba definitiva de la existencia literal del infierno, tal y como narraba la Biblia.
Para dar mayor veracidad a su historia, Rendalen adjuntaba sus datos personales, los de un pastor luterano (que había accedido a participar en la broma) y la noticia original sin traducir, que en realidad era la primera noticia que había encontrado en un periódico local noruego sobre la apasionante historia de un inspector de construcciones.
Probablemente Åge Rendalen quería incitar a una reflexión profunda sobre los medios de comunicación, las fake news y la credulidad de lo espectadores, pero como era de esperar le salió el tiro por la culata. El canal TBN no se molestó en verificar ningún documento y emitió la historia del ser con alas de murciélago como una prueba más de la existencia del infierno. Jamás rectificó, ni cuando se descubrió que toda la noticia era inventada. Al final cabe preguntarse quién trolleó a quien...
Estado actual de la cubierta del pozo, abandonado y sellado. |
Conclusiones:
Hoy en día seguimos sin haber podido alcanzar el manto, en cierto modo, hemos conquistado la Luna antes que las profundidades de nuestro mundo. Nunca hemos podido estudiar “en vivo” lo que hay bajo la corteza, pero el sueño de viajar al centro de la Tierra no se ha esfumado y la experiencia adquirida en este proyecto ha sido de gran ayuda para otros sondeos posteriores.
Aunque el pozo de Kola nunca llegó a alcanzar el manto, por el camino descubrió varias sorpresas escondidas bajo la corteza basáltica de Kola. El esfuerzo y el dinero invertido en este faraónico proyecto no fue en vano. Gracias a él conocemos mejor la corteza de nuestro planeta y cómo se comporta sometida a grandes presiones y temperaturas.
- La perforación de Kola penetra un tercio de la corteza continental (con un grosor de unos 35 kilómetros), esto permitió sacar a la luz rocas de 2,7 millones de años de antigüedad. Aunque no existe documentación oficial, se afirma que descubrieron más de 24 especies distintas de microfósiles de plancton.
- Una de las sorpresas que se llevaron los científicos fue descubrir agua a unas profundidades en las que, en teoría, no debería existir. Efectivamente, en el fondo del pozo la roca está fracturada y saturada de agua. Agua que no vendría de la superficie, sino de los minerales de la corteza profunda. Las enormes presiones a estas profundidades habría recombinado los átomos de hidrógeno y oxígeno de los minerales dando lugar a un "agua mineral" que jamás vería la superficie debido a las capas de roca impermeable que había encima suyo.
- Otro descubrimiento inesperado fueron la gran cantidad de reservas de hidrógeno que escondía el subsuelo. El hidrógeno emanaba a borbotones del fondo del pozo mezclado con fango hasta el punto que varios operarios llegaron a afirmar que el pozo estaba "hirviendo con hidrógeno".
- El estudio de las discontinuidades sísmicas también arrojó algún dato sorprendente. Uno de los resultados más fascinantes de estos trabajos fue el hecho de no encontrar cambios de velocidades sísmicas en la hipotética transición del granito al basalto en el límite de Jeffrey, que se extiende entre 5 y 10 km bajo la superficie terrestre.
- El proyecto también ha sido el escenario de varios estudios geofísicos sobre la litosfera y la estructura profunda de la placa báltica. el régimen termal en la corteza de la Tierra o la composición física y química de la corteza en las capas de transición.
- Finalmente, el pozo de Kola supuso un reto titánico que nos empujó a mejorar la tecnología de perforaciones superprofundas y que permitió mejorar y desarrollar distintas tecnologías para el estudio geofísico profundo.