En el medio del Pacífico hay un nuevo territorio que ningún país ha querido reclamar nunca, una superficie de unos 1,6 millones de km2 a la que todos han contribuido pero nadie quiere. Una "isla nullius" de plástico.
La isla de la basura del Océano Pacífico es conocida por muchos nombres: la gran mancha de basura, el séptimo continente o continente de plástico, la isla tóxica, la gran zona o mancha de basura del Pacífico, el remolino de basura o la isla de la contaminación. Ninguno de ellos suena atractivo...
La isla de plástico es una zona del océano Pacífico cubierta de desechos marinos y unas 80.000 toneladas de plástico que no para de crecer en el centro del océano Pacífico Norte. Localizada entre las coordenadas 135°-155°O y 35°-42°N este nuevo continente tiene unas dimensiones tres veces mayores que las de Francia y como es lógico se encuentra deshabitado.
Su superficie es muy variable dependiendo del criterio que se adopte, dependiendo de la concentración de plásticos que se fije como umbral para definir la isla puede variar entre los 700.000 y los 17 millones de km². En cualquier caso, se trata de la mayor concentración de plásticos jamás registrada, y está creciendo. Todos estos plásticos y desechos han quedado atrapados en un vórtice de generado por las corrientes oceánicas del Pacífico Norte.
A pesar de su tamaño y su elevada densidad en algunos puntos, la isla de basura es tímida y resulta muy difícil de ver en imágenes satélite y es invisible a los radares. Lo cierto es que no se trata de un amasijo de bolsas de la compra flotantes, sino más bien de una capa de microplásticos del tamaño de un grano de arroz, que lenta e inexorablemente están destruyendo el ecosistema marino. Este reducido tamaño hace que sea muy difícil de limpiar.
Descubrimiento
La primera referencia a esta isla fue descrita en 1988 en una publicación del NOAA de Estados Unidos (National Oceanic and Atmospheric Administration), basándose en los análisis de varios laboratorios de Alaska que encontraron altas concentraciones de plástico flotante en el océano Pacífico Norte, los científicos estimaron que estas elevadas concentraciones podían ser aun mayores en aquellos lugares donde las corrientes propiciasen la acumulación de desechos, concretamente en el giro del Pacífico Norte.
En 1997, el oceanógrafo (y capitán marítimo) estadounidense Charles Moore volvía a casa después de competir en una carrera. Al pasar por el giro del Pacífico Norte, Moore encontró una enorme extensión de agua cubierta por desechos flotantes. Moore alertó al también oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer de la existencia de este prodigio de la basuraleza al que denominaron Eastern Garbage Patch (mancha de basura del este).
Los trabajos y publicaciones de Moore hicieron conocida esta isla para el gran público mientras la comunidad científica iba descubriendo que no era una excepción: había otras islas de basura en el Atlántico Norte (2009), en el Índico (2010), en el Pacífico Sur (2011) y en el Atlántico Sur (2017).
Las islas de basura se forman en los vórtices de las principales corrientes marinas. |
¿Culpables?
Esta sopa de basura se ha ido formando gradualmente como resultado de la concentración de toda la polución marina en el giro del Pacífico Norte (un área comúnmente conocida como Horse Latitudes). Esto ha generado un mancha flotante que se desplaza sin rumbo fijo por una región de unos 3,4 millones de km², siete veces la superficie de España. Si consideramos las zonas periféricas en las que esta concentración es algo menor en total podría haber unos 100 millones de toneladas de desechos.
Está feo señalar culpables, pero hay varios países que sin duda hacen una contribución tremenda: China, Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam descargan más residuos plásticos al mar que todos los demás países del mundo juntos. Concretamente los ríos Yangtsé, Amarillo, Hai, de las Perlas (China), Indo (Pakistán), Ganges (India), Nilo (Egipto), Amur (Sino-ruso), Níger (Nigeria) y Mekong (Vietnam) descargan el 95% de los plásticos que hay en los océanos.
Un estudio en 2019 puso el foco en los barcos de carga chinos que podrían ser uno de los mayores contribuyentes de basura oceánica (recordadlo en vuestro próximo pedido a Aliexpress). Un portavoz de "Ocean Cleanup" declaró que: "todo el mundo habla de salvar los océanos al dejar de usar bolsas de plástico, pajitas y envases monouso. Eso es importante, pero cuando salimos al océano, eso no es lo que nos encontramos". En 2022 se estimó que todos los países de la OCDE juntos (Europa, América del Norte, Chile, Colombia, Israel, Turquía, Japón, y Corea del Sur) suponían tan solo un 5% de la polución marina por plásticos; el resto de países del mundo contribuían con el otro 95%. En América, otro estudio de 2021 señaló a Brasil como el séptimo país que más plásticos vierte a los océanos.
No obstante, y esto es mi opinión personal, sería cínico señalar como culpables a los productores olvidándose de los países que demandan estos plásticos.
Toxicidad
La isla de la basura tiene uno de los más altos niveles de partículas plásticas suspendidas en agua, eso la ha convertido en objeto de estudio para todos los investigadores que analizan la fotodegradación de los plásticos en el océano. A diferencia de los desechos biodegradables, los plásticos fotodegradables se desintegran en pedazos más pequeños que siguen siendo polímeros, este proceso continúa hasta llegar a niveles moleculares.
Los desechos plásticos flotantes fotodegradables se desintegran hasta alcanzar un tamaño en que pueden ser ingeridos por los organismos marinos pasando a formar parte de la cadena alimenticia. Tras años de degradación las partículas de plástico alcanzan un tamaño semejante al del zooplancton con una concentración mucho mayor en estas islas. Eso hace que sean consumidos por medusas, aves marinas y animales del mar, incluyendo tortugas del océano y albatros de patas negras, suponiendo todo un riesgo para la vida marina.
Las medusas se comen las toxinas que contienen los plásticos: bifenilos policlorados (PCB), DDT (1,1,1-Tricloro-2,2-bis(4-clorofenil)-etano), hidrocarburo aromático policíclico (HAP o PAH)... A su vez otros peces mayores se comen a las medusas sufriendo intoxicaciones e incluso problemas hormonales. Muchos de estos peces serán pescados y pasarán a ser alimento para los seres humanos (un estudio reciente descubrió microplásticos en las placentas de bebés).
Estos residuos plásticos afectan por lo menos a 267 especies alrededor de todo el mundo, la gran mayoría localizados cerca de la gran mancha de basura del Pacífico norte. Cada año mueren hasta un millón de aves marinas y 100.000 mamíferos marinos por ingestión de plástico o enredos en trozos de plástico.
Polizones
El 17 de abril de 2023, un equipo de investigadores reveló en la revista Nature Ecology & Evolution que decenas de organismos invertebrados, especies de algas, cangrejos y anémonas estaban medrando en estas islas de basura. Los científicos recolectaron varios objetos de plástico en alta mar en donde encontraron percebes y briozoos pegados a objetos como cepillos de dientes, perchas o botellas de champú. Además de estas especies, también se encontraron organismos costeros invasores que se habrían aferrado a estas balsas de plástico alejándose de sus hogares costeros poco profundos.
Entre los polizones costeros más comunes se encontraban anfípodos, isópodos, hidroides y briozoos, la mayoría originarios del Pacífico noroccidental. Muchos de estos organismo pudieron llegar entre los restos del tsunami de Japón de 2011. Los científicos encontraron comunidades prósperas de criaturas, costeras en el 70% de los escombros que analizaron.
Los huevos de estos crustáceos y los nuevos brotes de anémonas indican que muchas de estas especies son claramente capaces de vivir, sobrevivir y reproducirse en mar abierto con la ayuda de la contaminación plástica. Los plásticos, mortales para muchas especies locales, proporcionan un "hogar" permanente y no biodegradable para estas especies invasoras.
Los vórtices oceánicos subtropicales se conocen a menudo como los "desiertos del mar", ya que estas aguas contienen bajas cantidades de nutrientes. En el pasado esta falta de nutrientes y un medio al que aferrarse suponía una barrera que limitaba la colonización del océano abierto por las especies costeras.
Sin embargo, ahora las especies costeras estaban llegando en sus "cayucos de plástico" compitiendo con las especies autóctonas de mar abierto por unos recursos muy limitados, incluso en algunos casos alimentándose activamente de estas especies nativas del lugar. Aún no está claro cómo afectará el establecimiento de especies costeras en alta mar, sin embargo, la historia ha demostrado que la introducción de especies invasoras puede afectar significativamente a los ecosistemas endémicos.
Por supuesto, el plástico no es el único medio de transporte que lleva organismos de un medio a otro. Siempre ha habido desechos en los océanos, y especies invasoras, y prácticamente todos han sido causados por la acción del hombre. De todas formas, el plástico destaca por sus grandes cantidades, su flotabilidad y su lentísima degradación. Mientras que los troncos se descomponen al cabo de un tiempo, el plástico puede viajar durante años por los océanos de todo el mundo, introduciendo especies nuevas en ecosistemas frágiles.
La Isla de la Basura (Fuente: Nature. Nathional Geographic, Iberdrola) |
Limpieza
En 2022, el descubrimiento de un próspero ecosistema en la gran mancha de basura del Pacífico planteó ciertas dudas sobre si limpiar la basura de esta zona podría tener efectos adversos sobre esta plastisfera.
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