28 febrero 2022

Los Centinelas del Ártico - Finlandia

Los centinelas vigilan una casita (Foto: Pierre Destribats)

Al norte de Finlandia, en el interior de la región de Laponia, existe un bosque donde el invierno cubre todo de hielo y nieve, donde las temperaturas bajan hasta los -40ºC y donde la blancura infinita domina todo el paisaje...

Laponia es una de las regiones más septentrionales de Europa, situada al Norte del Círculo Polar Ártico, abarca territorios de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Su clima se podría considerar continental, aunque la proximidad del Océano Ártico también garantiza abundantes precipitaciones de nieve.

Allí, gigantescos árboles cubiertos de hielo y nieve son los únicos seres vivos visibles durante el invierno; mientras los peces sobreviven bajo el hielo y muchos mamíferos optan por invernar, los denominados "Centinelas del Ártico" permanecen en guardia, inmóviles en un escenario que parece detenido en el tiempo. 

Se trata de árboles con cientos de años a sus espaldas que se han adaptado perfectamente a su medio y que sobresalen como enormes torres de hielo en la monotonía del paisaje. Atrapados entre nieve y hielo, estas fantasmagóricas figuras acaban con una coraza helada que los vuelve irreconocibles.

El 29 de Mayo de 2012, Los Centinelas del Ártico saltaron a la fama gracias a unas imágenes de Niccolo Bonfadini en las que estos caminantes blancos se convirtieron en la Astronomy Picture of the Day de la NASA.

Según una antigua leyenda nórdica, estas estructuras son los guardianes de las tierras del norte: Los Centinelas del Ártico. Los cuentos y las tradiciones populares laponas, hablan de estos arboles como criaturas mágicas que vigilan los bosques durante el invierno, protegiendo y ayudando a los seres que los habitan; se dice que cada invierno, ancestrales seres gigantes toman vida en cada uno de estos enormes árboles.

Esta extraña estampa se repite cada invierno en esta región de Laponia. Cuando las temperaturas descienden entre los -15 y los -40 grados centígrados, estos enormes árboles centenarios quedan cubiertos de nieve hasta convertirse en gigantes de hielo cabizbajos que vigilan este fascinante rincón del mundo.


Norilsk - Rusia

La calle principal de Norilsk, Leninsky Prospekt, mide 2,25 kilómetros de largo.

Norilsk es el núcleo urbano más grande del norte de Siberia (cerca de 230.000 habitantes) y uno de los últimos territorios en donde habitaron los mamuts. Situada 400 Km en el interior del Círculo Polar Ártico, sería la ciudad más septentrional del mundo de este tamaño (mayor de 100.000 habitantes) y, según los propios medios rusos, también ostentaría el título de "la ciudad más deprimente del mundo".

Para entender el aura de infelicidad que desprende esta ciudad primero hay que remontarse a sus orígenes: El plan urbanístico de Norilsk fue concebido en 1940 por arquitectos de Leningrado, toda la ciudad fue creada por prisioneros de los gulags, los campos de trabajo soviéticos. Cerca de 16.000 prisioneros perdieron aquí su vida debido a los trabajos forzados, el frío o las sucesivas hambrunas (entre 1941 y 1944, todo el país estaba inmerso en la guerra y apenas llegaba comida hasta esta remota región). 

Pero... ¿por qué venir a morir a este remoto rincón? Esta ciudad no tendría ningún sentido de no ser porque a un kilómetro de profundidad bajo tierra se esconde un inmenso tesoro en forma de níquel, cobre, cobalto, platino, paladio... La riqueza minera de esta zona es el único motivo para aguantar donde nadie más querría estar. 

La industria extractiva de Norilsk es su bendición y su condena

La región de Norisk es la mayor productora a nivel mundial de níquel y paladio, pero también cuenta con importantes reservas de cobre y cobalto; todos ellos minerales escasos y difíciles de encontrar que sin embargo son imprescindibles para smartphones, ordenadores portátiles, tablets, etc... Paradójicamente, hace relativamente poco que Norisk ha logrado un servicio de internet aceptable con el que poder usar todos estos dispositivos.

Actualmente, Norilsk es famosa por su clima extremo, sus duras condiciones de vida y su incesante actividad minera. Los prisioneros de los gulag levantaron una industria minera que hoy en día es el orgullo de Rusia: de Norilsk sale el 20% del níquel mundial... pero también el 1% de las emisiones de óxido de sulfuro. Aquí se localiza la mayor planta metalúrgica y el mayor complejo minero del planeta, unas instalaciones que suponen el 2% del PIB de Rusia, pero esto también implica que durante años haya sido considerada la ciudad más contaminada del mundo.

La serie fotográfica "Block 17" de Christophe Jacrot refleja el ambiente deprimente de la ciudad

La leyenda negra de Norilsk mezcla mito con realidad, pero sin duda hay algunos datos escalofriantes: 

  • Debido a la baja calidad de vida, poca gente llega a vieja... La esperanza de vida es de 50 años, 10 años menos que el resto de Rusia.
  • La mortalidad infantil de Norilsk es la más alta de Rusia: casi un 16% de las muertes de niños del país se producen aquí.
  • Sus habitantes tienen el doble de posibilidades de tener cáncer, asma, alergias y enfermedades cardíacas, pulmonares o digestivas. 
  • No tiene un sólo árbol vivo en un radio de 48 kilómetros debido a la constante lluvia ácida. 
  • La tundra que rodea Norilsk es un yermo contaminado, la concentración de metales pesados en el suelo es tan elevada que está prohibido recoger setas y bayas en un radio de 30 kilómetros
  • Algunos días, la nieve cae con un extraño color oscuro que se aproxima al negro.
  • El aire huele a azufre porque está contaminado por partículas de metales pesados como níquel, cobre, cobalto, plomo o selenio. Para completar esta aterradora mezcla química, también hay óxidos de carbono y nitrógeno, fenoles y sulfuro de hidrógeno. Cuentan que una mañana apareció la estatua de Lenin que hay en la plaza del pueblo adornada con una máscara de gas

Leyenda negra o realidad, lo cierto es que la empresa "MMC Norilsk Nickel" levantó la ciudad en torno a una gran planta de procesamiento que durante siete décadas operó en esta zona. La enorme planta generó empleo para todos los ciudadanos de Norilsk, pero a cambio de un elevado precio: la salud de sus habitantes. La explotación descontrolada de los yacimientos de cobre y níquel durante décadas contaminaron la región hasta límites insospechados; si nos atenemos a criterios medioambientales, Norilsk llegó a ser considerada la peor ciudad del mundo para vivir.
Finalmente, la planta fue cerrada y trasladada a las afueras de la ciudad por la propia empresa para librar de la polución las zonas residenciales y lograr una ciudad más limpia. Hoy en día el problema parece controlado salvo por vertidos como el de 2016, que tiñó el río Daldikan de color rojo.

El río Daldykan se ha teñido de color rojo sangre en varias ocasiones sin que se esclarezcan los motivos

Más allá del mito, lo cierto es que Norilsk ya no es la ciudad más contaminada del mundo (ha bajado hasta la séptima posición) pero sigue siendo la más contaminada de Rusia. Al margen de la contaminación y sus causas, a Norilsk le sobran los motivos para ser considerada la ciudad más deprimente del mundo: Su localización al norte del círculo polar ártico tiene como consecuencia que Norislk pase 45 días al año sin ver el sol, sumidos en una noche permanente.

A su alta contaminación hay que añadir un clima extremo, con inviernos a -30º C de media, no es la ciudad más fría del mundo (eso será otro post) pero se le parece demasiado. En Norilsk suele nevar... 270 días al año más concretamente. Con frecuencia se forman fuertes tormentas de nieve con vientos que superan los 70 Km/h. En ocasiones las temperaturas han bajado hasta los 62 grados bajo cero, excesivo hasta para los rusos... 

El suelo es una inestable capa de hielo, perenne pero traicionera, con un subsuelo de permafrost que con el paso de las décadas y los cambios de volumen, agrieta y tambalea las viviendas prefabricadas. Los derrumbes son frecuentes en Norilsk y el mantenimiento de los edificios plantea enormes problemas debido al deshielo del permafrost.

Los edificios abandonados quedan irrecuperables (Foto: Elena Chernyshova)

No existe ninguna carretera o vía férrea que enlace con alguna otra ciudad. La única salida de esta inhóspita ciudad es un aeropuerto donde los vuelos sufren frecuentes cancelaciones por los temporales de nieve y donde aterrizar supone toda una odisea. La otra alternativa es el río Yenisei, que puede llevarte al interior de Siberia o a su desembocadura en el mar; como es previsible el río está completamente helado durante gran parte del año. 

Norilsk es una fortaleza, sobre todo para los extranjeros, que tienen prohibido visitarla sin un permiso del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (el sucesor del KGB).
La cotidianidad es un lujo en Norilsk: cada coche, baldosa, tubería, ropa, fruta o verdura ha llegado hasta aquí en rompehielos o en avión. Las provisiones llegan en rompehielos hasta el puerto de Dudinka, mientras que otros bienes más delicados lo hacen en avión. Mientras que la mayoría de los países preservan la cadena de frío para que la comida no se pudra, en Norilsk se utilizan cámaras especiales para que la verdura no se congele... los tomates, por ejemplo, solo pueden viajar en avión.

El urbanismo de Norilsk es tan feo como adaptado a su entorno: los edificios se agrupan formando patios cerrados comunicados por estrechos callejones al abrigo de los fuertes vientos.

Hoy en día los habitantes de Norilsk son una mezcla de indígenas, descendientes de presos, nuevos colonos y buscavidas. La ciudad es famosa en toda Rusia por el frío y las duras condiciones de vida, pero para muchos ofrece mejores oportunidades que otras regiones del país. En la fundición, las condiciones laborales son especialmente duras, la concentración de gases tóxicos es tan elevada que muchos operarios trabajan protegidos con mascarillas y respiran mediante tubos conectados a botellas de oxígeno.

Más allá de la recurrente minería tradicional recientemente han surgido nuevas y contaminantes alternativas: la empresa rusa BitCluster, dedicada al minado de criptomonedas, se acaba de instalar en la ciudad bajo el paraguas del gigante minero Norilsk Nickel. El lugar supone varias ventajas para la minería criptográfica ya que su frío extremo reduce la necesidad de refrigeración (y el consumo eléctrico), además la empresa Norilsk Nickel proporciona un suministro de energía relativamente barato y que no está conectado a ninguna de las redes eléctricas de Rusia.

Uno de los pasatiempos preferidos en Norilsk es hacer un agujero en el hielo y bañarse en el agua helada... cosas de rusos (Foto: Elena Chernyshova)

El día a día en Norilsk no concede muchas alegrías. En invierno, la ciudad se sume en la larga noche que va desde finales de noviembre hasta finales de enero. Los colegios y guarderías tienen sensores para calcular la sensación térmica en función del viento y la temperatura, durante esta época suele estar prohibido realizar actividades al aire libre por lo que prácticamente toda la vida se desarrolla entre cuatro paredes. Para compensar que los niños no pueden jugar en el patio, las escuelas disponen de grandes espacios cerrados donde practicar deporte.

Desde finales de mayo hasta finales de julio, el sol nunca se pone tras el horizonte; los sufridos habitantes de Norilsk celebran el "día polar" con un festival en la tundra en el que aprovechan los días de sol ininterrumpido del verano ártico y sus amables temperaturas, que pueden llegar a los 30º C. No existen zonas verdes, por lo que el único lugar de recreo sería el lago Dólgoye, situado entre la ciudad y la zona industrial. 

Las plazas de Norilsk se refugian al abrigo de los bloques de pisos (Foto: Rusia Beyond)

A pesar de las inclemencias, sus ciudadanos parecen felices, cobran mejores salarios que en otras regiones mineras del país (unos 1200 euros), disfrutan de 90 días de vacaciones al año, se jubilan anticipadamente a los 45 y suelen contar con un piso gratis en zonas más templadas y acogedoras cuando se retiran. 

18 febrero 2022

Varanasí - India

Benarés (o Varanasí), antiguamente Kashí, es una antiquísima ciudad situada en el estado de Uttar Pradesh, a orillas del río Ganges; es la ciudad más sagrada de la India y uno de los principales destinos de peregrinación del mundo. 

Se trata de una de las siete ciudades sagradas del hinduismo, ya que existe la creencia de que una de las cuatro cabezas del dios Brahmá consiguió descansar al llegar a esta ciudad. Además, según la mitología hinduista, la mano izquierda de Satí (la esposa del dios Shiva, que se suicidó prendiéndose fuego) cayó en esta ciudad; por eso, hoy en día, ambas divinidades cuentan con importantes templos conmemorativos.

Según el hinduismo, todo aquel que muera en Benarés (o a menos de sesenta kilómetros de la ciudad), quedará liberado del ciclo de las reencarnaciones. Esta creencia ha convertido a esta ciudad en "el lugar perfecto para morir" y un destino prioritario para miles de enfermos terminales y ancianos hindús, que vienen aquí a pasar sus últimos días. A lo largo de ambas orillas del Ganges se alinean numerosas residencias destinadas a albergar a los moribundos.

Miles de ciudadanos indios emprenden un viaje sin retorno hasta estas orillas al final de sus días, además, según esta misma tradición, todo hindú deberían visitar Varanasí al menos una vez en su vida. Esto la convierte en una visita obligada para los 1200 millones de personas que siguen esta religión en todo el mundo y en una de las ciudades más sagradas del planeta, ya que Varanasi no solo es importante para el hinduismo, también lo es para el jainismo y el budismo.

El principal destino de los peregrinos que visitan la ciudad son los ghats, nombre que reciben los escalones de piedra que descienden hasta el Ganges. Visitantes y autóctonos suelen empezar el día con un baño en sus aguas , un ritual que se considera purificador de los pecados. Lo cierto es que a su paso por esta ciudad, el río Ganges cuenta con un importante grado de contaminación; en sus oscuras y sagradas aguas se pueden encontrar vertidos de aceite, grasa, gasolina, restos de productos químicos... una amalgama sobre los que flotan ofrendas, cadáveres (humanos o animales) y cenizas procedentes de los crematorios existentes en las orillas del río.

Todos los días al amanecer, los ghats se llenan de hombres y mujeres realizando sus baños purificadores en el río mientras rinden tributo al dios del Sol, Surya. Mientras las campanas resuenan en los templos, cientos de personas bajan los escalones que descienden al Ganges y realizan su rito matinal mientras una larga cola de devotos esperan su turno en el exterior. Una vez terminen las ceremonias matinales, los habitantes de Varanasí se irán sucediendo por estas escalinatas a lo largo de todo el día, para bañarse, asearse, lavar la ropa, meditar, hacer yoga, descansar tras el trabajo o quemar sus muertos.

Existen más de 100 ghats por toda la ciudad, la mayoría construidos en el siglo XVIII. Cada una de estas escalinatas, tiene un nombre y una función especial: Algunos son especialmente populares, como el ghat de Pancha Ganga, donde se cree que convergen cinco ríos sagrados; sin embargo los ghats más conocidos de la ciudad son Manikarnika y Harischandra, los crematorios principales.

En estas dos zonas las piras funerarias arden día y noche, sólo el Ghat de Manikarnika celebra entre 200 y 300 cremaciones cada día. Hay quien afirma que el propio Shiva susurra una canción de liberación (un mantra tarak) en el oído de quienes son cremados aquí, otorgándoles así el moksha, la salvación del ciclo de reencarnaciones.

Para tratarse de un país en el que muchas veces la privacidad destaca por su ausencia, lo cierto es que los indios son muy reservados con sus funerales, las cámaras de fotos están prohibidas y prefieren realizar este rito en la más estricta intimidad. La ceremonia puede llegar a durar diez horas, y el momento cumbre es la incineración, en la que los familiares rodean la hoguera y desafían con la mirada una estampa tan cruda como habitual en esta ciudad.

Cremaciones nocturnas en un ghat de Varanasi (Foto Wayne Pinkston)

El ritual siempre es dirigido por un varón, preferentemente el primogénito del fallecido. Las mujeres se encargan de lavar y engalanar el cuerpo del difunto al que cubren con coloridos ropajes. A la hora acordada, el cadáver es transportado a hombros de su familia en una especie de camilla hecha de bambú. Durante todo el recorrido la familia recita la misma letanía “Ram Nam Satya Hai” (El nombre del señor Ram es la verdad real) hasta que llegan al lugar de la ceremonia. Aquí, la familia entrega el cadáver a los “doms” o cremadores, los descendientes de una tribu clasificada como intocables, la casta más baja de la India. 

Los "doms" preparan la pila funeraria con unos 300 kilos de madera. Se emplean cinco tipos de madera distintos y la proporción de cada una de ellas varía en función de la clase social (y el poder adquisitivo) de la familia del difunto. La madera de sándalo es la más cara, unos 28 euros el kilo, diez veces más que la madera más barata. Pero incluso las ceremonias más discretas vienen a costar unos 800 euros, una cifra astronómica para la gran mayoría de los indios.

Mientras se construye la pira funeraria, se cambian las ropas del difunto por una mortaja blanca y su cuerpo es sumergido en las aguas del Ganges para su purificación y depositado sobre los escalones del ghat. Antes de encender la pila, el cadáver se suele untar con ghee, una especie de mantequilla india que facilita el proceso de cremación. 

El encendido de la pira funeraria es un momento crucial y para ello, antes hay que comprar el fuego divino al Raja Dom, el Rey de los cremadores y “legítimo heredero del mitológico rey Kaaloo Dom”. Esta persona es la encargada de custodiar día y noche el fuego sagrado de Shiva y el único que puede usar su llama. El precio del fuego no es fijo y depende del status de la familia; tras las pertinentes negociaciones, el Raja Dom se encarga de encender la pira.

Jagdish Chaudhary ha sido el Cremador Jefe o "Dom Raja" hasta su muerte en Agosto de 2020. Durante su "reinado" tuvo que resolver las disputas que surgían entre los distintos ghats.

El cuerpo tardará unas tres horas en reducirse a cenizas, durante todo este tiempo, los familiares esperan pacientemente alrededor de la pira. Al cabo de una hora y media, aproximadamente, se produce la explosión de la calavera, otro momento crucial del rito ya que simboliza la liberación del alma del fallecido.

Una de las cosas más impactantes es el silencio en que transcurre todo el ritual. Existe la creencia de que expresar dolor o pena puede perturbar la transmigración del alma, por lo aquí no se llora a los muertos. Es poco frecuente que las mujeres de la familia asistan a esta parte del ritual ya que se las presupone más propensas a manifestar sus emociones.

Mas raro aun es encontrar a la viuda, en parte para evitar que intente auto-inmolarse junto a su esposo fallecido. Esta costumbre llamada "sati" simboliza la devoción suprema de una esposa hacia su marido y llegó a ser bastante común durante el siglo XIX. El gobierno tuvo que tomar cartas en el asunto y prohibir específicamente los sati, siendo en 1987 el último caso conocido.

Cuando se apaga la pira, un sacerdote reúne las cenizas y las deposita en el Ganges donde quedarán flotando rumbo a la eternidad. Entonces la familia da comienzo a trece días en los que deberán llevar una vida piadosa, realizar ofrendas y seguir una rigurosa dieta vegetariana (si es que no la seguían ya). Pasadas estas dos semanas se considera que el fallecido ha alcanzado el nirvana, su alma ha ascendido al cielo libre del ciclo de reencarnaciones y sus familiares lo celebran con un gran festín.

No todos los hindúes son incinerados, se considera que no hace falta incinerar a las "almas puras", como los animales o los niños menores de 3-10 años (en su lugar son sumergidos en el río con una piedra atada a su cuerpo). Tampoco se incinera a los hombres considerados “santos” como sacerdotes, yoguis o brahamanes, ni a las mujeres embarazadas ya que el feto que llevan dentro todavía es un alma pura.

Curiosamente, tampoco se incinera a quienes han muerto por una mordedura de cobra, ya que este animal es uno de los avatares de Shiva y se considera que su veneno ya es suficientemente purificador. Tampoco se incineran personas con lepra para no enfadar al Dios fuego, lo cual desde luego no ayuda a evitar la propagación de la enfermedad. En principio tampoco deberían incinerarse los cadáveres de personas fallecidas por una enfermedad epidémica, no obstante la reciente pandemia causada por el COVID-19 ha encendido piras por toda la India. Nada nuevo para una ciudad en la que niños descalzos juegan entre vacas y sacos con cadáveres....

Varanasí, al igual que sus ritos, es muy muy antigua, ancestral. Algunos dicen que podría ser una de las ciudades más antiguas del planeta, y una de las pocas que continúa poblada en la actualidad. Lo que si es seguro es que lleva habitada desde antes del año 1800 A.C. El escritor estadounidense Mark Twain escribió sobre ella: 

«Benarés es más antigua que la Historia, más antigua que las tradiciones, más vieja incluso que las leyendas, y parece el doble de antigua que todas juntas»

La mayoría de los residentes de esta ciudad de espiritualidad milenaria son shaivite (devotos de Shiva). Los seguidores de Shiva creen que era un dios vegetariano, por lo que la mayoría de los ciudadanos se adhieren a una estricta dieta sátvica ("vegetariana pura"). En 2019, el gobierno del partido nacionalista hindú BJP prohibió la venta y el consumo de carne a 250 metros de todos los templos y sitios históricos. Estamos hablando de una ciudad MUY sagrada, la capital espiritual de India, donde se estima que puede haber unos 23.000 templos.

Desde entonces, casi toda la ciudad sigue una dieta sátvica basada en los principios ayurvédicos y que se caracteriza por los más estrictos estándares de vegetarianismo, prescritos por el Sanatana dharma, una forma absoluta de hinduismo. No solo está prohibida la carne, también se prohíbe el uso de cebolla y el ajo en la cocina, ya que se cree que aumenta la ira, la agresividad y la ansiedad.
Condicionada por estas restricciones, la cocina local de Varanasí se ha convertido en una fuente de inspiración para restaurantes vegetarianos de todo el mundo