03 noviembre 2024

El Bosque de Aokigahara - Japón

El Bosque de Aokigahara, también conocido como el "Mar de Árboles" (Jukai) o el "Bosque de los Suicidios", es un bosque denso, oscuro y misterioso situado en la base del Monte Fuji, en Japón. Este lugar, a unos 160 kilómetros al oeste de Tokio, ha adquirido fama mundial en los últimos años debido a su siniestra belleza natural y a su trágica reputación.

Este bosque está ubicado en la prefectura de Yamanashi, al noroeste del Monte Fuji (un volcán a decir verdad). En consecuencia, el suelo del bosque está compuesto en gran parte de roca volcánica, lo que dificulta el crecimiento de raíces profundas. El resultado es un terreno irregular y cubierto de raíces, musgo y vegetación densa.

El bosque es espeso, frondoso y cuenta con una gran variedad de especies de árboles, principalmente pinos y cedros, además entre la maleza se ocultan cuevas y formaciones de lava. La densidad del bosque y el suelo volcánico absorben el sonido, lo que hace que sea inusualmente silencioso. El viento queda bloqueado por los espesos árboles y la vida silvestre es casi inexistente, por lo que el silencio es tu único compañero al adentrarte en el bosque.

Además, debido a la ubicación del bosque en una zona con alto contenido de hierro, los dispositivos de navegación tales como las brújulas pueden volverse poco fiables. Esto hace tremendamente fácil perderse en el bosque, por esa razón, muchas personas llevan cintas o cuerdas para marcar su camino y poder regresar.

Antiguos Mitos

El bosque Aokigahara ha formado parte de la cultura japonesa desde hace siglos. En la época antigua, se creía que el bosque estaba habitado por espíritus vengativos (yūrei), demonios y fantasmas. Según algunas leyendas, durante las épocas de guerra y hambruna, algunas personas dejaban a sus familiares ancianos o enfermos en este bosque para que murieran allí. Esta tradición ha contribuido a la percepción del lugar como un sitio oscuro y lleno de energía negativa.

La atmósfera densa y opresiva, el silencio y un terreno laberíntico en el que resulta fácil perderse, han hecho que Aokigahara sea un lugar recurrente en la cultura popular, apareciendo en libros, películas y documentales. En los últimos años también han aparecido diversas leyendas urbanas y relatos creepy pasta que alertan sobre la presencia de espíritus inquietos que habitan este lugar, convirtiendo al bosque de Aokigahara en un sitio de peregrinación para los amantes de lo sobrenatural.

La Cruda Realidad

Actualmente el bosque es mundialmente conocido como "el Bosque de los suicidios", ya que es el destino final de numerosas personas que acuden hasta aquí para acabar con sus desdichadas vidas. En la cultura asiática es común que muchas personas prioricen no ser un estorbo o causar problemas, esto genera un elevado índice de suicidios cuando se sienten inútiles o marginados por la sociedad. Para evitar un mal trago a quienes encuentren su cadáver, muchos de estos suicidios se llevan a cabo en bosques o puentes donde nadie pueda encontrar el cuerpo.

Aokigahara es tristemente conocido como uno de los lugares con mayor índice de suicidios de Japón (un país con una de las mayores tasas de suicidio del mundo), con estimaciones que indican que entre 50 y 100 personas mueren aquí cada año. Esta alta tasa de suicidios ha llevado a las autoridades locales a tomar medidas, como colocar letreros y mensajes que buscan disuadir a quienes acuden aquí para suicidarse. Estos carteles repartidos en varios puntos de entrada al bosque, piden a los visitantes que reconsideren sus intenciones y busquen ayuda con frases como: "Piensa en tu familia. Piensa en tus amigos ¿Realmente quieres morir?".

El suicidio no es broma en Japón (ni debería serlo en ninguna parte del mundo), en 2014 más de 25.000 personas se suicidaron en el país del sol naciente, un promedio de 70 al día. Es especialmente fatídico es el 1 de Septiembre, fecha en la que numerosos estudiantes menores de 18 años se quitan la vida para no tener que volver al colegio.

Durante muchos años, este bosque se convirtió en un símbolo de la crisis de salud mental en Japón por su tremenda asociación con el suicidio (prácticamente era un suicidódromo). Las autoridades dejaron de publicar los datos anuales de fallecidos para reducir la vinculación de este lugar con las prácticas suicidas, pero el problema continua hoy en día. Varias patrullas de policías y voluntarios suelen recorrer la zona en un esfuerzo por prevenir tragedias, en muchos casos estas mismas patrullas recuperan e identifican los cuerpos abandonados en el bosque.

Cultura Popular

Esta asociación entre Aokigahara y los suicidios ha sido reflejada en muchas obras. Algunos dicen que este fenómeno pudo empezar con el libro Kuroi Jukai de Seicho Matsumoto, en el que se describe el suicidio de dos personajes en el bosque. Como ya vimos en Izu Oshima, los suicidios crean tendencia en Japón; allí la historia de una estudiante que se tiró al cráter de un volcán desencadeno una oleada de suicidios que duró años

El bosque también ha inspirado a otros autores como Haruki Murakami, quien menciona el bosque en su novela "Norwegian Wood" para hablar del amor, la pérdida y la muerte. En 2010, el cineasta estadounidense Gabe Hobbs hizo un documental titulado "Aokigahara: A Forest of Suicides" en el que aborda el complejo tema de la salud mental en Japón.

Turismo

A pesar de su reputación, Aokigahara también es un lugar turístico popular debido a su geografía única  y su innegable belleza. Los visitantes pueden encontrar senderos que los guían por el denso bosque a través de un paisaje espectacular. Es un destino muy apreciado por senderistas y exploradores, aunque existen rutas específicas debido a la alta probabilidad de perderse en su espesa vegetación. Entre los sitios a visitar destacan las Cuevas de Hielo y las Cuevas del Viento, ambas ubicadas cerca del bosque y con hielo durante todo el año. 

En los últimos años, ha habido un esfuerzo por parte de las autoridades locales y organizaciones de salud mental para aumentar la conciencia sobre el suicidio y ofrecer recursos a quienes lo necesiten. Muchos de los que han visitado el bosque han compartido sus experiencias agrandando su misticismo y leyenda, desde la sensación de tristeza que envuelve todo el lugar hasta encuentros perturbadores con recuerdos o pertenencias de quienes han perdido la vida aquí. Algunos han relatado haber encontrado objetos personales, como notas de despedida que les han dejado una profunda impresión.

Pero no podíamos acabar el post sin hablar de turismo imbécil. En 2018 el youtuber Logan Paul publicó un vídeo visitando el bosque y bromeando con los cadáveres que encontraba a su paso, esto desató una oleada de críticas hasta que se retiró el vídeo.

Sin duda, Aokigahara es un lugar de contrastes: hermoso y trágico, un refugio natural que también representa la lucha humana contra la desesperación y el dolor emocional. Las historias que oculta este bosque son un recordatorio de la importancia de la salud mental y de brindar apoyo a quienes lo necesitan.