12 marzo 2022

Cráter Barringer - EEUU

El cráter Barringer (o "Meteorite Crater" según su nombre oficial) es un cráter de impacto que se encuentra 55 km al este de la ciudad de Flagstaff, en el norte de Arizona, Estados Unidos. Con más de un kilómetro de diámetro, se trata de uno de los ejemplos más conocidos, convirtiéndose en 1920 en el primer cráter de la superficie terrestre en ser reconocido como cráter de impacto por un meteorito. La teoría más aceptada en la actualidad es que pudo formarse hace unos 50 000 años por el impacto del meteorito Canyon Diablo, un objeto de unos 50 m de largo que llegó a la superficie terrestre a una velocidad aproximada de 12 km/seg.

La historia del cráter del meteorito comenzó hace 50.000 años, durante el período Pleistoceno, en esa época el clima de la meseta del Colorado era mucho más frío y húmedo, toda la superficie estaba cubierta por pastizales y bosques en los que habitaban mamuts lanudos, perezosos gigantes y camellos. Una mañana como otra cualquiera, un asteroide del tamaño de una piscina olímpica se precipitó sobre la Tierra con una velocidad 36 veces mayor que la del sonido. 

En solo 6 segundos, la fuerza del impacto hizo saltar por los aires 175 millones de toneladas de piedra caliza y arenisca, rociando roca fundida y fragmentos del meteorito a varios kilómetros de distancia. Bloques de piedra caliza grandes como casas y con más de 30 toneladas de peso serían expulsados fuera del cráter apareciendo desperdigados en un área de 260 km². Se estima que el choque del impacto podría haber provocado un terremoto localizado de una magnitud de 5,5 o mayor en la escala de Richter. El impacto produjo temperaturas y presiones suficientes para transformar el carbono en coesita, lonsdaleíta y otras formas de diamantes que años después despertarían el interés por la zona.

Pero vayamos directamente al morbo: Probablemente no había humanos para verlo, pero si los había, murieron. El impacto produjo una explosión equivalente a 2,5 megatones, unas 150 veces la potencia de la bomba de Hiroshima. El choque del impacto pudo haber provocado un terremoto de magnitud 5,5 o mayor en la escala de Richter. La energía térmica liberada por la explosión habrían matado inmediatamente a todas las criaturas vivientes en un radio de 3 a 4 km. El impacto a su vez, produjo una bola de fuego lo suficientemente caliente como para abrasar cualquier criatura en una distancia de hasta 10 km. Posteriormente, la onda de choque viajó a una velocidad de 2000 km/h derribando cualquier cosa en su camino en un radio de entre 14 y 22 km, para finalmente convertirse en fuertes vientos huracanados hasta llegar a los 40 km de distancia del impacto.

El cráter se encuentra a una altitud de unos 1740 metros sobre el nivel del mar, por lo que a diferencia de otros cráteres mayores como el de Chicxulub, no corre ningún riesgo de acabar inundado por el mar. Una vez que el polvo y los escombros se asentaron, el cráter permaneció en silencio durante decenas de miles de años a medida que el clima de Arizona se volvía gradualmente más seco, ayudando a preservar la huella del impacto.

Actualmente tiene un diámetro de aproximadamente 1200 metros y casi 170 metros de profundidad. En el centro del cráter se acumula una capa de entre 210 y 240 m de materiales depositados; esta zona central está resguardada por un borde que se eleva hasta 45 m sobre la planicie en la que sucedió el impacto.  

Hoy en día es el ejemplo clásico de las consecuencias de un meteorito, pero no siempre fue así... Tradicionalmente, antes de realizar ningún estudio científico, se pensaba que solo una erupción volcánica explosiva podría crear un cráter tan grande; sin embargo, los materiales sedimentarios presentes (principalmente calizas) y la total ausencia de lava, no acababan de encajar en esta hipótesis.

El primer informe geológico en esta zona no se centró en el cráter en sí, sino en pequeños diamantes que habían aparecido en meteoritos cercanos. La estructura, entonces conocida como Coon Mountain, fue estudiada en 1891 por el geólogo Grove Karl Gilbert, quien descartó la hipótesis del impacto meteorítico y formuló una teoría según la cual el cráter podría haberse formado como resultado de una explosión de gas subterránea.
Era una época en la que el conocimiento sobre los meteoritos distaba mucho del actual, no existía una metodología para confirmar estos impactos y el estudio de la geología iba en muchos casos ligado a un interés empresarial.

Daniel Moreau Barringer

Daniel Moreau Barringer (25 de mayo de 1860 – 30 de noviembre de 1929) era uno de estos personajes polifacéticos: abogado, geólogo, ingeniero de minas y propietario de varios negocios mineros, tras formarse en escuelas militares, Daniel Barringer se graduó en la Universidad de Princeton en 1879 a la edad de 19 años, en 1882 se graduó en la Escuela de Derecho de la Universidad de Pensilvania. Posteriormente estudió geología y mineralogía en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Virginia respectivamente.

En 1892, Barringer junto a otros socios, descubrieron y adquirieron una mina de oro y plata cercana a Cochise, Arizona. Años más tarde, Barringer también descubría la mina de plata "Commonwealth" en Pearce, Arizona. Estos dos negocios le convertirían en un hombre rico.
En 1902, ya con una posición acomodada, Barringer supo de la existencia del estudio de Gilbert sobre Coon Montain. La presencia de miles de pequeñas partículas meteoríticas en la proximidad del cráter llevó a Daniel a pensar que las conclusiones de este estudio eran erróneas. 

Cuatro años después, Barringer y su socio, el matemático y físico Benjamin C. Tilghman, presentan sus primeros artículos sobre el cráter en el Servicio Geológico de los Estados Unidos; en estas publicaciones se analizan los estudios geológicos en la zona y la presencia de una capa del sustrato en la que aparecen mezclados al azar fragmentos de meteorito y restos de rocas de la zona, esto según Daniel, sería resultado de la nube formada tras el impacto

Barringer en cierto modo estaba más interesado por el hierro meteorítico que por el origen de la formación. Confiado por sus anteriores aciertos, Barringer compró los terrenos que rodeaban el cráter convencido de su origen sideral, según sus estimaciones, unos diez millones de toneladas de hierro espacial esperaban ocultas bajo tierra.

Los duros comienzos de la Standard Iron Company

Con un interés tanto científico como económico, Barringer creó la "Standard Iron Company" para explotar el hierro que yacía enterrado bajo la superficie del cráter. La compañía minera realizó operaciones de perforación en el interior y los alrededores del cráter entre 1903 y 1905, y efectivamente, llegó a la conclusión de que el cráter había sido causado por un impacto violento; sin embargo, fueron incapaces de encontrar al meteorito responsable del cráter. No obstante, la compañía continúo explorando y sondeando el cráter con menor intensidad hasta la muerte de Barringer.

Barringer murió de un ataque al corazón el 30 de noviembre de 1929, poco después de leer nuevos y contundentes argumentos en contra de la presencia de hierro por la que tanto había luchado. Estudios científicos como los del astrónomo Forest Ray Moulton sugerían que el meteorito, muy probablemente, se había vaporizado poco antes de tocar tierra. La energía liberada encima del área de impacto parecía indicar que el meteorito había llegado ya vaporizado al suelo. Para entonces la compañía de Barringer llevaba gastados unos 600.000 dólares en la exploración del cráter, quedando al borde de la bancarrota.

Al morir dejó a su viuda Margaret Bennett y a sus ocho hijos la propiedad del cráter. A pesar de ser designado como hito natural nacional en 1967, los terrenos siguen siendo de propiedad privada y pertenecen a la familia Barringer quien los gestiona a través de la empresa "Barringer Crater Company", más centrada en la explotación turística que en la búsqueda del esquivo hierro.

En la actualidad sus descendientes intentan cambiar el nombre original del cráter (Cráter del meteoro) por el empleado en muchos textos científicos (Cráter Barringer). A la espera de si el cráter finalmente llevará el nombre de su descubridor, por lo menos ya cuenta con un pequeño cráter en su honor en el hemisferio sur de la Luna y con (3693) Barringer, un asteroide dentro del cinturón de asteroides, descubierto el 15 de septiembre de 1982 por Edward Bowell.

El cráter Pinacate en el desierto de Sonora, México

Actualmente hay unos 190 cráteres de impacto censados, algunos ciertamente espectaculares como el de Pinacate en el desierto de Sonora. Sin embargo, la Tierra borra rápidamente las huellas de estos impactos, por lo que duran relativamente poco tiempo y tan solo se conservan reconocibles en desiertos o lugares sin gran actividad erosiva superficial.

Barringer logró convencer a la mayoría de la comunidad científica de su teoría del impacto, de hecho, hoy en día es reconocido como la primera persona que demostró un impacto de meteorito sobre la Tierra. Pero no fue hasta 1960 cuando el astrónomo y geofísico Eugene Shoemaker demostró de manera concluyente que el cráter de Barringer fue producto del impacto de un meteorito. En su tesis doctoral, Shoemaker aportó evidencias como la presencia de coesita y stishovita dentro del cráter que consolidaban definitivamente las teorías de Barringer.​

Durante la década de los 60 surgieron nuevos métodos de análisis que utilizaban el cuarzo y otros minerales impactados como evidencia crucial para muchos otros cráteres conocidos, incluso han permitido identificar impactos en lugares donde no sobrevive ningún cráter.
En el crater de Barringer, los investigadores descubrieron piezas de arenisca que contenían evidencia microscópica de las intensas presiones sufridas durante el impacto. Dentro de los granos de cuarzo, había conjuntos entrecruzados de líneas paralelas; estas líneas se debieron formar como resultado de una intensa presión que atravesó la roca en una fracción de segundo, alterando la estructura cristalina de los granos de cuarzo.

Imagen microscópica de un grano de cuarzo del cráter de Barringer que muestra líneas paralelas entrecruzadas. Estas líneas negras son perpendiculares a la dirección de propagación del impacto.

Actualmente se cree que un meteorito llamado Canyon Diablo formó el cráter de Barringer. Este meteorito de níquel-hierro tenía cerca de 50 metros de largo, pero la mayor parte se desintegró al atravesar la atmósfera terrestre. Casi la mitad del peso bruto del meteorito, unas 300.000 toneladas, se vaporizó durante su viaje por la atmósfera.

Los restos del meteorito se esparcieron alrededor del cráter, tras impactar con el suelo a una velocidad de entre 12 y 20 kilómetros/segundo. Fragmentos de meteorito salieron despedidos por toda el área que rodea el cráter, con tamaños que iban desde la pequeña gravilla hasta bloques de 640 Kg.

En el lugar del impacto se formó una nube de vapor metálico que posteriormente condensó en pequeñas gotas de níquel-hierro, del tamaño de granos de arena. Como resultado de esta "lluvia metálica" y de la enorme dispersión que sufrieron los fragmentos más grandes, apenas se encontraron restos meteoríticos en las excavaciones realizadas en el cráter.

+ info: Barringer Company - AMNH - Wikipedia