Cien millones de cangrejos invaden las calles de Navidad
El 25 de Diciembre de 1643, el Capitán William Mynors de la "East India Ship Company", navegaba al mando de la Royal Mary, cuando avistaron una pequeña isla en el horizonte. La isla era conocida desde tiempos remotos por los navegantes malayos, pero para los europeos era todo un descubrimiento. En un alarde de originalidad, William decidió llamarla "Isla de Navidad" (oficialmente, Territory of Christmas Island).
La isla es un pequeño pedazo de tierra de unos 135 km² en mitad del Océano Índico. Las poblaciones más cercanas serían Yakarta, la capital de Indonesia, situada 360 Km al norte y las Islas Cocos, a 975 kilómetros de distancia. Actualmente es un territorio externo de Australia sin autogobierno en el que viven unas 1843 personas (según censo de 2021) repartidas por 5 pequeños asentamientos: Silver City, Kampong, Poon Saan, Drumsite y Flying Fish Cove (La Colonia) que sería su capital administrativa.
El aislamiento geográfico de la isla y la escasa actividad humana han permitido el desarrollo de numerosa fauna y flora endémica de gran interés para científicos y naturalistas. La isla estuvo deshabitada hasta finales del siglo XIX, en consecuencia, muchas especies animales y vegetales se han podido desarrollar de forma independiente y sin interferencia humana. Actualmente dos tercios de la isla han sido declarados parque nacional y muchos la denominan la "Galápagos del Pacífico" por sus altos niveles de endemia y su valor ecológico y natural.
Durante la temporada de lluvias, las crías de cangrejo tiñen de rojo las costas de la Isla de Navidad
Historia
A pesar de que los navegantes ingleses y neerlandeses ya incluían esta isla en sus mapas desde comienzos del siglo XVII, el primer intento de explorar la isla no llegaría hasta 1857, cuando la tripulación de la HMS Amethyst trataría de coronar la cima de la isla. Esta primera expedición fracasó al encontrarse con unos acantilados inexpugnables.
En años posteriores el naturalista John Murray y los capitanes Maclear (HMS Flying Fish) y Pelham Aldrich (HMS Egeria) visitarían la isla para recoger muestras de especímenes biológicos y mineralógicos. Maclear descubrió un pequeño fondeadero en una bahía a la que llamo como a su barco: la cueva de los peces voladores.
En 1888 se creó el primer asentamiento en esta misma bahía con el objetivo de recolectar madera y suministros para la industria de la cercana Isla de Cocos (a unos 900 Km al Suroeste); con el tiempo, este primer asentamiento se convertiría en la capital de la isla: Flying Fish Cove "The Settlement".
Flying Fish Cove, el primer y principal asentamiento de la Isla de Navidad
Ese mismo año se descubrieron yacimientos de fosfatos en la isla procedentes de la acumulación de organismos marinos muertos. A diferencia de otras islas de la zona, este fosfato no procedía del guano, por lo que se trata de un recurso finito y no renovable. Inmediatamente Reino Unido decidió anexionar la isla a sus territorios y comenzar la explotación de los fosfatos con trabajadores llegados de Malasia, China y Singapur (conocidos como coolies). La isla pasaría a formar parte de la llamada Colonia de los Estrechos y sería administrada desde Singapur... hasta que fue invadida por Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras la guerra, Reino Unido ya no controlaba Singapur y Malaysia, por lo que la isla pasó a ser una posesión colonial inglesa. A petición de Australia, el 1 de octubre de 1958, el Reino Unido transfirió la soberanía de la Isla de Navidad a Australia, que pagó al gobierno de Singapur £2,9 millones en concepto de compensaciones por las pérdidas económicas que suponía prescindir de esta fuente de fosfatos. A pesar de esta indemnización, el gobierno de Singapur lleva reclamando la soberanía de la Isla de Navidad y las Islas de Cocos desde 1947.
La bandera de la Isla de Navidad fue la ganadora de un concurso para diseñar una bandera y un escudo de armas organizado en 1986. El diseño vencedor fue el de un vecino australiano que combina los colores verde y el azul para representar la tierra y el mar. En la mitad inferior izquierda aparece la constelación de la Cruz del Sur mientras que en el otro lado sale un contramaestre dorado (Phaethon lepturus fulvus), un pájaro tropical considerado un símbolo local. En el centro hay un disco dorado con un mapa de la isla
Migraciones humanas
A finales del siglo XX, dos tercios de la población local eran de origen chino, gran parte eran trabajadores que habían acudido a extraer el fosfato. Sin embargo a partir de los años 80 comienzan a llegar cientos de precarias embarcaciones con refugiados solicitantes de asilo. Estos migrantes llegan procedentes de países del centro y sudeste de Asia como Afganistán o Sri Lanka y originan una crisis migratoria que puso en serios aprietos al gobierno australiano.
A pesar de sus paradisiacas playas, Navidad no se caracteriza por su hospitalidad.
La respuesta del gobierno australiano fue una serie de medidas llamadas "Pacific Solution" y que se caracterizan por su tolerancia cero con los inmigrantes o los solicitantes de asilo. Hablaremos en detalle de estas políticas en la siguiente entrada de este blog sobre Nauru, pero básicamente consiste en encerrar en islas muy remotas a todos los refugiados que Australia no quiere en su país. Al igual que otras islas como Manus o Nauru, Navidad se convirtió en una isla-cárcel en donde los refugiados se volvían locos (de un modo bastante literal) esperando que los deportasen o los realojasen en otro lugar.
Estasolución "pacífica" ha sido calificada como "inhumana" por la ONU y colecciona numerosas denuncias por violaciones de los derechos humanos. En 2015 un refugiado kurdo murió en las instalaciones de la isla de Navidad a pesar que el gobierno australiano había reconocido que necesitaba protección urgente. También se han denunciado abusos sexuales, casos de autolesiones y numerosos intentos de suicidio. En 2018 una familia iraní fue indemnizada con 100.000$ por las experiencias traumáticas que sufrieron durante su internamiento en esta isla.
Migraciones animales
Como decíamos en la introducción, la Isla de Navidad tiene gran importancia científica al ser un entorno aislado que ha evolucionado de forma independiente. Aquí habitan numerosas especies endémicas que no se pueden encontrar en ningún otro lugar del mundo. Sin embargo desde que la isla empezó a ser colonizada muchas de estas especies se han extinguido. La Rata Maclear y la rata Bulldog se extiguieron cuando la isla empezó a ser habitada por los humanos, la musaraña endémica (Crocidura trichura) no ha sido vista desde mediados de los años 1980 por lo que también se la considera extinta y el murciélago de la Isla de Navidad (Pipistrellus murrayi) también ha desaparecido. Actualmente el único mamífero endémico que se conserva es el zorro volador de la isla de Navidad (Pteropus natalis).
Para frenar el progresivo deterioro del ecosistema y preservar esta gran diversidad biológica, gran parte de la isla está declarada parque nacional por el Departamento Australiano de Medio Ambiente y Patrimonio. Además sus habitantes tienen en gran estima a la fauna local, algo que se puede observar cada año durante la migración del cangrejo rojo (Gecarcoidea natalis).
Carretera cortada para dejar paso a la migración del cangrejo rojo
Haciendo justicia a su nombre, todos los años la isla se cubre de color rojo para celebrar la Navidad. Se trata de la migración anual del cangrejo rojo, un espectáculo único en el mundo en el que unos 100 millones de cangrejos se desplazan hasta el mar para desovar.
El cangrejo rojo de la isla de Navidad (Gecarcoidea natalis) es una especie endémica de la isla de Navidad y las islas Cocos. Su migración comienza en la época húmeda, cuando bajan desde la selva hacia el litoral para aparearse; después las hembras deben esperar hasta la siguiente luna llena para depositar sus huevos en el mar.
Unos meses después, las larvas que han logrado sobrevivir a los depredadores marinos llegan a la tierra y comienzan el trayecto inverso hacia las montañas. En este viaje deberán esquivar a la hormiga loca, su principal depredador, para poder establecerse en los bosques de sus antecesores. Y así cada año...
La Isla de Navidad se tiñe de rojo en la época de lluvias
Este fenómeno que ha sido descrito como una de las maravillas del mundo natural, se repite todos los años alrededor de noviembre, después del inicio de la temporada de lluvias y en sincronización con el ciclo lunar. Durante la migración, los cangrejos se desplazan con toda su lentitud y torpeza desde el interior de la isla (un bosque tropical de difícil acceso) hasta las costas escarpadas en las que pondrán sus huevos.
A pesar de lo masivo del evento, los habitantes de Navidad son bastante tolerantes y respetuosos con sus necesidades y les habilitan aceras especiales, cortan carreteras y preparan pasos elevados para que los cangrejos puedan cruzar los obstáculos y barreras artificiales. En respuesta, los cangrejos van a lo suyo y no molestan más de lo necesario, rara vez se meten en los hogares y en los últimos años apenas se reportan atropellos o accidentes.
Un paso elevado de 5 metros de altura para cangrejos
La relación entre humanos y cangrejos no siempre ha sido tan cordial. Hace años, muchos de estos cangrejos eran atropellados al cruzar las carreteras y en algunos casos sus exoesqueletos podían perforar los neumáticos de los coches causando accidentes. Sin embargo desde hace unos años, los guardaparques locales se desviven para garantizar que los cangrejos puedan migrar de forma segura desde el centro de la isla hasta el mar. En los caminos más transitados se ponen barreras de aluminio llamadas "cercas de cangrejo" que guían a los crustáceos hacia pequeños pasos subterráneos llamados "rejillas de cangrejo" que les permiten cruzar los caminos con seguridad.
Es triste reconocerlo pero en la Isla de Navidad, que con su nombre debería ser todo un símbolo de la caridad cristiana, los cangrejos migrantes reciben mejor trato y consideración que los humanos inmigrantes.
Aspecto actual de las instalaciones del pozo superprofundo de Kola
Recientemente, China ha anunciado la excavación de un agujero inmenso en el desierto de Taklimakan, el desierto más grande de China. No se trata de un agujero cualquiera, previsiblemente superará los 11.000 metros de profundidad, atravesará más de 10 estratos continentales y llegará hasta capas que se remontan al período cretácico, entre los 66 y los 145 millones de años de antigüedad.
Este proyecto se enmarca en los esfuerzos de China por mejorar su capacidad de exploración del subsuelo y su conocimiento de la corteza terrestre. Previsiblemente, esta perforación arrojará valiosa información sobre la geología y los recursos naturales de la región, además los datos que se obtengan podrían ayudar a ampliar nuestro conocimiento sobre la historia de la Tierra y sobre los distintos fenómenos geológicos que han sucedido en esta región. Sin embargo, como suele pasar en estos casos, la curiosidad científica no es la única motivación...
El pozo está ubicado en el interior de la cuenca del Tarim, conocida por albergar grandes reservas de petróleo y gas natural. Se trata de una zona muy difícil de explorar debido a su entorno hostil pero en la que es muy probable que existan depósitos de hidrocarburos profundos, estas formaciones suelen localizarse por debajo de los 5.000 metros en áreas marinas y océanos (donde las gruesas capas de roca hacen muy difícil su explotación) o en cuencas sedimentarias profundas (como es este caso).
El proyecto, liderado por la corporación petroquímica estatal Sinopec, tendría dos propósitos: "la investigación científica y (oh sorpresa!) encontrar gas y petróleo". Para lograr el segundo objetivo cuenta con el respaldo de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), la mayor empresa de crudo y gas del país y una de las mayores del mundo.
Boca del pozo Taklimakan, en China. (LI XIANG/XINHUA VIA GETTY IMAGES)
Al leer esta noticia es inevitable acordarse del que a día de hoy sigue siendo el pozo artificial más profundo del planeta, el Pozo Superprofundo de Kola SG-3 (o Kola SuperDeep Borehole, KSDB).
Para entender esta titánica obra debemos remontarnos a la Guerra Fría: Estados Unidos y la Unión Soviética libraban un pulso tecnológico en numerosos frentes de batalla, quizás el más famoso sea la carrera espacial, pero ambas potencias compitieron en armamento, tecnología y ciencia en muchos otros campos. Esta competición, que supuso un innegable impulso para la ciencia, hizo que ambas administraciones dedicasen grandes cantidades de dinero a investigar no solo el espacio, si no también las entrañas de nuestro propio planeta.
A finales de los años 50, la "American Miscellaneous Society" se propuso llegar hasta el manto terrestre, una capa mayormente plástica del interior de la tierra sobre la que se desplazan los continentes. Esta capa es la mayor de las existentes en el interior del planeta, si el radio terrestre son unos 6378 kilómetros, casi la mitad (unos 3000 Km) corresponderían al manto.
Sin embargo la tarea no es nada sencilla, para acceder al manto hay que atravesar la rígida corteza terrestre, una capa relativamente fina (oscila entre los 6 km de la corteza oceánica hasta los 35 km de la corteza continental) pero compuesta de dura y fría roca. Abrirse paso a través de la corteza terrestre en el fondo oceánico es inviable, por lo que la única opción era cavar un agujero de unos 54 km de profundidad en algún estrechamiento de la corteza continental. Por ponerlo en escala, sería como construir el mayor rascacielos del mundo (el Burj Khalifa) pero hacia abajo, 65 veces, uno tras otro...
Andrija Mohorovičić en un sello de Croacia. Mohorovičić creó el servicio de meteorología de Croacia y la escuela de sismología de Zagreb. Tiene un cráter en la cara oculta de la luna en su honor y un asteroide.
¿Y qué se le había perdido a la American Miscellaneous Society en estas profundidades? Pues básicamente buscaban la llamada "discontinuidad de Mohorovičić", el lugar en el que termina la corteza terrestre y comienza el manto. Este punto había sido calculado años antes por Andrija Mohorovičić, un sismólogo austriaco que al estudiar los terremotos se dio cuenta de que al alejarse mucho del epicentro, las ondas de un sismo llegaban separadas en dos o más tandas. Mohorovičić supuso que estas ondas se dividían al atravesar materiales distintos, primero llegaban las ondas que se viajaban por la rígida corteza terrestre y después, con cierto desfase, llegaban las ondas que se habían transmitido por un material más denso y profundo, el manto terrestre. Según sus cálculos, este cambio de capa se daba a unos 54 Km de profundidad, precisamente el tamaño del pozo que pretendía excavar la American Miscellaneous Society.
El proyecto recibió el nombre de Mohole y para ahorrarse varios kilómetros de excavación optaron por perforar el fondo del Océano Pacífico, donde la corteza terrestre era mucho más estrecha. En 1961 empezaron las primeras perforaciones de prueba frente a la costa de la isla Guadalupe, en México. Se perforaron cinco pozos, alcanzando el más profundo los 183 m bajo el fondo del mar, a unos 3.600 m de profundidad bajo el agua.
El barco CUSS I fue uno de los primeros del mundo capaces de perforar en profundidades de hasta 3.600 metros sin perder su posición.
Estas primeras pruebas fueron todo un éxito, no tanto por la profundidad del pozo como por el desafío que suponía horadar la profundidad del océano desde una plataforma sin ataduras. Sin embargo, el proyecto se volvió cada vez más caro y costoso. Pésimamente administrado, el Congreso de EEUU decidió retirarle la financiación en 1966.
Si bien el Proyecto Mohole no tuvo mucho éxito, si que daría pie a posteriores proyectos de la National Science Foundation como el "Deep Sea Drilling Program" (Programa de Perforación Marina Profunda), el más reciente “M2M-Mohole al manto” que busca perforar el lecho marino en una zona del pacífico cuya corteza apenas mide seis kilómetros de grosor, o incluso propuestas más futuristas que apuestan por cápsulas capaces de auto-propulsarse hasta la discontinuidad de Mohorovičić fundiendo la corteza a su paso.
Mientras tanto, la Unión Soviética no iba a quedarse de brazos cruzados viendo como Estado Unidos la adelantaba en la carrera subterránea. El 24 de mayo de 1970 comenzó su propio proyecto en el noroeste de Rusia, en la península de Kola. Veinte años después Alemania se uniría a la carrera por el manto; sin embargo, tras perforar unos nada despreciables 9 kilómetros, abandonaron el proyecto dejando a Rusia sola en su exploración del inframundo...
Instalaciones exteriores del pozo superprofundo de Kola (KSDB) o SG-3, en Siberia.
La Unión Soviética se había propuesto llegar a los 15 kilómetros, y lo cierto es que estuvieron a punto de alcanzarlos. Tras 24 años perforando el escudo basáltico de la península de Kola, la profundidad del pozo llegó a alcanzar los 12.262 metros de profundidad y casi 23 centímetros de ancho.
La idea inicial del proyecto soviético fue propuesta en 1962 y asignada al Consejo Científico Interdepartamental para el estudio de la Tierra (Межведомственный научный совет по проблемам изучения недр Земли и сверхглубокого бурения, para los amigos). Tras varios estudios, en 1965 se decidió el lugar de perforación: un punto con coordenadas 69°23′46.39″N 30°36′31.20″E, en la península de Kola (cerca de Noruega y Finlandia), en la región de Pechenga, a unos 10 km de la ciudad de Zapolyarny.
A diferencia de otros pozos profundos que se han hecho para buscar petróleo o por mera exploración, la finalidad del pozo de Kola era únicamente la investigación de la litosfera en el punto donde la discontinuidad de Mohorovičić se acerca a la superficie de la Tierra. Es importante destacar que el límite entre la corteza y el manto (la discontinuidad de Mohorovičić), no necesariamente coincide con el límite entre la litosfera (rígida) y la astenosfera (plástica). Muchas veces las capas superficiales del manto llegan a ser tan sólidas como la corteza. En esta región concreta, el pozo debería situarse entre la corteza de basalto y el manto superior, de silicato de aluminio o sial.
Las Excavaciones:
El 24 de mayo de 1970 comenzaron los trabajos de perforación. El objetivo inicial era llegar a los 15.000 metros utilizando distintos modelos de perforadoras Uralmash. Partiendo de una rama central se abrieron varios pozos, el más profundo de ellos, el SG-3 llegaría a los 12.262 metros de profundidad en 1989, estableciendo un nuevo récord que duraría hasta la actualidad.
No fue sencillo, los rusos eran pioneros y debían improvisar un método de excavación a base de ensayos, pruebas y errores. El 6 de junio de 1979 lograron batir el anterior récord de profundidad del pozo Bertha Rogers, en el condado de Washita, Oklahoma (9583 m).
El 10 de marzo de 1980 el pozo de Kola batió un nuevo récord de profundidad al llegar a los 10.000 metros
En 1983 se alcanzaron los 12.000 metros de profundidad, muy cerca de sus dimensiones finales, pero ese mismo año se interrumpieron los trabajos durante casi un año. Los trabajos finalmente se retomaron con un ritmo más lento, pero el 27 de septiembre de 1985 un frustrante accidente frenó la progresión. Cuando el pozo iba por los 12.066 metros de profundidad, un derrumbe cubrió de tierra casi 5000 metros. Inasequibles al desaliento, los rusos volvieron a excavar estos 5 kilómetros creando pozos secundarios que partían de la rama principal.
Ni el clima ni los contratiempos parecían ser capaces de detener a la Unión Soviética en su extraño afán por alcanzar la discontinuidad de Mohorovičić. Los obreros tuvieron que empezar de nuevo las excavaciones desde los 7000 metros hasta alcanzar los definitivos 12.262 metros en 1989. La previsión era llegar a los 13.500 metros a finales de 1990 y tres años más tarde llegar al objetivo inicial de los 15.000 metros, sin embargo esta meta resultó ser inalcanzable.
A medida que penetramos en La Tierra, la temperatura aumenta, pero no lo hace de forma constante. Hay lugares del planeta donde el calor aumenta 200ºC con cada kilómetro, mientras que en otros solo sube unos 10ºC. En este caso los trabajadores esperaban alcanzar los 90ºC a 12.000 metros de profundidad, pero la realidad fue que la temperatura casi duplicaba sus previsiones. Las elevadas temperaturas de hasta 180 grados centígrados, unidas a las elevadas presiones, hacían que el agujero se comportara de un modo extraño. El fondo del pozo emanaba un flujo continuo de fango e hidrógeno, y las paredes eran cada vez más propensas a colapsar cubriendo con tierra y lodo toda la excavación. Cada nuevo centímetro que cavaban implicaba un derrumbe.
Al final, la unión Soviética abandonó el pozo de Kola no por frío (recordemos que estamos en Siberia) o por el esfuerzo, sino porque técnicamente era imposible seguir profundizando en la corteza. En 1992 se detuvieron los trabajos definitivamente.
El pozo pasó a ser controlado por la empresa estatal GNPP Nedra, que continuó con las labores de investigación geológica mediante un laboratorio subterráneo. El pozo SG-3 quedó clausurado y el nivel más profundo activo pasó a ser el SG-5, con 8578 m de profundidad y 214 mm de diámetro. A mediados de 2008 se acordó el cierre definitivo del proyecto debido a limitaciones financieras de y a la falta de apoyos.
Actualmente, el pozo de Kola ya no es el pozo artificial más largo del mundo ya que en 2011 fue superado por el pozo petrolífero “Sakhalin-I”, con 12.345 metros de largo y también en Rusia. Sin embargo, el Pozo superprofundo de Kola sigue siendo el pozo artificial más profundo del planeta y lo más cerca que hemos estado nunca del manto terrestre.
El Pozo del infierno:
A pesar de la vocación científica del Pozo superprofundo de Kola, pronto empezaron a surgir bulos y leyendas que encontraron un magnífico altavoz en la prensa "seria". Todo empezó en EEUU en 1989, cuando una cadena de televisión religiosa, Trinity Broadcasting Network, publicó una noticia según la cual Rusia estaría excavando un agujero de tal profundidad que habría llegado hasta el mismísimo infierno.
La noticia, supuestamente basada en periódicos finlandeses, afirmaba que un grupo de científicos siberianos habían excavado un agujero de 14.4 km de profundidad en cuyo interior se habían registrado temperaturas de 379,57°C (con el tiempo, esta cifra subiría hasta unos ridículos 1000°C). Los científicos, liderados por el Dr. Azzacov, habrían encontrado una gran cavidad subterránea en el fondo del pozo. Intrigados por tan insólito descubrimiento, los rusos introdujeron un micrófono y varios sensores mágicos y resistentes al calor, que de inmediato registraron gritos y lamentos. Unos gritos y lamentos que según la cadena TBN, solo podían ser las angustiadas voces de los condenados al castigo eterno
Un sello del Pozo Superprofundo de Kola de 1987
A pesar de lo absurdo de la historia, la noticia del «Pozo del infierno» se extendió por los periódicos de todo Estados Unidos y pronto comenzaron a aparecer por internet todo tipo de cacofonías con los supuestos gritos de los condenados. Mientras tanto, el canal Trinity Broadcasting Network (TBN) afirmaba que el pozo era la prueba definitiva de la existencia literal del infierno, tal y como narraba la Biblia.
Todo esto era demasiado para Åge Rendalen, un profesor noruego que oyó la historia de "el pozo del infierno" en la TBN durante una visita a Estados Unidos. Disgustado por la credulidad de las masas, al regresar a Noruega, Rendalen decidió trollear a la cadena de televisión. Redactó una carta en la que afirmaba que al principio era incrédulo con esta noticia, pero que al volver a su país se había encontrado con un informe verídico que la corroboraba. Según este informe, el pozo de los condenados era real y de su interior había salido un ser con alas de murciélago que había escrito en el cielo siberiano la frase "¡He vencido!".
Para dar mayor veracidad a su historia, Rendalen adjuntaba sus datos personales, los de un pastor luterano (que había accedido a participar en la broma) y la noticia original sin traducir, que en realidad era la primera noticia que había encontrado en un periódico local noruego sobre la apasionante historia de un inspector de construcciones.
Probablemente Åge Rendalen quería incitar a una reflexión profunda sobre los medios de comunicación, las fake news y la credulidad de lo espectadores, pero como era de esperar le salió el tiro por la culata. El canal TBN no se molestó en verificar ningún documento y emitió la historia del ser con alas de murciélago como una prueba más de la existencia del infierno. Jamás rectificó, ni cuando se descubrió que toda la noticia era inventada. Al final cabe preguntarse quién trolleó a quien...
Estado actual de la cubierta del pozo, abandonado y sellado.
Conclusiones:
Hoy en día seguimos sin haber podido alcanzar el manto, en cierto modo, hemos conquistado la Luna antes que las profundidades de nuestro mundo. Nunca hemos podido estudiar “en vivo” lo que hay bajo la corteza, pero el sueño de viajar al centro de la Tierra no se ha esfumado y la experiencia adquirida en este proyecto ha sido de gran ayuda para otros sondeos posteriores.
Aunque el pozo de Kola nunca llegó a alcanzar el manto, por el camino descubrió varias sorpresas escondidas bajo la corteza basáltica de Kola. El esfuerzo y el dinero invertido en este faraónico proyecto no fue en vano. Gracias a él conocemos mejor la corteza de nuestro planeta y cómo se comporta sometida a grandes presiones y temperaturas.
La perforación de Kola penetra un tercio de la corteza continental (con un grosor de unos 35 kilómetros), esto permitió sacar a la luz rocas de 2,7 millones de años de antigüedad. Aunque no existe documentación oficial, se afirma que descubrieron más de 24 especies distintas de microfósiles de plancton.
Una de las sorpresas que se llevaron los científicos fue descubrir agua a unas profundidades en las que, en teoría, no debería existir. Efectivamente, en el fondo del pozo la roca está fracturada y saturada de agua. Agua que no vendría de la superficie, sino de los minerales de la corteza profunda. Las enormes presiones a estas profundidades habría recombinado los átomos de hidrógeno y oxígeno de los minerales dando lugar a un "agua mineral" que jamás vería la superficie debido a las capas de roca impermeable que había encima suyo.
Otro descubrimiento inesperado fueron la gran cantidad de reservas de hidrógeno que escondía el subsuelo. El hidrógeno emanaba a borbotones del fondo del pozo mezclado con fango hasta el punto que varios operarios llegaron a afirmar que el pozo estaba "hirviendo con hidrógeno".
El estudio de las discontinuidades sísmicas también arrojó algún dato sorprendente. Uno de los resultados más fascinantes de estos trabajos fue el hecho de no encontrar cambios de velocidades sísmicas en la hipotética transición del granito al basalto en el límite de Jeffrey, que se extiende entre 5 y 10 km bajo la superficie terrestre.
El proyecto también ha sido el escenario de varios estudios geofísicos sobre la litosfera y la estructura profunda de la placa báltica. el régimen termal en la corteza de la Tierra o la composición física y química de la corteza en las capas de transición.
Finalmente, el pozo de Kola supuso un reto titánico que nos empujó a mejorar la tecnología de perforaciones superprofundas y que permitió mejorar y desarrollar distintas tecnologías para el estudio geofísico profundo.
En 1945, Harry Truman, el presidente de Estados Unidos, informaba al mundo de una nueva arma absurdamente destructiva que superaba todo lo visto hasta la fecha. Un mes después, el ejercito estadounidense borraba Hiroshima y Nagasaki del mapa matando al instante a 100.000 personas, a las que se sumarían muchas más los días siguientes debido a las heridas y secuelas. Inmediatamente Stalin encargó a su gobierno que construyera un arma nuclear soviética que pudiese hacer sombra a la estadounidense.
Empezó así una alocada carrera en la que todos los gobiernos con acceso a la tecnología nuclear se empeñaron con esmero en destruir sus propios territorios, algunos de ellos paradisiacos. Sin una guerra declarada que lo justificase, EEUU centró sus pruebas en Nevada radiando a gran parte de su población.
Sitio de Pruebas de Nevada
Como ya vimos en la entrada sobre la prueba Trinity, el Sitio de Pruebas de Nevada fue durante muchos años el campo de ensayos atómicos más grande de Norteamérica. Ubicadas 105 kilómetros al noroeste de Las Vegas, estas instalaciones tiene una superficie aproximada de 3.500 kilómetros cuadrados. Entre los años 1951 y 1992, el ejército de EE.UU. realizó la friolera de hasta 928 pruebas nucleares. Si bien más del 90% de estas pruebas tuvieron lugar bajo tierra, eso no fue impedimento para que los hongos atómicos pudieran observarse a 150 Km de distancia. En Las Vegas, la "Ciudad del Pecado", las explosiones eran vistas como un espectáculo mediático más, una representación de la grandeza de EEUU que no desentonaba en la ciudad más brillante e iluminada del mundo.
Prueba nuclear en noviembre de 1951, las tropas observan el resultado a menos de 10 Km de distancia
Sin embargo, otras ciudades como St. Georg (en Utah) no lo veían tan divertido. Sus habitantes (que no consistían en turistas de paso) pronto empezaron a sufrir los efectos de la radiación que les traía el viento. Los casos de leucemia, cáncer de tiroides, de mama, melanomas y tumores cerebrales aumentaron considerablemente entre las décadas de 1950 y 1980.
Algunos investigadores como el doctor Carl J. Johnson, director del Departamento de Salud de Colorado, criticaron abiertamente estas pruebas nucleares y advirtieron al gobierno estadounidense de los potenciales y las consecuencias que podían tener.
En un estudio, Johnson aseguraba que las pruebas atómicas provocaron un aumento de los casos de cáncer entre las comunidades mormonas del sur de Utah. También afirmaba que las muertes de niños en el condado de Jefferson (Colorado) por culpa de la leucemia duplicaron la media nacional entre 1957 y 1962. No sirvió de nada, las detonaciones continuaron hasta dejar la zona llena de cráteres y pronto EEUU empezó a bombardear otros lugares.
El Sitio de pruebas de Nevada actualmente es patrullado por robots para impedir que nadie se cuele en el que probablemente sea el lugar más contaminado de Norteamérica
El Fallout o lluvia nuclear, es el material radiactivo residual que se envía a la atmósfera tras una explosión nuclear. Este material cae desde el cielo (Fall out) una vez que han pasado la explosión y la onda de choque. Se suele componer de polvo y cenizas radiactivas entre las que se encuentran materiales cancerigenos de vida media-larga. Estas partículas pueden tardar meses o años en asentarse y viajan largas distancias llevadas por los vientos.
Se han producido lluvias radioactivas por todo el mundo; por ejemplo, tras el accidente de Chernobyl de 1986, la lluvia radioactiva posterior contaminó 20.000 km2 de tierra en Ucrania y Bielorrusia. En EEUU sin embargo la lluvia radioactiva no fue un accidente. Las continuas pruebas en Nevada provocaron fallouts durante décadas en gran parte del país; estas lluvias se acumulaban en la vegetación, incluidas frutas y verduras. Como resultado, la mayoría de la población ha sido expuesta al yodo-131, ya sea a través de lluvias radioactivas o por consumir vegetales o leche contaminada.
Exposición al yodo-131 a raíz de las pruebas nucleares de Nevada
Islas Marshall
Otra región que quedó arrasada durante la Guerra Fría fueron los atolones estadounidenses del Pacífico. Entre 1946 y 1958, el ejército de Estados Unidos realizó 67 detonaciones de armas nucleares en las Islas Marshall, en el Océano Pacífico, convirtiendo este idílico lugar en su particular "retrete atómico".
El 1 de Noviembre de 1952, dio comienzo la "Operación Ivy", una serie de pruebas nucleares que comenzarían con la detonación de la primera bomba termonuclear de hidrógeno de la historia (Yvi Mike), en la isla de Elugelab, en el atolón de Eniwetok. El artefacto nuclear pesaba 75 toneladas y su fuerza explosiva era de 10,4 megatoneladas de TNT, 110 veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima. Una bola de fuego de 5 Km de diámetro pulverizó la laguna del atolón (de 1000 Km cuadrados), secándola por completo y lanzando cientos de millones de toneladas de agua y cal coralina a la estratosfera. En el “punto cero” de la explosión se alcanzó una temperatura equivalente a la del núcleo del Sol, unos 15 millones de grados. La isla quedó completamente arrasada, borrada del mapa; Elugelab que había sido descrita como "otra pequeña isla desnuda en el atolón" dejó de existir para siempre y fue reemplazada por un cráter de 15 pisos de profundidad.
La mayor de las detonaciones se produjo en 1954 en el atolón de Bikini, una prueba conocida como Castle Bravo, que se tradujo en un bombazo con un poder destructivo 1.000 veces superior al de las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Como es lógico, toda esta región quedó irreversiblemente contaminada. Los niveles más altos de radiación se concentran en los atolones Bikini, Enewetak, Rongelap y Utirik. Según una investigación de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) realizada en 2019, los niveles de radiación que se registran en la actualidad en algunas de estas islas son mucho mayores que los de Chernobyl o Fukushima, impidiendo por completo el regreso de su población.
Mientras tanto Reino Unido llevaba a cabo experimentos para probar la eficacia de la tecnología nuclear en otras partes del mundo y Francia hacía lo propio en la Polinesia francesa. Los atolones de Fangataufa y Mururoa sufrieron 12 y 176 pruebas nucleares, respectivamente. ¿Y Rusia? Pues como era previsible, Rusia no se iba a quedar atrás...
Imagen coloreada de una detonación en el atolón Bikini.
Nueva Zembla
Muchas de las pruebas nucleares realizadas por Rusia durante la Guerra Fría tuvieron lugar en Nueva Zembla ("Tierra Nueva"), un archipiélago localizado en el ártico ruso que consta de dos grandes islas: Yuzhny ("isla meridional") y Séverny ("isla septentrional"), separadas por el estrecho de Mátochkin. En las pequeñas islas que componen esta región ártica se realizaron unas 224 pruebas nucleares entre 1955 y 1990.
Una de ellas tiene el dudoso honor de ser la explosión más fuerte en la historia de la humanidad. El 20 de octubre de 1961, la URSS detonó la Bomba del Zar (Tsar Bomba) en el Sitio de pruebas de Nueva Zembla. Con una potencia de más de 50 megatones, este artefacto era la bomba de hidrógeno más potente que jamás se haya fabricado. Un arma ridículamente destructiva que pudo haber cambiado la historia de la humanidad.
Inicialmente, la Bomba del Zar era una bomba de fusión de hidrógeno con tres etapas: fisión-fusión-fisión. Consistía en un mecanismo de fisión que al detonarse desencadenaba una reacción de fusión, y posteriormente, una detonación de fisión de un tampón de uranio que aumentaba notablemente el rendimiento de la bomba. La idea original era una versión "sucia" (detonada por uranio) que liberaría más de 100 megatones de potencia, pero afortunadamente fue modificada a última hora y el tapón de uranio se reemplazó por uno de plomo que absorbió gran parte de los neutrones generados por la fisión inicial, reduciendo su potencia e intensidad.
El resultado fue un ensayo relativamente "limpio", el 97% de la energía generada procedía de la fusión en vez de la fisión. Esto impidió que se generara una lluvia radiactiva posterior, como solía ocurrir con la mayoría de las bombas de fisión clásicas.
Si se hubiera lanzado la bomba inicialmente planeada, una inmensa región geográfica hubiese quedado contaminada durante miles de años con niveles letales de radiación. Se estima que la contaminación radiactiva provocada por la versión de 100 Mt habría supuesto el 25% de toda la radiactividad generada desde que se inventaron las armas nucleares. Además de ser tremendamente ineficiente (gran parte de la energía liberada escapa al espacio en forma de radiación), un arma de estas características hubiese matado en primer lugar a quien la utilizara, provocando una lluvia radiactiva de proporciones nunca vistas que contaminaría la mayoría de países pertenecientes al Pacto de Varsovia.
Con todo, la versión de la bomba que finalmente se empleó hubiese arrasado una ciudad del tamaño de Nueva York o Tokio en un parpadeo. Se calcula que la explosión fue 5 veces mayor que la de Castle Bravo y unas 3.125 veces más potente que la provocada por la bomba Little Boy, lanzada el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima. La energía luminosa fue tan poderosa que pudo ser vista a 1000 km de distancia con el cielo nublado. La onda de choque dio tres vueltas a la Tierra destruyendo todo cristal en 900 Km a la redonda. La nube del hongo atómico se elevó hasta una altitud de 64.000 metros antes de estabilizarse. La energía térmica fue tan grande que la ola de calor habría provocado quemaduras de tercer grado a cualquier animal o persona que se encontrara a 100 km de la explosión.
Debido a su enorme tamaño, esta bomba no era práctica para su uso real en combate y a duras penas podía ser aerotransportada. Fue creada sobre todo con motivos propagandísticos y de investigación científica. Solo podía ser transportada por un bombardero modificado (un Tupolev Tu-95) y pintado con un revestimiento blanco altamente reflectante para que la onda de choque térmica no destruyese al avión.
Semipalátinsk
Pero sin duda el lugar peor parado en esta necia carrera sería una remota región de la estepa kazaja, en Asia Central. El sitio de pruebas de Semipalátinsk, también conocido como "El Polígono", fue la principal instalación de experimentos atómicos de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Con un tamaño equiparable al de Bélgica, no solo era la instalación de pruebas nucleares más importante de la Unión Soviética, si no también la más grande que ha existido en todo el mundo
Los detalles concretos sobre el programa nuclear de la URSS en esta región aún se desconocen porque los documentos no han sido desclasificados, pero sabemos que en este remoto lugar de Kazajistán se llegaron a detonar 456 bombas atómicas en un periodo de 40 años. A pesar de esta apretada agenda (prácticamente diez pruebas por año) y de que no había ninguna intención de ocultarlas, las autoridades soviéticas nunca advirtieron a los lugareños sobre las pruebas que estaban programadas o sobre los peligros que implicaban.
Lo que hace diferente a Semipalátinsk de cualquier otro centro de pruebas nucleares es que se trata del único sitio donde las personas siguieron viviendo antes, durante y después de las pruebas. Hasta su cierre en 1991, las detonaciones continuaron mientras los pastores kazajos se sentaban en las colinas para admirar cómo se teñía de colores el cielo.
Semipalátinsk es quizás el sitio menos fotogénico de todo este blog
Semipalátinsk, en la república de Asia Central, era una región que tenía cierto significado sagrado para los kazajos. Su estepa, sus colinas, los bosques de pinos y el río Irtysh suponían un ecosistema único y complejo que fue la cuna de muchos escritores, poetas y músicos.
No era una región sencilla, de hecho la dureza del terreno fue uno de los motivos por los que el zar Nicolás I desterró a este inhóspito lugar al escritor Fiódor Dostoyevski en 1854. A pesar de sus duras condiciones, la ciudad de Semipalatinsk, a 120 kilómetros del sitio de pruebas, prosperaba gracias al comercio llegando a albergar una comunidad multiétnica de 120.000 personas.
En 1917, los líderes locales establecieron un gobierno autónomo llamado "Alash Orda" con el que pretendían lograr cierta independencia frente al creciente control ruso sobre Asia Central. Los bolcheviques les dieron un plazo de tres años para rendirse, pasado el plazo, los líderes fueron arrestados y ejecutados.
Toda esta riqueza histórica y cultural no supuso ningún impedimento cuando los líderes soviéticos eligieron este remoto lugar para probar su primera bomba atómica. Tampoco tuvieron que preocuparse por la opinión de una población local que no tenía ni idea del uso que se le iba a dar a las nuevas instalaciones.
Un museo de Kurchátov expone con orgullo los hongos atómicos de las pruebas.
En principio, la zona fue elegida por su geografía, por su cercanía a Moscú (en comparación con Siberia) y, porque según Lavrenti Beria, el jefe del proyecto soviético para la bomba atómica, "era un lugar prácticamente deshabitado". Pero la realidad es que Semipalátinsk no estaba ni mucho menos deshabitado, en 1947 vivían unas 700.000 personas en sus alrededores.
El 29 de agosto de 1949 la Unión Soviética probaba su primera bomba atómica: los lugareños escucharon un gran rugido seguido de un temblor de tierra, las paredes de arcilla se resquebrajaron, las ventanas estallaron en mil pedazos mientras una enorme hongo atómico se alzaba en el cielo. La nube radiactiva cubrió todos los asentamientos cercanos a medida que se alejaba del epicentro.
Ese fue el comienzo de más de 450 pruebas nucleares a lo largo de cuarenta años. Durante muchos años, los habitantes de "El Polígono" eran examinados periódicamente por médicos del ejército soviético, que empezaron a detectar extrañas enfermedades. Hubo una epidemia de cáncer y muchas personas, incluyendo familias enteras con niños, se suicidaron. Como relata Nurzhan Esenjolov, un empleado del Ayuntamiento de Semey:
"uno oía hablar sobre suicidios todo el tiempo; la gente se quitaba la vida ahorcándose o saltando desde un puente. No hay evidencia que pruebe una conexión directa entre esos incidentes y los ensayos en el sitio, pero la gente en las aldeas acabó acostumbrándose a los frecuentes suicidios”
La cercana ciudad de Kurchátov, desde donde se coordinaban las pruebas de Semipalátinsk, recibe su nombre del líder del programa atómico soviético: Ígor Kurchátov.
Ejercicios militares:
Los raros intentos de los gobernadores locales de buscar ayuda para su región no dieron ningún resultado, es más, los mandos militares siempre negaron que las pruebas fueran perjudiciales para la población local. Quizás sea iluso exigirle al gobierno soviético más consideración con la población local cuando algunas de las pruebas de Semipalátinsk consistían en poner en serio riesgo a su propio ejercito.
El 10 de septiembre de 1956 se llevó a cabo un ejercicio militar para poner a prueba el desembarco de tropas aerotransportadas en un área contaminada tras una explosión nuclear. El ejercicio fue un ensayo de un asalto aéreo táctico tras un ataque nuclear, los soldados debían resguardar la zona hasta que llegasen el resto de las tropas del frente. La idea era estudiar el tiempo y distancia mínimos para poder realizar un despliegue de tropas en una zona radiada. Y qué mejor manera de probarlo que detonar una bomba nuclear y mandar 1500 soldados al lugar de la explosión.
Durante los meses previos todo el personal que iba a participar en el ejercicio asistió a una serie de pruebas nucleares, incluyendo la detonación de un dispositivo termonuclear de 900 kilotones, un modo como cualquier otro de ir calentando motores.
El día de la prueba, a las 9:00 de la mañana, un bombardero Tu-16 soltó una bomba de 38 kilotones en el área P-3 del sitio de pruebas. Numerosas ventanas en la cercana ciudad de Kurchátov y en otras localidades a más de 100 km de distancia saltaron hechos pedazos.
Amir Kairanov nació y creció cerca del sitio de ensayos de Semipalatinsk. Actualmente trabaja en el Centro Nacional Nuclear que se abrió en Kurchatov tras el cese de las pruebas.
25 minutos después de la explosión, un grupo de análisis químico-radioactivo se dirigió a la zona cero para determinar los niveles de radiactividad. Tras un breve análisis, estimaron que se podía aterrizar a unos 650-1000 metros de distancia del epicentro, donde los niveles de radiación estaban entre 0,3 y 5 R/h.
43 minutos después de la explosión llegaban todas las tropas aerotransportadas: 272 unidades aerotransportadas en 27 helicópteros MI-4, un grupo de paracaidistas, distintos pelotones armados con artillería, cañones, morteros... Todos habían sido instruidos sobre los efectos de la explosión nuclear y en teoría contaban con todo el equipo de protección personal necesario. Para evitar que absorviesen partículas radiactivas se les retiraron antes del ejercicio toda la comida, agua o cigarros.
50 minutos después de la explosión los helicópteros se retiraron para ser descontaminados. Los soldados entraron al area designada y se atrincheraron durante dos horas en las que estuvieron simulando un ataque enemigo. Al finalizar el ejercicio los soldados abandonaron la zona para ser descontaminados junto con su equipo militar.
Actualmente, el "polígono" es una estepa inmensa y arrasada, pero hace 70 años, todo era muy diferente. Los militares construyeron calles, puentes e incluso un metro para estudiar los efectos de las explosiones nucleares.
El fin del Polígono
A finales de los 80s, los problemas económicos y sociales llevaron al colapso de la URSS. El ex presidente Mijaíl Gorbachov permitió cierta libertad política y de prensa; en este contexto, en 1989, se hace pública una información sobre la contaminación radiactiva en Semipalatinsk que desataría protestas por todo el país.
Nace entonces el Movimiento Antinuclear Nevada-Semipalátinsk, que demanda el cese inmediato de las pruebas nucleares. Durante dos años, la gente se manifestó contra las pruebas y el gobierno kazajo exigió a Moscú que pusiera fin a las pruebas nucleares. Dos de sus principales impulsores fueron el poeta Olzhas Suleimenov y el activista Karipbek Kuyukov, quienes logran que el movimiento adquiera cierta relevancia a nivel internacional.
Presionada por sus ciudadanos y por la comunidad internacional, la URSS decide cancelar gran parte de las pruebas nucleares que tenía programadas para 1990.
El 29 de agosto de 1991, el presidente kazajo Nursultan Nazarbayev cierra de forma oficial Semipalátinsk. Pocos meses más tarde, Kazajistán declara su independencia y renuncia de forma voluntaria a uno de los mayores arsenales nucleares de todo el mundo: 110 misiles y cerca de 1.200 ojivas nucleares que habían heredado tras el colapso de la URSS.
Sin embargo los problemas de Semipalátinsk estaban lejos de terminar. La retirada de las tropas soviéticas tuvo tremendas consecuencias socioeconómicas en esta región. Un escaso contingente de 500 soldados kazajos se quedó al cargo de la seguridad de las instalaciones. Los habitantes de la región comenzaron entonces a desmantelar y vender por partes las infraestructuras abandonadas por el ejercito soviético, quedando expuestos a la radiación. Incluso el director de "El Polígono" fue despedido en 1993 tras confirmarse que traficaba con equipamiento militar.
A la recesión económica se sumaron los problemas de salud, que lejos de cesar tras las pruebas nucleares, cada vez se hicieron más evidentes.
Secuelas:
Tras el cierre del Sitio de Semipalátinsk, el legado atómico de este centro sigue afectando a la población tres décadas después de la última explosión. A diferencia de otras catástrofes como Chernóbil o Fukushima, la gente que vivía aquí estuvo expuesta al impacto crónico de la radiación de forma continuada. Miles de personas habían estado expuestas a cientos de detonaciones nucleares entre los años 1949 y 1989, con un promedio de casi una explosión al mes.
A pesar de que los científicos de Kazajistán se han dedicado a limpiar el terreno durante casi treinta años, el nivel de radiación sigue estando muy por encima de lo normal y en las zonas aledañas siguen naciendo niños con mutaciones genéticas. Una Universidad Médica local cuenta con una colección de bebés con anomalías; sin embargo, nadie se atreve a relacionar estos problemas con las pruebas nucleares.
Las primeras personas expuestas a la radiación en Semipalátinsk sufrieron nauseas, mareos o enfermedades. Sin embargo, a medio y largo plazo, los efectos empezaron a ser cada vez más visibles. La población local empezó a enfermarse y morir joven. Las mujeres sufrieron abortos espontáneos, embarazos complicados y muertes fetales. Los bebés nacían con deformaciones, sin extremidades, con síndrome de Down o con otras discapacidades relacionadas con la exposición a la radiación. El número de suicidios aumentó, especialmente entre adolescentes y jóvenes. A los médicos ya no se les permitía diagnosticar cánceres, a pesar de ello hay estudios que confirman que en las zonas adyacentes al sitio de pruebas, los tumores malignos en la tiroides y la sangre son de 10 a 15% más frecuentes que en otras regiones de Kazajistán.
La mayoría de la población no tenían acceso a una sanidad pública, por lo que muchos se resignaban pensando que su cuerpo se acostumbraría a la radiación o trataban de combatir los síntomas con vodka.
Por si todo esto fuera poco, la radiación también altera los cromosomas de un individuo, por lo que la carga genética puede pasar a la siguiente generación. Es una forma perversa de contaminación que no solo te deja un entorno radioactivo, si no que además se puede transmitir hasta cuatro generaciones, da igual donde huyas. De este modo, un bebé nacido en cualquier lugar del mundo podría tener secuelas o malformaciones por culpa de los amaneceres artificiales que su bisabuelo veía en una pradera de Kazajistán. Karipbek Kuyukov es un gran ejemplo de esta maldición. En una entrevista a BBC explica las consecuencias de años de pruebas sin control:
"Nací sin brazos. Mi madre se quedó en shock, fue muy difícil para ella. No fue capaz de mirarme en tres días".
Nacido en 1968, Kuyukov es hijo de una pareja de pastores nómadas que fue evacuada por el ejército soviético horas antes del lanzamiento de una de tantas bombas nucleares.
"En aquella época mi madre era joven y contaba que subía a las colinas a contemplar los lanzamientos. Decía que era un espectáculo hermoso, que comenzaba con un destello y terminaba con el ascenso hacia el cielo de una especie de hongo. Segundos después se hacía de noche".
Actualmente Kuyukov pinta cuadros con la boca y es un reconocido activista que lucha por ser la última víctima de estas pruebas nucleares
No existen cifras oficiales sobre el número de afectados, ya que los pocos estudios que se han realizado en la zona siguen clasificados, pero el Instituto de Medicina Radioactiva y Ecología de Kazajistán estima que entre 1949-1962 una población cercana al millón de habitantes estuvo expuesta a la radiación.
De lo que si podemos estar seguros es de que hoy en día los efectos de la radiación y sus consecuencias siguen plenamente vigentes. Previsiblemente, así seguirá siendo durante miles de años más; el plutonio tarda unos 24.000 años en reducir a la mitad su tasa de radioactividad.
En cierto modo, las pruebas nucleares surgieron como una eficaz advertencia (o amenaza, según se mire) para las potencias enemigas; pero también han demostrado ser un peligro para el medio ambiente y para las vidas de muchas generaciones futuras.
En los últimos años, parte de la comunidad internacional ha hecho grandes esfuerzos por implementar tratados que prohíban completamente las detonaciones de armas nucleares. Dentro de estos avances, el gobierno de Kazajistán tiene un papel muy activo y ha propuesto varias iniciativas en contra de las pruebas nucleares. De hecho, Naciones Unidas declaró el 29 de agosto como "Día Internacional contra los Ensayos Nucleares" tras una petición del pueblo kazajo. Otro ejemplo de su implicación sería el proyecto ATOM, una campaña que tiene como objetivo concienciar a la población mundial sobre las consecuencias de las pruebas con armas nucleares.
Un artista kazajo (Pasha Kas) recrea el grito de Munch en un refugio nuclear de Semipalatinsk (Foto: Timur Nusimbekov)
Si en la anterior entrada vimos los primeros daredevils en la historia de las cataratas, en esta segunda parte veremos otros temerarios que los siguieron con tragicómicos resultados. Cada año se registran entre 12 y 15 suicidios en las cataratas, un número que se ha mantenido estable durante todo el siglo pasado; la delgada línea que separa un daredevil de un suicida a veces radica en un pequeño error de cálculo, un exceso de confianza o simplemente la suerte que tuviese ese día. Viendo esta evolución, los gobiernos de EEUU y Canadá establecieron importantes multas y sanciones para cualquiera que se tirase por las cataratas, pero esto no pareció frenar a los daredevils:
Bobby Leach (1911)
El 25 de julio de 1911, Bobby Leach se convirtió en la segunda persona en tirarse por las cataratas en el interior de un barril que él mismo había preparado. Tras pasar más de seis meses en el hospital recuperándose de las múltiples fracturas que sufrió, Bobby encontró la fama que buscaba.
Aunque parece confiado en las fotografías, Bobby se pasó seis meses en el hospital recuperándose.
Empezó así una carrera llena de aventuras y desafíos temerarios en la que Bobby se dedicó a representar números arriesgados por todas las ferias hasta convertirse en una especie de superestrella de los temerarios.
Ya con 60 años, Leach intentó recuperar su reputación como daredevil nadando por los rápidos de las cataratas, un desafío que casi le cuesta la vida. Tuvo que ser rescatado por otro daredevil famoso: William «Red» Hills.
Bobby decidió entonces centrarse en sus números arriesgados para circos y barracas. Estos números arriesgados tuvieron gran acogida y le llevaron a viajar por todo el mundo. En 1926 empezó una gira en Nueva Zelanda y durante uno de sus números se resbaló con una cáscara de naranja.
Al caerse, Bobby se rompió la pierna, la herida pronto empezó a infectarse y los médicos optaron por cortarle la pierna para que la gangrena no se extendiera. Todo fue inútil, a los 68 de edad y tras toda una vida desafiando a la muerte, Bobby moría por culpa de una peladura de naranja.
Charles G. Stephens (1920)
Según algunas estimaciones, desde 1901, más de cincuenta personas se han lanzado por las cataratas montados en todo tipo cacharros: barriles, toneles, neumáticos de coche, submarinos caseros... Solo catorce de ese medio centenar sobrevivieron. Charles George Stephens tiene el dudoso honor de ser la primera víctima.
Charles G. Stephens (también conocido como "el barbero demoníaco de Bedminster") era un barbero inglés de 58 años y padre de once hijos. Once niños son muchas bocas que alimentar y a George que ya había realizado alguna temeridad previa se le ocurrió que las cataratas eran la solución a sus penurias.
Con propinas y pequeñas donaciones que había logrado en la barbería, Stephens construyó un enorme barril de madera de roble ruso. George tenía cierta fama local como temerario, era un hombre que no temía a las caídas tras haber realizado varios saltos en paracaídas desde globos y también era aficionado a realizar inmersiones por lo que tampoco parece que le diese miedo morir ahogado. La idea de George era saltar desde lo alto de la cascada atado dentro de su barril para no golpearse, después un equipo de rescate llevaría el tonel hasta la orilla y George sería rico y famoso.
Sin embargo el plan de George tenía un fallo, el yunque. Por algún motivo difícil de explicar George se ató firmemente al barril y se amarró un yunque a los pies para que le sirviese de lastre. Lo curioso es que el yunque parecía ser un complemento de moda entre los daredevils ya que Annie también descendió con uno en su barril. Contradiciendo los consejos de los daredevils que le precedían (entre otros Bobby Leach y William "Red" Hill Sr.) George no quiso hacer pruebas previas o ensayos, eso era de cobardes.
Charles G. Stephens y su prole
La mañana del 11 de julio de 1920 inició su viaje. El comienzo fue bien, miles de personas en la orilla observaron como el barril se acercaba al borde de las cataratas y caía con determinación. Sin embargo, como dicen en la película "El Odio", lo importante no es la caída, es el aterrizaje.
En cuestión de segundos, el barril se rompió en pedazos al impactar en la base de Horseshoe Falls. Por lo visto el enorme barril flotó al tocar el agua mientras George y su yunque atravesaron el suelo del tonel y se fueron a plomo hasta el fondo del río.
Charles G. Stephens fue el primer temerario que perdió la vida tras tirarse por las cataratas en un tonel. Aunque su cuerpo nunca fue recuperado, tras el accidente se pudieron recuperar algunos fragmentos del barril, entre ellos encontraron el brazo derecho de George que reconocieron por sus tatuajes. El brazo aun seguía atado a las fijaciones del barril por lo que podemos suponer que George murió ahogado tras ver como sus brazos eran arrancados de cuajo. El brazo derecho está actualmente enterrado en una tumba sin marcar en el cementerio canadiense de Drummond.
George Strathakis (1930)
George y el barril más grande jamás lanzado
El 5 de Julio de 1930, George Strathakis, un escritor, chef y aspirante a psíquico de origen griego decidió lanzarse por las cataratas canadienses montado en un colosal barril que había construido él mismo. El problema del barril es que era excesivo, con 3 metros de alto y 1,5 de diámetro, se trataba de un armatoste de madera y acero que pesaba casi una tonelada.
A pesar de que varios amigos le avisaron de que el barril era demasiado grande y pesado, Stathakis y su mascota, la centenaria tortuga Sonny, se embarcaron en su nave rumbo a las cataratas. George confiaba en que los ingresos que generase este viaje podrían utilizarse para publicar sus libros sobre experiencias metafísicas.
George y Sonny llevaban reserva de oxigeno para 8 horas y viajaban en el barril más robusto imaginable pero la mala suerte hizo que su barril quedara atrapado tras la cortina de agua de la cascada, sin posibilidad de seguir su viaje por el río.
Un equipo de rescate intenta recuperar el cuerpo sin vida de George
Veintidós horas después, un equipo de rescate logró recuperar el barril, que ciertamente estaba intacto, de hecho hoy se exhibe en las Cataratas del Niágara. Cuando abrieron el barril, se encontraron a George Stathakis muerto por asfixia, la tortuga Sonny, en cambio, sobrevivió al viaje y siguió con su longeva vida (en ese momento ya tenía unos 150 años).
De todos los barriles que se han lanzado por las cataratas, el barril de George Stathakis fue el único que se quedó detenido detrás de la cascada. Quizás, en cierto modo, el enorme barril contribuyó a la muerte de su creador en vez de protegerle.
William "Red" Hill (1931)
William "Red" Hill Sr. fue un daredevil, contrabandista, socorrista y heroe local canadiense. Con 8 años recibió su primera medalla por la valentía que demostró al rescatar a su hermana de su casa en llamas. Su conocimiento de la región y su amor por un río al que dedicó toda su vida le permitieron salvar a 28 personas de las turbulentas aguas del Niágara y ganar otras 3 medallas más por sus labores de salvamento.
William nació en Niagara Falls (Ontario, Canadá) en 1888. Desde muy temprana edad quedó fascinado tanto por el río como por el poder de las cataratas; en lugar de ir a la escuela pasaba la mayor parte del día lanzando palos, latas y cualquier cosa que flotara, al borde de las cataratas. Estos toscos experimentos le permitieron aprender como eran arrastrados los objetos hacia el abismo y por donde reaparecían en los rápidos inferiores.
Cuando Bobby Leach intentó atravesar las cataratas Horseshoe en su tosco barril de acero en 1910, fue precisamente William Red Hill quien recuperó el barril y extrajo al maltrecho Bobby. Diez años después, Bobby volvió a la carga intentando cruzar la garganta del Niágara a nado, y una vez más tuvo que ser rescatado por Hill. Para entonces William ya se había ganado una reputación en la zona como "hombre de río" gracias su habilidad para comprender la dinámica del río y su capacidad para estar allí donde se le necesitaba. A pesar de los éxitos, también hubo desgracias, a lo largo de su vida Hill sacó hasta 177 cadáveres del río, muchos de ellos eran suicidas pero también había accidentes, naufragios o daredevils con mala suerte.
Todo esto no desanimó a Hill que en 1930 decidió hacer su propio viaje en barril; además utilizaría el enorme barril de acero que un año antes había matado a Stathakis.
Partiendo del embarcadero Maid of the Mist justo debajo de las cataratas, Hill fue arrastrado por los traicioneros rápidos del Niágara hasta llegar a Queenston cinco horas después. Al partir río abajo de la catarata, el barril no se quedó atascado por la cortina de agua y Hill llegó a su destino sin incidentes. Esta hazaña le reportaría fama internacional como daredevil así que Hill se vino arriba y al año siguiente intentó repetir el truco con un público más numeroso.
Will consiguió reunir a 25.000 espectadores y se lanzó por los rápidos con su nuevo barril rojo, en letras doradas se podía leer: "William Red Hill, maestro héroe de Niágara". Sin embargo esta vez el Niagara no estaba de su lado, tras un comienzo lento en el que el barril flotó errático por los rápidos durante una hora y tres cuartos, William fue arrastrado hasta el centro del remolino del Niágara. Allí quedó atrapado durante tres horas, intentando remar contra la corriente sin ningún éxito. Finalmente, su hijo William "Red" Hill Jr. se ató una cuerda a la cintura y entró nadando a salvar la vida a su padre.
A la mañana siguiente, William Senior (42 años) cogió de nuevo el barril y terminó el resto del viaje, ya sin público y por cabezonería. Hasta su muerte en 1942, William bajaría por el río Niágara tres veces más. Durante los últimos años de su vida, Red Hill se dedicó a vender fotografías de sí mismo y a exhibir su barril en una pequeña tienda de souvenirs local. Murió a los 54 años debido a las secuelas que arrastraba tras haber sido gaseado durante la Primera Guerra Mundial.
William "Red" Hill Jr, posa orgulloso con el barril de su padre
William tuvo cuatro hijos, el mayor de ellos, William "Red" Hill Jr, sin duda heredó su amor por el río. Temerario como su padre, William Jr repitió su mismo viaje varias veces, pero con una motivación muy distinta. La idea del joven Red era recaudar fondos para un fondo conmemorativo en honor a su padre, pero las acrobacias habituales no generaban suficientes ingresos. Entonces fue cuando William Jr decidió subir la apuesta, saltaría desde lo alto de las cataratas en un artilugio que había inventado, compuesto por redes de pesca y cámaras de aire, y al que llamaba "La Cosa".
El 5 de agosto de 1951 miles de curiosos se acercaron hasta la zona para ver como William Jr y su "Cosa" caían más de 50 metros desde lo alto de las cataratas para después hacerse añicos en las turbulentas aguas. "La Cosa" había quedado destrozada por la caída y la presión del agua, el cuerpo de William Jr apareció igual de roto a la mañana siguiente en el embarcadero del Maid of the Mist.
John David Munday (1985, 1993)
John David Munday fue sin duda el más obstinado de los daredevils, tanto que llegó a hacerse amigo de los policías que le multaban una y otra vez por violar la prohibición de tirarse por las cataratas.
John era instructor de paracaidismo con unos 1.400 saltos completados, además era un consumado piloto de helicópteros y aviones. Pero lo que a John le flipaba de verdad era saltar en barriles por las cataratas.
El 28 de julio de 1985, aproximadamente a la 1:00 pm, un camión se detuvo junto a la orilla canadiense del Niágara a 4 Km de las cascadas y arrojó un barril de aluminio y plástico de dos metros de largo, con la inscripción "To Challenge Niagara July 1985".
Munday soñaba con convertirse en la novena persona en bajar por las cataratas, sin embargo un policía presenció el lanzamiento y dio aviso a la presa para que redujeran el nivel del agua. Munday quedó atrapado en la piscina hidroeléctrica aun lejos del borde y su plan se frustró.
El 5 de octubre de 1985, aproximadamente a las 9:00 am, Munday lo volvió a intentar. Esta vez lanzaron el barril a escasos metros del borde. El barril cayó en cuestión de segundos para después quedar atrapado en la zona inferior durante 90 min. Dave Munday fue rescatado y se convirtió en la novena persona que sobrevivió al viaje sobre las cataratas, además fue el primero en tener un video de sí mismo ya que grabó todo con una cámara de video a través de un ojo de buey. Munday recibió una multa de 500 dólares y otra más de 1.000 dólares por violar las condiciones de su libertad condicional, pero esto no iba a frenarle en absoluto.
El 26 de septiembre de 1987 a las 2:49 am, la policía descubrió un barril con el nombre "Dave Munday" en el costado, en la cima de la garganta del Niágara. El barril fue inmediatamente requisado por la policía. El 11 de octubre de 1987, Dave Munday recuperó el barril y realizó con éxito un viaje a través de los rápidos de Great Gorge y el remolino. Un mes más tarde era multado con 500 dólares y dos años de libertad condicional.
En 1989, Jeffrey Petkovich y Peter DeBernardi fueron la primera pareja en caer por las cataratas. Su cápsula llevaba el ingenioso juego de palabras “Don't Put Yourself On The Edge – Drugs Kill”. Sobrevivieron, pero se llevaron una multa de 20.000 $
El 16 de julio de 1990, volvió a intentarlo con barril casero hecho con un tubo de acero cubierto de espuma. Nuevamente falló debido al bajo nivel del agua esa mañana, el barril de Munday quedó atrapado en unas rocas cerca del borde de Horseshoe Falls.
El 26 de septiembre de 1993, Dave Munday sobrevivió a su segundo descenso por las Horseshoe Falls. Munday viajaba en una campana de buceo que había comprado a la Guardia Costera canadiense. Munday quedó inconsciente pero fue rescatado a tiempo por el barco "Queen of the Mist". Se convertía así en la primera persona en repetir la desagradable experiencia de bajar por las cataratas.
Jessie Sharp (1990)
Jessie Sharp era un joven desempleado de 28 años de Ocoee, Tennessee. Sharp era un experimentado kayakista de aguas bravas y quería convertirse en especialista de cine. El 5 de junio de 1990 acudió a las cataratas convencido de que podía saltar con su kayak desde lo alto de la cascada y de que esa proeza le abriría las puertas de Hollywood. Un plan sin fisuras que ya había intentado 10 años antes pero que sus padres frustraron al avisar a la policía.
Sharp había viajado con tres amigos que se encargarían de grabar el vídeo y que posteriormente explicarían a la policía el plan que Sharp llevaba años tramando: La idea de Sharp era ganar suficiente velocidad con su barca (un kayak de 3,6 m de largo) para poder proyectarse "sobre" las cataratas y escapar así de las turbulentas aguas que podrían acabar con su vida. Después descendería por los rápidos río abajo, guardaría el kayak en un coche que había aparcado en Lewiston y se iría a celebrar la hazaña en un restaurante en el que había hecho reserva para cenar.
La última imagen con vida de Jessie Sharp
Los operarios de la central eléctrica trataron de desviar el agua del río en cuanto vieron aparecer a Jesse con su kayak, pero todo fue en vano. A las 13:45 Jesse Sharp llegó al borde, levantó un brazo con el remo por encima de su cabeza (¿un saludo?) y se lanzó catarata abajo. No llevaba casco protector "para que su rostro fuera visible en la película", tampoco quiso usar chaleco salvavidas porque podía impedirle escapar si quedaba atrapado bajo la cascada. No llegó a su reserva y su cuerpo jamás ha sido recuperado.
Robert Overcracker (1995)
Robert Overcracker era un californiano de 39 años que tuvo la feliz idea de saltar con su moto acuática desde el borde de las cataratas Horseshoe para "ayudar a visibilizar el problema de las personas sin hogar”. El plan de Overcracker involucraba cohetes, motos acuáticas y paracaídas sin revisar en lo que sería sería el truco definitivo sobre las cataratas del Niágara, una acción que removería conciencias. Robert saltaría por las cataratas con su moto acuática y abriría un paracaídas en el que se podría leer "Save the homeless". Después, propulsado por su mochila-cohete, se posaría grácilmente sobre la espuma del Niágara convertido en la persona más fardona del universo, salvador de los sin hogar.
Un turista egipcio capturó esta increíble imagen de Robert saltando al vacío "por los homeless"
A las 12:30 del 1 de octubre de 1995 Robert Overacker entra en el río Niágara por el lado canadiense y su hermano comienza a filmar. Robert aparece de la nada con su moto acuática, se acerca a toda velocidad al borde, se deshace de la moto y salta. sin que el paracaídas se abra ni el cohete parezca hacer nada. Durante un instante (inmortalizado en la foto anterior) Robert levanta el brazo como si saludara a alguien, para inmediatamente después caer a plomo junto a su moto. Su cuerpo nunca fue recuperado...
Kirk Raymond Jones (2003-2017)
Quizás uno de los intentos más patépicos sea el de Kirk Raymond Jones. Kirk era un soltero parado de 40 años del sur de Detroit, el sábado 18 de octubre llegó junto con su amigo Bob Krueger a un motel de la zona dispuesto a hacer un truco que lo sacase de la pobreza. Jones había comprado una cámara de video usada para que su amigo Bob grabase la hazaña, la idea era vender posteriormente el vídeo a las cadenas de televisión y lograr una fama y notoriedad que le permitiesen acceder a algún tipo de empleo estable.
El lunes 20 de octubre de 2003 a las 12:45 pm, Kirk Raymond Jones saltó en la parte superior del río Niagara a unos 6 metros del borde de la catarata. Jones, vestido sólo con la ropa que llevaba puesta, fue rápidamente arrastrado por las aguas catarata abajo. Contra todo pronóstico, segundos más tarde, Jones emergió de las turbulentas aguas y pudo ponerse a salvo sobre una roca a poca distancia de las cataratas.
Kirk Raymond Jones se había convertido en el primer ser humano en la historia que lograba descender por las cataratas Horseshoe sin ayuda, sin ningún dispositivo de seguridad y/o flotación y a pesar de ello sobrevivió prácticamente ileso. Desafortunadamente, su amigo Bob Krueger no aprendió a usar correctamente la cámara de video antes del evento y no quedó registro alguno de la hazaña.
Jones fue rescatado por los servicios de emergencia y trasladado al Hospital General del Gran Niágara donde solo hubo que tratarle por lesiones menores en las costillas. Una vez recuperado, Kirk Jones fue ingresado en la unidad psiquiátrica en contra de su voluntad.
En un intento de esquivar la multa, Jones alegó que su había sido en realidad un intento fallido de suicidio, sin embargo su familia y los chapuceros preparativos que descubrió la policía contradecían su teoría. Nada más salir del hospital fue arrestado y condenado a pagar 3000 $ de multa y una compensación de otros 1408 $ a la atracción Niagara Parks por obligar a cerrar el espectáculo mientras rescataban a Jones.
Los padres de Jones se retiraron a Oregón en 2004. Su padre sufrió un derrame cerebral y Jones lo cuidó hasta su muerte en 2007. Al año siguiente, Jones y su hermano Keith, fueron acusados de vender cocaína en la casa de Salem que compartían con su madre.
Kirk no tenía antecedentes penales, por lo que se le concedió la libertad condicional; pero después de negarse a realizar los servicios comunitarios, ingresó cinco meses en prisión. Fue liberado en 2011 y tras sacar a su madre de un asilo de ancianos en Oregón se mudó junto con su hermano a Florida. Este viaje aparentemente violaba todas las condiciones de la libertad condicional de Kirk: permanecer en Oregon, encontrar empleo, realizar servicio comunitario y mantenerse alejado de su hermano.
Tres años más tarde, en 2014, fue sorprendido robando en una tienda Wal-Mart. Ese mismo año murió su hermano Keith y al año siguiente su madre Doris. Kirk se casó con Holly Marion, una fanática del heavy metal como él, pero su unión duró muy poco. Sin familia ni apoyo económico, Kirk se estaba quedando sin opciones.
Cualquiera que conozca los "Darwin Awards" sabe que estas cosas no suelen terminar así. El 19 de abril de 2017, Kirk Jones regresó a las Cataratas del Niágara e intentó una nueva acrobacia, la idea era descender por las Cataratas del Niágara metido en una gran pelota inflable de dos metros y medio de diámetro y acompañado, como no, por su mascota, una boa constrictor albina amarilla llamada Misty.
Un amigo de Jones le había acompañado hasta las cataratas, pero al ver en qué consistía el plan decidió que era una gilipollada peligrosa y avisó a la policía de las intenciones de Jones. Esa misma mañana, los turistas vieron una bola de plástico con su escotilla claramente abierta, girando en los rápidos del río Niágara antes de caer al borde. La esfera cayó por las cataratas y fue recuperada por el barco Maid of the Mist. Kirk Jones y su boa en cambio no aparecieron.
Tras la muerte de Kirk Jones, la Policía de Parques encontró un sitio web donde anunciaba su no-hazaña: "Believe in the Impossible Kirk Jones + Misty Conquer Niagara Falls NY 2017". Inmediatamente el sitio web sería eliminado.
El 20 de abril, un empleado de parques encontró un dron perteneciente a Kirk Jones estrellado en Goat Island. Se ve que tras el fiasco de su primer truco no quiso confiar en amigos para el rodaje y prefirió controlar él mismo el dron con un dispositivo que llevaba en su muñeca. El 2 de junio de 2017, el cuerpo de Kirk Jones fue descubierto en el río Niágara por un navegante y posteriormente sería rescatado por la Guardia Costera en la desembocadura del lago Ontario. La serpiente, en cambio, sigue desaparecida.
La familia de Jones no mostró ningún interés en reclamar su cuerpo por lo que permaneció durante años abandonado en la morgue del condado de Erie. Finalmente fue enterrado en un terreno donado junto a otros daredevils del Niágara, en el cementerio Oakwood en Niagara Falls, Nueva York.