Campamento junto a una dolina de Hang Son Doong |
Hoy nos adentraremos en las entrañas del planeta... En un remoto paraje del centro de Vietnam se encuentra Hang Sơn Đoòng, la "cueva del río de la montaña", la gruta más grande descubierta hasta la fecha. Tan grande que podemos ver nubes en su techo o encontrarnos con selvas en su interior. Oculta en el agreste Parque Nacional Phong Nha-Ke Bang, cerca de la frontera con Laos, esta descomunal caverna forma parte de una sistema de 150 cuevas, muchas de ellas todavía inexploradas, en la cordillera Annamita.
El Parque Nacional Phong Nha-Ke Bang cubre 857,5 kilómetros cuadrados en Vietnam; situado a unos 500 kilómetros de su capital, Hanoi, este parque fue creado en 2001 para proteger uno de los mayores sistemas de cuevas de Asia. Declarado Patrimonio de la Humanidad en 2003, aquí se encuentra una de las cuevas fluviales más largas del mundo (Hang Khe Ry, de 19 kilómetros). Cada año, unos 250.000 turistas acuden al parque para visitar la cueva de Hang Phong Nha, aumentado de forma espectacular los ingresos y la calidad de vida de los lugareños.
Este sistema de cuevas ya era conocido por los habitantes de la región. En 1941, Ho Chi Minh habría planeado su revolución contra los japoneses y los franceses en la cueva Pac Bo, al norte de Hanoi, y durante la guerra de Vietnam, miles de vietnamitas usaron esta red de cuevas como refugio durante los ataques aéreos norteamericanos en la guerra de Vietnam. Los cráteres abiertos por las bombas se utilizan hoy en día como estanques en los que criar peces.
En esta misma zona se encuentra Hang En, considerada la tercera cueva más grande del planeta y cada vez más famosa por su playa paradisiaca. |
Hang Son Doong se formó hace entre dos y cinco millones de años, cuando un río excavó el suelo de roca caliza a lo largo de una falla y formó un túnel gigantesco bajo las montañas. En esta región, el suelo es un gran bloque de caliza cubierto por bosques de bambú y vegetación impenetrable, en los puntos en los que la caliza era más débil, el techo de las cuevas se derrumbó, creando colosales dolinas que funcionan como tragaluces naturales. A pesar de su gran tamaño y de que algunos la consideren un "Everest de la espeleología", hasta abril de 2009 no se hizo pública la existencia de esta enorme caverna en el Parque nacional Phong Nha-Kẻ Bàng.
Un pastor local (Ho Khanh) descubrió la caverna en 1991, sin embargo la vegetación aquí es tan densa que años después no era capaz de recordar la manera de volver. La familia de Ho Khanh vivía en un pueblo cercano, a su padre lo mataron en la guerra cuando él era un niño, por lo que tuvo que sobrevivir solo en la selva. Durante años cazó en ese territorio fronterizo, refugiándose en las cuevas de la lluvia o de los bombardeos. En una de estas incursiones, cuando aun era un niño, Ho Khanh se topó con la entrada de esta caverna, un kilómetro y medio que conducía al inframundo.
Años después, el 14 de abril de 2009, Ho Khanh guio a un grupo de científicos británicos a través del paso del bosque hasta la entrada de la caverna. Esta expedición, dirigida por el matrimonio Howard y Limbert Deb, formaba parte de la Asociación Británica de Investigación de Cuevas. No obstante, el re-descubrimiento no fue tan sencillo, para acceder a este mundo perdido primero hay que cruzar 10 kilómetros de densa jungla hasta dar con el acceso, un lugar remoto y completamente cubierto de vegetación... hicieron falta tres expediciones para localizar la entrada de la cueva de Hang Son Doong.
La entrada de Hang Son Doong no es un arco descomunal como el de la cueva de Hang En. Sin embargo, ambas cuevas comparten el río Rao Thuong y sus crecidas durante la época de lluvias. |
Howard Limbert y su esposa, Deb, fueron los primeros espeleólogos en visitar Vietnam desde la década de los 70. Entonces las cuevas del país eran legendarias pero permanecían sin explorar. Los Limbert, contactaron con la Universidad de Ciencias de Hanoi y, tras obtener los permisos pertinentes, organizaron una primera expedición a esta región en 1990. Desde entonces han realizado 13 viajes y han contribuido a crear el Parque Nacional Phong Nha-Ke Bang que hoy en día protege todas estas cuevas.
Durante uno de estos viajes, en la primavera de 2009, la expedición descubrió la entrada de Hang Son Doong gracias a la ayuda de Ho Khanh. El equipo exploró cuatro kilómetros de este sistema de galerías hasta que una pared de 60 metros de calcita fangosa (la denominada "Gran Muralla Vietnamita") les impidió continuar su camino. En cuanto Howard y Deb vieron este descomunal espacio, creyeron haber descubierto la cueva más grande del mundo, y probablemente no se equivocaban. Las hay más largas (el sistema de cuevas Mammoth, en Kentucky, tiene 590 kilómetros de largo), las hay más profundas (Krubera-Voronja, en Georgia, desciende 2.191 metros), pero si hablamos de galerías gigantes, pocas cuevas pueden compararse con la vietnamita.
Hoy en día sabemos que la sala más grande de Sơn Đoòng tiene más de cinco kilómetros de longitud, 200 metros de alto y 150 metros de ancho. Esto la convierte en la galería más grande conocida, arrebatando el título a la cueva Deer, en el Parque Nacional Gunung Mulu de Borneo, cuyas dimensiones se habían establecido en 2 kilómetros de largo, 150 metros de ancho y 120 metros de altura.
El llamado "Jardín de los Cactus" en Hang Son Doong, tiene las estalagmitas más altas conocidas, algunas de ellas de hasta 70 metros de altura (foto: Carsten Peter). |
Un año después, National Geographic envió a un equipo formado por espeleólogos, científicos y porteadores) para cartografiar la galería, escalar la Gran Muralla Vietnamita, y seguir adelante, si era posible, hasta el final de la galería. Junto a ellos viajaba el fotógrafo Carsten Peter que tomó las magníficas imágenes que ilustran este artículo.
Si queremos recorrer este fascinante mundo subterráneo, podemos hacerlo cómodamente desde nuestro sofá en esta web, o podemos optar por la senda difícil: contratar un buen equipo de guías y portadores, atravesar diez kilómetros de selva impenetrable, localizar la esquiva entrada y descender por crestas calizas de seis metros de altura.
Tras recorrer una empinada cuesta con rocas sueltas, deberíamos encontrarnos con el río subterráneo responsable de estas enormes galerías, el río Rao Thuong. Durante la época de lluvias, este río crece dramáticamente, por lo que esta prohibida la exploración de todas las cuevas en su curso, incluyendo a Son Doong o Hang En.
Pronto nos veremos inmersos en la más absoluta oscuridad, tan solo se ven piedras desprendidas del techo en la escasa distancia que iluminan los focos. Sin embargo, en estas cámaras se podría guardar un Boeing 747, es quizás la galería subterránea más grande del mundo. Este tramo de aproximadamente un kilómetro de longitud mide unos 90 metros de ancho y su techo está a casi 240 metros de altura.
En esta galería de más de un kilómetro, la altura de la bóveda es mayor que un edificio de 40 plantas (foto: Carsten Peter). |
Tras un largo e incómodo trecho veremos un enorme haz de luz solar que ilumina el fondo de la caverna. Esta catarata de luz entra por un enorme boquete de 90 metros de diámetro en el techo de la galería. En los puntos donde la caliza era más débil, se formaron dolinas que con el paso del tiempo terminaron por colapsar; en estos puntos el techo de la cueva se derrumbó creando colosales tragaluces naturales.
Una gran estalagmita se recorta sobre el fondo iluminado, inicialmente iba a llamarse la "Mano de Dios", sin embargo, a sus descubridores les pareció demasiado pedante o pretencioso y finalmente optaron por la "Mano de Perro".
Si nos fijamos en el techo veremos pequeñas nubes deshilachadas, ésta es la única cueva conocida con su propio sistema de nubes. La humedad en ascenso entra en contacto con el aire fresco y forma estas pequeñas nubes en el interior de la caverna.
La primera vez que vieron esta dolina colapsada y el "mundo perdido" que albergaba, los espeleólogos bromearon y uno de ellos dijo "Cuidado con los Dinosaurios". Desde entonces se quedó como el nombre de esta primera dolina.
En el suelo bajo la abertura hay una torre de calcita de más de 60 metros de altura, cubierta de helechos, palmeras y otras plantas selváticas; del techo cuelgan plantas trepadoras y pájaros como los vencejos vuelan sin miedo por el interior de la cueva.
Vista desde la parte inferior de Cuidado con los Dinosaurios |
El camino hasta este punto lleva unos 5 días y no es ni la mitad de la cueva, de aquí en adelante, todo se vuelve más peligroso por lo que muchos grupos se sacan la foto y terminan aquí su excursión. Si decidimos continuar deberemos recorrer una breve pero espaciosa galería en la que el paisaje vuelve a ser tan yermo como cabría esperar de una cueva, aquí no llega la luz solar ni el agua.
El siguiente tragaluz es aun más grande que el anterior y se llama el "Jardín de Edam" (por los agujeros del queso Edam). En las amplias cámaras de Hang Son Doong la vida brota en cualquier rincón iluminado por el sol: los helechos y otras plantas colonizan los gours mientras que en esta segunda dolina crecen junglas con árboles de 30 metros en los que se han visto monos, serpientes, aves...
A partir de aquí el camino recorre un kilómetro y medio por un pasillo en forma de V con un canal de agua de medio metro de profundidad. Es imposible caminar por la zanja de agua, sólo se puede avanzar a trompicones encajado entre dos muros de fango de 12 metros de altura. Los espeleólogos denominan a este pasaje "Passchendaele", por una batalla de la primera guerra mundial en la que los aliados perdieron 310.000 soldados en las trincheras para avanzar ocho kilómetros de terreno.
Al final del pasaje nos espera la Gran Muralla Vietnamita, esta pared desplomada de barro de 60 metros de altura es muy complicada de superar. Aquí finalizaron casi todas las expediciones previas; hasta hace poco, este muro infranqueable impedía conocer la extensión total de Hang Son Doong. Sin embargo, tras 20 horas de escalando y fijando anclajes en el inestable muro, un equipo de National Geographic logró escalarla.
La "Gran Muralla Vietnamita" es una colada estalagmítica que bloqueó el paso de los espeleólogos durante las primeras expediciones (foto: Carsten Peter). |
Desde lo alto de la muralla ya se puede ver la luz al final del túnel, en el sentido más literal. También se alcanza a ver el techo de la estancia, que alcanza los 200 metros de altura si lo medimos desde el fondo de Passchendaele. Como en toda buena aventura, una vez superado el obstáculo final encontramos el tesoro, en este caso, una laguna seca llena de perlas de las cavernas...
Las pisolitas son una curiosa formación en la que un pequeño trozo de roca se transforma en una perla sólida de calcita por la acción de un lento goteo durante miles de años. Se trata de una estructura rara y de tamaño similar a una canica, aquí las hay a montones y del tamaño de puños. Eso le valió a este pasaje el sobrenombre de "Pearl Harbor"
Pocos metros después se encuentra la salida norte, descubierta en 2010. Tras cuatro kilómetros de viaje al centro de la tierra, nuestro paseo por la galería más grande del mundo llegaría a su fin.
Normalmente, un lugar aun por explorar como es esta cueva no debería abrirse al público ni publicitarse. Las autoridades vietnamitas afirmaron tras su descubrimiento que, debido a su peligrosidad, la cueva permanecería reservada para expediciones con fines científicos. Por desgracia el turismo es una fuerza arrolladora en Vietnam y hoy en día numerosos tours ofrecen acampar, recorrer o pasear distintos sectores de esta gruta. Apenas hace 12 años que descubrimos este "Everest bajo tierra", y al igual que está pasando con la montaña, muchos temen que la afluencia masiva de turistas destruya en pocos años lo que la naturaleza tardó millones de años en crear. Los reportajes y los recorridos fotográficos citados en esta entrada, intentan en cierto modo evitar las visitas a este entorno aun por estudiar; y si no es posible frenar su explotación, por lo menos nos servirán para recordar como era la cueva más grande jamás descubierta.
+info: Visita Virtual - NatGeo