SS Ayrfield (Foto: ISTOCK/National Geographic) |
En el fondo de la Bahía de Sydney, Australia, reposan los restos de numerosos naufragios, sobre todo en una zona llamada Homebush Bay, muy cerca de la Villa Olímpica. Sin embargo, el más famoso de estos barcos varados es el SS Ayrfield, también conocido como “El bosque flotante” debido a la exuberante vegetación de los manglares que ahora cubre su casco oxidado.
El SS Ayrfield fue un buque de transporte botado en 1911 en Inglaterra con el nombre de SS Corrimal. Su cometido era el de transportar carbón, que todavía entonces era la sangre de la Revolución Industrial que movía el músculo del Imperio Británico. Décadas después, el carbonero pasó a cumplir las funciones de transporte militar en el área del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, al servicio del ejército estadounidense. Después de la guerra, a pesar de ser ya un barco vetusto, todavía era útil, así que sirvió de nuevo como buque carbonero entre Newcastle y Sydney hasta su “jubilación” definitiva, en 1972. Como tantos otros barcos viejos fue abandonado en el cementerio marino de Homebush Bay, condenado al olvido y a una lenta descomposición...
Sin embargo, por una de esos giros del destino, el SS Ayrfield estaba llamado a tener una segunda vida después de sus años surcando los mares: Después de la limpieza y acondicionamiento de Homebush Bay de cara a la cita olímpica del año 2000, el casco oxidado del SS Ayrfield y su verde corona pasaron a convertirse en una imagen muy familiar para los vecinos de Sydney. Fueron ellos quienes lo bautizaron con el nombre de “el bosque flotante” y lo popularizaron entre los turistas.
Así el SS Ayrfield pasó a convertirse en una más de las atracciones más importantes de Australia, ajeno a todo, el viejo carbonero vive sus últimos momentos de gloria mientras se hunde lenta pero inexorablemente en el fondo del mar.
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