El Museo Vent Haven es hasta la fecha, el único del mundo dedicado al incomprendido arte de la ventriloquía. Su colección contiene más de 900 figuras de ventrílocuo procedentes de veinte países distintos, así como miles de fotografías, carteles, y una biblioteca de libros, algunos de los cuales se remontan al siglo XVIII. Entre otros objetos de interés relacionados con la ventriloquía, podemos encontrar réplicas de figuras utilizadas por el creador de pesadillas, Edgar Bergen.
Esta fantasía con muñecos de ventriloquía fue creada por William Shakespeare Berger, un hombre de negocios (y ventrílocuo aficionado) de Cincinnati. Durante un viaje de negocios a Nueva York en 1910, WS Berger compró su primera figura de ventrílocuo, Tommy Baloney, así dio comienzo una fabulosa obsesión. Desde la década de 1930 hasta la fecha de su muerte en 1973, WS Berger acumularía una inmensa colección que rápidamente desbordaría el espacio disponible en su casa. WS optó por reformar su garaje que también se quedaría corto, por lo que finalmente optó por construir un segundo edificio para sus criaturas.
En Estados Unidos, les chifla coleccionar cosas raras... en algunos casos cercanas a lo espeluznante.
Desde finales de la década de 1940 hasta 1960, William Shakespeare fue el presidente de la Hermandad Internacional de Ventrílocuos y mantuvo una extensa correspondencia personal con ventrílocuos de todo el mundo. Su liderazgo ayudó a la organización a crecer desde los 300 miembros hasta superar los 1000. También publicó una revista mensual llamada The Oracle que mantenía a los ventrílocuos al tanto de los eventos más destacados en la comunidad de la ventilación.
Sin embargo, William Shakespeare sobrevivió a su esposa, hijo y nieto. No teniendo más herederos y temeroso de que su colección se dividiera y dispersara, WS buscó el consejo de su abogado, quien lo ayudó a establecer una fundación benéfica para sus activos, propiedades y colección. En 1973, se llevó a cabo una inauguración pública del museo y se estrenó un tercer edificio. Entre los invitados se encontraban grandes figuras de la ventriloquía como Edgar Bergen o Jimmy Nelson. Ese mismo año WS moriría tranquilo al saber que su legado perturbaría.
Este peculiar museo está situado en Fort Mitchell, Kentucky, cinco millas al sur de Cincinnati. El recinto se ha ido ampliando y actualmente cuenta con varias salas en las que se exhiben replicas de muñecos "famosos" del siglo pasado o se homenajea a los artistas más relevantes, tiene incluso un espacio reservado para la innovación y la creatividad. Hoy en día, entre 900 y 1200 personas visitan Vent Haven cada año, es una institución permanente y abierta al público (con cita previa) entre el 1 de mayo y el 30 de septiembre. El Museo también alberga una Convención internacional anual para más de 400 ventrílocuos, la ConVENTion.
Originalmente, la ventriloquia comenzó como una práctica religiosa. El nombre deriva del latín y significaría "hablar desde el estómago" (ventri=abdomen - loquia=hablar). Antiguamente se pensaba que los ruidos producidos por el estómago eran las voces de los no vivos, que se instalaban en el estómago del ventrílocuo. El ventrílocuo al interpretar estos sonidos era capaz de hablar con los muertos así como de predecir el futuro.
Se han encontrado restos de ventriloquía en el arte egipcio y en la arqueología hebrea. Eurycles de Atenas, es el primer ventrílocuo del que se tiene noticia, se hizo tan famoso que los ventrílocuos griegos fueron llamados los eurycleides. Los griegos llamaban a este método gastromancy y quienes lo practicaban, engastrímanteis, es decir, "profetas de la barriga". Uno de los primeros ejemplos de uso de esta técnica fue la sacerdotisa del templo de Apolo en Delfos, Pitia, quien servía de enlace con el oráculo de Delfos. La ventriloquía también era conocida y practicada en otras culturas como la India y la China.
Durante sucesivos siglos este arte se fue refinando. Uno de los primeros ventrílocuos modernos fue Arthur Prince, nacido en Gales en 1881, quien además ostenta el honor de ser el primer ventrílocuo en beber y hablar al mismo tiempo. Hoy yace enterrado junto a su títere y su esposa.
Una de las leyendas urbanas que más daño hizo a la profesión fue la de Charlie McCarthy, un ventrículo de 1920 que generó una gran polémica. En aquella época, en Estados Unidos los espectáculos de ventriloquia llenaba las salas de los principales teatros. Según el relato más popular, Charlie usaba durante su show un muñeco al que llamaba ‘Edgar’ que se supone representaba a un infante regordete de entre 9 y 10 años con rasgos muy extraños y una boca tan expresiva que hacía imposible no mirarlo...
Charlie MacCarthy era muy celoso con su muñeco, no permitía que, bajo ninguna circunstancia, nadie se acercaran a ‘Edgar’. Solo él podía sacarlo, tocarlo y guardarlo en su caja. Debido a esta conducta extraña, muchos comenzaron a pensar que el muñeco tenía vida propia debido a algún tipo de influencia demoniaca o brujería. De hecho, muchos padres prohibieron a sus hijos acudir al espectáculo.
Cuando llegó la unidad de criminalística, encontraron al muñeco en su caja y observaron que tenía huellas dactilares y que su rostro estaba cubierto con una máscara de látex para ocultar sus facciones... Se trataba de un niño muerto, nunca se supo qué hizo McCarthy para conservar tan bien el cadáver. Tampoco se logró identificar al niño, pero se presupone que pudo ser su hijo; al morir, el padre no pudo aguantar la pérdida y lo convirtió en su muñeco.
Hoy en día sabemos que esta leyenda es falsa, sin embargo el daño ya estaba hecho. El nombre del muñeco se basa en el ventrílocuo más famoso que ha existido, Edgar Bergen, un artista nacido en Chicago que presentaba su show vestido con un elegante frac. El nombre del temido ventrílocuo es el del muñeco más popular de Edgar, Charlie McCarthy, un muñeco muy popular que siempre llevaba traje de etiqueta, sombrero de copa y un monóculo. Charlie se dedicaba a lanzar frases mordaces contra todo tipo de personas y llegó a protagonizar varias películas durante la época dorada de Hollywood, como Charlie McCarthy Detective (1939).
La personalidad de estos muñecos puede ser muy marcada, rozando la esquizofrenia. En el caso de Bergen los problemas comenzaron cuando su hija, Candice Bergen, vio cómo ese hermano de madera la insultaba y estaba siempre entre ella y su padre. El muñeco tenía su propia cama en su cuarto y la niña se dormía todas las noches con la vista puesta en el muñeco, que se limitaba a mirar fijamente hacia el techo, como un cadáver.En la actualidad, el títere de Bergen está expuesto en el Museo Smithsoniano como pieza histórica, aunque hay otras dos versiones: una está en el Museum Of Broadcast Communications de Chicago y la otra fue comprada por el mago David Copperfield por 110.000 dólares. Ah! bueno... y el museo Vent Haven tiene una réplica.
Diversión con muñecos... ¿Lo estáis pasando bien?
Sigmund Freud sostenía que el miedo a los muñecos forma parte de la construcción de la realidad por parte de los niños, cuyos juegos a menudo incluyen la posibilidad de que sus juguetes cobren vida. Cuando este miedo a los muñecos se vuelve irracional se transforma en pediofobia (fobia a los muñecos). Normalmente, la fobia es desatada por un suceso súbito y terrorífico a una edad fácilmente impresionable. Algunas creaciones en concreto, como las de Edgar Bergen, eran especialmente propicias a la hora de inducir este tipo de fobia.
- Son figuras de rasgos grotescos que caricaturizan a la humanidad. Como si de un espejo malvado se tratase, sus facciones ridículas nos dan una descripción de nosotros mismos que no nos gusta y en la que los defectos son frecuentemente exagerados.
- En todo momento intentan parecer seres vivos e independientes. El hecho de que un muñeco inerte pueda cobrar vida ya suele ser suficiente para aterrar a la mayoría. Por si no fuese suficiente, la mera existencia de un homúnculo de estas características, a medio camino entre el niño feo y el adulto malformado, nos perturba y nos provoca rechazo. En cierto modo nos recuerda toda la imperfección de la que es capaz este mundo.
- El humor de este tipo de shows tampoco ayuda, normalmente el afable humorista se transforma en un ser hiriente, ácido e irrespetuoso al hablar a través de su muñeco. Esto nos hace plantearnos si no será ésta la verdadera personalidad del humorista, que de este modo proyecta su lado más oscuro en el muñeco, un ejercicio demasiado cercano a la esquizofrenia.
- Finalmente, en el improbable caso de que logremos empatizar con el muñeco, el panorama no es muy mejor. Son figuras sin voluntad propia ni libre albedrío, obligadas a transmitir el mensaje de su amo y condenadas a hacer todo aquello que las ordenen, bueno o malo. La mera posibilidad de vernos en esa situación a inspirado numerosos villanos en los cómics de Marvel, DC o en series como "Héroes"
Recientemente, la empresa rusa Promobot ha presentado su línea de robots Robo-C,
un paso más allá en el denominado "Valle Inquietante"