21 marzo 2021

Reino de Tavolara - Italia


Tavolara fue una de los reinos más pequeños del planeta, hoy en día forma parte de Italia, aunque nunca fue anexada formalmente

Al sur de la famosa Costa Esmeralda de Cerdeña, podemos encontrar una solitaria isla que se eleva violentamente sobre el mar azul. Tavolara es una pequeña isla, con forma de escarpada montaña, situada en la costa norte de Cerdeña, en la Provincia de Sassari, Italia. La isla es un macizo de piedra caliza de 5 kilómetros de largo y 1 kilómetro de ancho, que se eleva 565 metros sobre el nivel del mar en su punto más alto. Las cercanas islas de Molara y Molarotto también formarían parte del Archipiélago de Tavolara. Aquí no hay carreteras, ni hoteles, casi toda la isla está rodeada por acantilados escarpados excepto sus extremos, donde existe una pequeña extensión habitable de arena blanca. Allí se ubica el puerto, así como los escasos asentamientos: la isla está habitada por unas pocas familias que cuentan con un cementerio y un pequeño restaurante. 

Flora y Fauna:

En esta isla existen (o existieron) raras especies endémicas, como la Centaurea horrida, una planta que solo se puede encontrar en Tavolara y algunas otras zonas marginales del norte de Cerdeña. En su «Historia Natural de Cerdeña» (1774), Francesco Cetti informaba sobre unas enormes ratas que habitan la isla de Tavolara, esos ejemplares probablemente correspondían a la ahora extinta Pika Sarda (Prolagus sardus). 

Actualmente, Tavolara tiene una próspera industria de la langosta y numerosos buzos acuden a ver los corales, esponjas, anémonas de mar, delfines mulares, e incluso algunos especímenes de «Pinna nobilis», una rara almeja gigante cuyas fibras de biso se empleaban antiguamente en la fabricación de sedas marinas para las prendas reales. Hasta 1960, aquí estaba una de las pocas colonias de cría de la foca monje del Mediterráneo (Monachus monachus), en peligro crítico de extinción, esto facilitó que toda la zona cuente con una serie de medidas de protección medioambientales que han limitado el uso turístico de la isla.


Las cabras de Tavolara jugaron un papel crucial en su historia.

Historia:

El Reino de Tavolara celebró hace poco su 180 aniversario, de hecho, es 25 años más antiguo que Italia. La isla de Tavolara ya era conocida desde tiempos remotos como Hermea. Según la tradición, el Papa San Ponciano murió aquí tras su abdicación y exilio en 235. Esta isla también era conocida como Tolar por las naves árabes que la usaron como base para atacar las costas cercanas en 848.​ Sin embargo siempre había permanecido deshabitada.

La historia de este reino se remonta a 1807, cuando el tatarabuelo de Tonino, Giuseppe Beroleoni, se convirtió en el primer colono de esta paradisiaca isla. Mitad pastor, mitad pirata, el inmigrante genovés se había casado con dos hermanas por lo que buscaba un refugio donde escapar de sus cargos por bigamia. Giuseppe y su harén pronto se percataron de que estaban compartiendo la isla con una rara especie de cabras salvajes. Estas cabras tenían los dientes teñidos de un amarillo dorado debido a los líquenes y las algas de las que se alimentaban.

Esta explicación plausible y aburrida no daba mucho juego, así que durante todo el siglo XVIII fue cobrando fuerza una leyenda mucho más jugosa: las cabras salvajes de Tavolara tenían los dientes de oro.​ Las noticias sobre las cabras con dientes de oro terminaron llegando a oídos del rey de Cerdeña, Carlo Alberto, quien decidió viajar a Tavolara para cazarlas por sí mismo en 1836.

A su llegada, Paolo, el hijo de Giuseppe, fue el encargado de guiar las excursiones y atender las necesidades del rey. Ambos se presentaron, Carlo Alberto diciendo: "Soy Carlo Alberto, el Rey de Cerdeña" a lo que Paolo respondió: "Bueno, pues yo soy Paolo, el Rey de Tavolara". Después de cazar varias cabras y celebrar un festín de tres días en la casa de Paolo, el rey Carlos Alberto quedó gratamente sorprendido, así que antes de zarpar le dijo: "¡Paolo, realmente eres el Rey de Tavolara!".

Todo hubiese quedado en una broma de no ser porque a su llegada, un complacido Carlos Alberto, se dedicó a confirmar que la remota isla nunca había pertenecido oficialmente al Reino de Cerdeña; efectivamente, documentos fechados en 1767 afirmaban que Tavolara jamás había sido parte del reino de Cerdeña. No contento con eso, Carlos Alberto le mandó a Paolo un pergamino de la casa real de Saboya, en el que certificaba su estatus como monarquía.

Así fue como en 1836, el rey Carlos Alberto de Cerdeña reconocía el Reino soberano de Tavolara, con Giuseppe Bertoleoni como su Rey.​ Tras la muerte de Giuseppe en la década de 1840, su hijo mayor se convirtió en el Rey Paolo I.


Escudo de armas del Reino de Tavolara

Paolo se volvió loquísimo, inmediatamente se apresuró a diseñar el escudo de armas Bertoleoni, escudo que pintó en la pared de su casa, también recreó un árbol genealógico real y construyó un cementerio en la isla para él y sus reales descendientes. Tavolara no había sido incluida en la unificación italiana, por lo que el rey Paolo I buscó activamente el reconocimiento de Tavolara por parte de Italia. Durante su reinado, el gobierno italiano terminaría por reconocer el nuevo reino y además les regalaron un faro que se construyó en el extremo nordeste de la isla en 1868.

A la hora de su muerte, Paolo I insistió en ser enterrado en el cementerio real con una corona de cemento sobre su lápida, un símbolo de la nobleza y distinción de la que no pudo disfrutar en vida. Hoy en día todavía se puede visitar la tumba real del rey Paolo I en el cementerio de la isla, rematada con su ansiada corona.

Después de la muerte de Paolo en 1886,​ y acorde con sus deseos, la isla se convirtió en una república, con un presidente y consejo de seis cargos electos cada seis años (el consejo de seises). Podían votar todos los pobladores de la isla, hombres y mujeres (unas 55 personas) y así fueron sucediéndose mandatos hasta su tercer presidente, elegido en 1896.

La monarquía, sin embargo, sería reinstalada en la primera década del siglo XX. Desde entonces todos los reyes proceden de la familia Bertoleoni, reconocida como reyes tradicionales de Tavolara por los Reyes de Cerdeña. En los años sucesivos, las noticias sobre el pequeño reino se propagaron más allá del Mediterráneo y la pequeña isla terminó contando con un puñado de aliados políticos: 

  • Uno de los padres fundadores de Italia, Giuseppe Garibaldi, fue consejero de confianza de la familia Bertoleoni durante la época en la que ejerció como Rey de Cerdeña. 
  • Esta soberanía quedaría reconfirmada en 1903, cuando Vittorio Emanuele II de Italia firmó un tratado de amistad con la micronación que apenas contaba con 33 habitantes en ese momento.
  • En la época en que coleccionaba fotografías de los líderes mundiales, la reina Victoria le pidió a un buque militar que hiciese escala en esta isla para que la tomaran una foto con la "familia real" de Tavolara. Enmarcada en oro, esta foto estuvo en expuesta durante años en el Palacio de Buckingham con la leyenda: "La familia real de Tavolara, en el golfo de Terranova, el reino más pequeño del mundo".


Foto del rey Carlo I y la familia real de Tavolara (1890)
tal y como se muestra en el Museo del Palacio de Buckingham

El tercer rey de Tavolara, Carlo I, murió en 1928 y fue sucedido por su hijo, el Rey Paolo II.​ Paolo sin embargo decidió irse al extranjero, y dejó a su hermana, Mariangela, como reina regente en su ausencia. La reina Mariangela murió soltera en 1934, dejando el reino a Italia.

Su sobrino Paolo III reclamaría la devolución del reino sin éxito hasta su muerte en 1962. Ese mismo año, tras 126 años de aventura, se aprobó la instalación de una estación radiogoniométrica de la OTAN que supondría el final definitivo de la independencia de esta isla. La mayor parte de la población fue desalojada de Tavolara, pero la familia Bertoleoni se resistió a abandonar su reino.

El último coletazo de este reino llegaría en 1969, cuando una tía de Paolo III, María Molinas Bertoleoni, lograba ser reconocida como la reina más vieja de Europa a la edad de 100 años.


Tavolara en la actualidad:

Si queremos conocer de primera mano cómo le va a este pequeño reino, lo mejor es preguntar a Antonio Bertoleoni (más conocido como Tonino), un octogenario pescador italiano, dueño del único restaurante de la isla «Da Tonino» y el actual soberano de Tavolara, el reino habitable más pequeño del mundo. Al igual que San Marino, Tavolara nunca ha sido anexada a la Italia moderna y, por lo tanto, Tonino es el quinto monarca en un reino que el mundo ya no reconoce ni recuerda.

A diferencia de otros muchos países, este rey tiene callos en las manos, cuando no está pescando calamares o trabajando en el jardín de su bungalow, su majestad Tonino reina sobre once residentes ocasionales, 100 ágiles cabras montesas sin dientes de oro y algunas especies amenazadas de halcones que vuelan sobre el imponente pico de piedra de caliza que domina la isla. Durante los últimos 40 años, Tonino se ha dedicado a transportar a los visitantes de su reino hasta el palacio de la familia, primero con un bote de remos y ahora con un ferry que sale desde el puerto de San Paolo. 

Podrán tener sangre azul, pero la familia real de Tavolara no se libra de trabajar: mientras el rey y su sobrino, Nicola, capitanean el ferry, el príncipe Giuseppe y la princesa Loredana administran el restaurante de la playa. Cada mañana, Antonio, el sobrino de Giuseppe, se despierta temprano para pescar las almejas, langostas y peces que se servirán en el restaurante durante el día. Los intereses de la isla están representados por su relaciones públicas/embajador, el príncipe Ernesto-Geremia de Tavolara, natural de La Spezia, quien además ha escrito un libro con la historia de la isla.

Tavolara es actualmente el hogar del VLF-transmisor ICV, un conjunto de antenas que se utiliza para transmitir mensajes a los submarinos (mensajes que podemos interceptar con un PC doméstico y una bobina a modo de antena). A raíz de estas instalaciones, la mitad de la isla está restringida a sus propios habitantes.

¿Y que fue de las cabras con dientes de oro? La mayoría de las cabras fueron trasladadas a Cerdeña cuando la OTAN construyó su base y desde entonces apenas queda un centenar de cabras en la isla, nunca se volvió a saber nada de sus dientes de oro.

+ info: BBC - Wikipedia