05 diciembre 2022

Green Bank - EEUU


Green Bank es una pequeña ciudad estadounidense en el condado de Pocahontas, en el estado de Virginia Occidental. Se trata de una región poco poblada que cuenta con algo menos de 200 habitantes autóctonos.

La zona alberga desde hace más de sesenta años el Observatorio Nacional de Radioastronomía estadounidense (NRAO) que necesita silencio total de radio para poder observar las estrellas y agujeros negros. Se trata de una serie de radio-telescopios de uso civil y militar repartidos en una amplia extensión que necesitan un entorno libre de interferencias electromagnéticas para funcionar correctamente.

Por eso, el Gobierno estableció una “zona de radio silenciosa” en 1958, para proteger las actividades del observatorio y las de una sede de la National Security Agency (NSA), la agencia de inteligencia militar estadounidense. Como resultado, las ondas de radio están limitadas y restringidas en una superficie de casi 33.700 kilómetros cuadrados y se desaconseja el uso de redes WiFi y otros accesos móviles a Internet.

Desde hace medio siglo, los científicos del NRAO llevaban a cabo el Proyecto Oxma, la primera búsqueda científica de vida extraterrestre inteligente; otros equipos científicos del observatorio examinan planetas, examinan el núcleo de nuestra galaxia o monitorizan estrellas cercanas.
Hoy en día los estudios del Observatorio de Green Bank sigue siendo igual de innovadores; los científicos emplean el mayor radiotelescopio completamente dirigible del mundo para estudiar galaxias lejanas o estrellas muertas que rotan a toda velocidad... y por supuesto siguen buscando alguna señal de vida extraterrestre que no acaba de llegar.

Mientras el observatorio avanza hacia el futuro, el pueblo en el que se sitúa parece haberse detenido en el tiempo. A medida que nos acercamos a la ciudad, la cobertura de los móviles se va desvaneciendo, al igual que la de las redes WiFi y otras señales de radiofrecuencia. Una vez en Green Bank, la única forma de contactar con el mundo exterior es a través de la telefonía tradicional por cable.

Estas restricciones son aún más estrictas si cabe en las cercanías del observatorio. Los vehículos dedicados al mantenimiento de los telescopios son reliquias de los años 50-60, camiones con motores diésel y sin las bujías de los motores de gasolina actuales que podrían causar interferencias con los datos que recopilan los astrónomos. También se prohíben móviles, radios, equipos inalámbricos, redes wifi o cámaras digitales... hasta los microondas se encuentran dentro de jaulas metálicas que bloquean sus interferencias.

Una señal prohíbe las bujías eléctricas en las cercanías del observatorio

La oficina de turismo supo sacar petróleo de esta situación y desde hace años promociona la región como un remedio para la "desintoxicación digital". En un mundo hiper-conectado en el que es difícil pasar un día sin interrupciones o distracciones digitales, esta promesa de paz logró convencer a muchos turistas que se maravillan con la experiencia: "Observas todo cuanto te rodea, escuchas a los demás. Es maravilloso. Más gente debería probarlo"

Sin embargo, a pesar de sus peculiares normas y del aislamiento que proporcionan los bosques y colinas que rodean la región, en los últimos años Green Bank está cambiando. El internet inalámbrico se ha extendido en los últimos años sin que se nadie haga nada por evitarlo; a pesar de que los habitantes están obligados a firmar un documento en el que se comprometen a no usar redes inalámbricas, nunca se han llegado a aplicar las multas previstas (de hasta 50 dólares).

La construcción de hoteles y restaurantes ha experimentado un gran incremento y los precios de las viviendas han aumentado casi tres veces más que el promedio nacional en la última década. La llegada de nuevos vecinos también ha provocado discrepancias entre quienes opinan que es peligroso no tener una red de telefonía inalámbrica en caso de emergencia y quienes necesitan de este empujoncito para liberarse de su dependencia digital.

Sin embargo el reciente éxito de Green Bank no se debe solo a esta necesidad de desconectar, muchos de los que acuden aquí reconocen que lo más importante para lograr esa desconexión es proponérselo, vivas donde vivas.
En realidad, quienes más valoran este lugar en los últimos años son un número creciente de personas por todo el mundo que afirma sufrir lo que se conoce como "hipersensibilidad electromagnética" (EHS), un conjunto de síntomas atribuidos al efecto de los campos electromagnéticos sobre la salud humana.
A pesar de que no existe ninguna evidencia científica que respalde esta relación causa-efecto, estas personas afirman sufrir dolores de cabeza, nauseas, insomnio, dolores extraños en todo el cuerpo, desorientación, problemas digestivos, etc... como consecuencia de su exposición constante a campos electromagnéticos, aunque cuando estos sean no ionizantes y de baja potencia. 

Muchos de ellos han encontrado en Green Bank su paraíso particular; procedentes de las grandes ciudades quienes se mudan a este pequeño pueblo afirman que sus síntomas mejoran rápidamente. Quizás por efecto placebo o por motivos somáticos, pero lo cierto es que la mayoría de ellos mejoran una vez aquí, y esta mejoría los reafirma aún más en su creencia de que todos sus males son causados por las redes móviles e inalámbricas que les rodeaban en sus anteriores residencias y lugares de trabajo.

El tema de la hipersensibilidad electromagnética es tan polémico como complejo, quienes la padecen llegan al punto de pintar su casa con pintura anti-WiFi o usar ropa anti radiaciones electromagnéticas. Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que Green Bank se halla convertido en una tierra prometida para muchos de ellos. Un lugar cuyo único mérito es mantenerse desconectado y en el que los precios no paran de subir.

+ info: NatGeo