19 mayo 2021

Edimburgo de los Siete Mares - Reino Unido

Edimburgo de los siete mares... suena más fascinante de lo que es en realidad

La isla de Tristán de Acuña (Tristan da Cunha) es un archipiélago situado en el Atlántico Sur, pertenece al Territorio Británico de Ultramar de Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña. Situada a 2.816 kilómetros de África y a 3.360 de Sudamérica, es la isla más remota del planeta habitada por el ser humano. 

Tristán de Acuña es en realidad un archipiélago formado por una isla principal y varias islas menores deshabitadas: Inaccesible y Nightingale. También depende de Tristán de Acuña, una pequeña isla adicional llamada Gough, habitada únicamente por 12 miembros del Programa Antártico Sudafricano.

Este grupo de islas fueron descubiertas por el navegante portugués Tristão da Cunha, en 1506, pero no estuvo habitada de forma estable y continuada hasta 300 años después, cuando la Corona Británica se las anexionó para impedir que los franceses organizasen una expedición para liberar a Napoleón Bonaparte, que se encontraba exiliado en Santa Elena, 2.000 km al norte de este archipiélago.

En realidad, se trata de una isla muy pequeña, no tiene aeropuerto y sólo cuenta con 272 habitantes, que comparten un total de 8 apellidos: Glass, Green, Hagan, Laverello, Repetto, Rogers, Swain y Patterson, repartidos en ochenta familias. Debido al aislamiento y la endogamia, los habitantes de la isla presentan un perfil genético muy interesante, con especial frecuencia de determinadas patologías, como el asma y glaucoma, en contraste con la ausencia de otras, como los resfriados.

El Pico de la Reina María, un volcán de 2062 m de altura, es la montaña más alta del Atlántico Sur. 

Llegar a Tristán de Acuña no es sencillo: en primer lugar tendríamos que escribir al Consejo Insular y especificar cuándo planeamos ir, dónde pretendemos quedarnos (no existen hoteles en la isla) y el propósito de nuestra visita. Previamente, deberíamos contactar con alguno de los 270 habitantes de la isla para buscar alojamiento, la única manera de dormir allí es que alguno de los habitantes nos invite a quedarnos en su casa.

Una vez hemos logrado el permiso para viajar, podemos buscar un vuelo a Ciudad del Cabo, dirigirnos al puerto de la Bahía de la Mesa y consultar las salidas de algún barco pesquero de la compañía Ovenstones, estos barcos pueden transportar hasta 12 pasajeros siempre y cuando su ruta pase por las islas. Después deberemos pagar unos 1.000 $ para asegurarnos una plaza en el barco, que el viaje sea un suplicio no significa que sea barato. 

Mientras esperamos el comienzo del viaje, tendremos que confiar en que no se agoten las plazas, si en tu mismo barco viaja algún residente, médico, militar, o cualquier otra persona con prioridad... lo más probable es que te quedes en tierra. Llegado el día, podemos rezar todo cuanto sepamos para que la meteorología sea favorable y no se produzca la cancelación del viaje, el siguiente barco puede tardar en zarpar un mes.

Pongamos que hemos tenido suerte, el siguiente paso en nuestro periplo serán cinco o seis días de navegación en un barco con un solo baño compartido, una sala para ver la televisión y un par de sillas en cubierta desde las que ver el mar y nada más. Tristán de Acuña no cuenta con un puerto con un tamaño suficiente, por lo que los barcos tienen que atracar a varias millas de distancia. El siguiente tramo de nuestro viaje será en pequeñas lanchas o embarcaciones de poco calado que nos acercarán hasta los acantilados de la isla, sorteando por el camino los peligrosos vaivenes de un mar que casi siempre está agitado.

Si todo ha ido bien, ya habremos llegado a la población más remota del planeta, un lugar inhóspito en donde: 

  • Casi toda la economía se basa en la pesca de la langosta y en la venta de sellos para coleccionistas. 
  • La mayor parte de su geografía se compone de un volcán de unos de 2.000 metros de altura. 
  • Solo existe una carretera pavimentada. Traer un coche en la isla se antoja tan complicado como innecesario.
  • Toda la población de la isla se concentra en su capital, Edimburgo de los Siete Mares. 
  • Hay un café (The Cafe of Tristan) y un único pub (The Albatros Bar) que abre unas pocas horas al día. 
  • A pesar de ello, aquí se bebe como si no hubiera otra cosa mejor que hacer; en 1993 cada habitante consumió una media de cincuenta litros de whisky al año.
  • Solo existe una tienda de ultramarinos con bienes muy básicos y precios muy brutos. Una vez al año, el buque RMS Saint Helena trae consigo nuevos productos, como medicinas, libros, vídeos, revistas y correo.
  • Actualmente existe una emisora local de radio, un videoclub, un campo de fútbol, otro de golf, una piscina, una pista de tenis y un centro comunitario para reuniones. Lo que no hay son hospitales, las urgencias médicas se atienden en Ciudad del Cabo.
  • El acceso a internet es vía satélite a través de una conexión de teléfono/fax situada en la oficina del administrador, velocidades propias de 1995. 
  • A pesar de que los habitantes pueden hacer sus compras en Internet y cuentan con su propio código postal para ello, lo más probable es que los productos que solicitemos no nos lleguen jamás. 
  • De tanto vivir aislados, los residentes de la isla han desarrollado su propia lengua, una amalgama sonora del inglés del siglo XIX, italiano y "jerga afrikaans"
  • No hay playas de arena, la mayor parte de la isla son acantilados… 

Aquí, las actividades de ocio se reducen a disfrutar de la soledad y de la sensación de aislamiento, aburrirse como antaño...

Langostas y resiliencia protagonizan el escudo de Tristán

+info: Wikipedia