30 enero 2021

Krakatoa - Indonesia


Aspecto del Krakatoa antes de su explosión en 1883 (The Illustrated London News)

Krakatoa (o "Krakatau" en indonesio) era una isla compuesta por tres conos volcánicos en el estrecho de Sonda, entre Java y Sumatra. Se sitúa relativamente cerca de una zona de subducción en la que la placa Indoaustraliana se desliza bajo la placa Euroasiática, esto explica en parte su intensa actividad volcánica y sísmica. 

El nombre de Krakatoa se puede referir al archipiélago de la zona, su isla principal (también llamada Rakata) o bien a un volcán que ha entrado en erupción numerosas veces a lo largo de la historia, casi siempre con consecuencias catastróficas. 

El Libro de los Reyes javanés (Pustaka el Rajá) registra las primeras erupciones en la zona a partir del año 417 DC, desde entonces las erupciones violentas han sido casi una constante...

En mayo de 1883 comenzaron una serie de erupciones en la zona que se prolongaron durante meses hasta el 27 de agosto; ese día el volcán entró en su etapa final... La enorme presión ejercida por una bolsa de lava de casi un kilómetro y medio de espesor, consiguió abrir una brecha permitiendo que la lava saliese al exterior con gran fuerza. El agua del mar penetró en la nueva grieta y al entrar en contacto con la lava, se convirtió en vapor, el enorme volumen de gas aumentó la presión hasta niveles insostenibles haciendo que grandes bloques de granito y obsidiana saliesen disparados a 20.000 metros de altura. Esta fue la explosión pequeña, un primer aviso... 

Tras una intensa lucha entre el mar por entrar y la lava por salir, gran parte de la isla saltó hecha pedazos por la presión del vapor. En ese preciso instante, una enorme avalancha de agua logró inundar la cámara magmática situada en el centro de la isla provocando una explosión de 350 megatones, una energía equivalente a la detonación de 10.000 bombas como la de Hiroshima. Tres cuartas partes de la isla de Krakatoa fueron arrancadas de cuajo; una superficie del tamaño de Manhattan se volatilizó, desapareció sin dejar rastro... 

En total, se sucedieron cuatro grandes explosiones, cada una acompañada de sus respectivos tsunamis. La peor fue la última, equiparable a un millón de bombas atómicas, tan violenta que se pudo sentir en un radio de más de 7500 Km (desde Madagascar hasta Australia). El 10% del globo terráqueo se percató inmediatamente de que algo grave estaba pasando. 

La ceniza de la explosión alcanzó los 80 Km de altitud. Los tsunamis posteriores a la explosión alcanzaron los 40 metros de altura y destruyeron 163 aldeas a lo largo de la costa de Java y Sumatra, matando a más de 36.000 personas a su paso. En alguna poblaciones costeras como Fourthfour Point, el faro fue arrancado de cuajo, solo quedó la base. Tras las explosiones, las erupciones fueron disminuyendo rápidamente y a partir de la mañana del 28 de agosto ya no se volvió a registrar más actividad; para entonces tan sólo quedaba un tercio de la antigua isla de Krakatoa, el resto del archipiélago había desaparecido, volatilizado en el mar o la atmósfera.


The eruption of Krakatoa, and subsequent phenomena. 
Report of the Krakatoa Committee of the Royal Society (London, Trubner & Co. 1888)

Los efectos combinados de flujos piroclásticos, cenizas volcánicas y tsunamis tuvieron resultados desastrosos en toda la región:

  • Los flujos piroclásticos (una gran nube de vapor a 400 ℃) se desplazaron sobre la superficie del mar a 300 Km/h cubriendo una gran región del estrecho de Sonda y de la costa de Sumatra. No hubo ningún superviviente entre los 3000 habitantes de la isla de Sebesi, a unos 13 kilómetros del Krakatoa, donde el agua cercana a la isla se llegó a evaporar. La misma nube de flujos piroclásticos llegó a matar alrededor de 1000 personas en Ketimbang, en la costa Sumatra, a unos 40 km del Krakatoa. Hay incluso informes documentados sobre grupos de esqueletos humanos encontrados tendidos sobre balsas de piedra pómez volcánica flotando a la deriva en el océano Índico, algunos de ellos llegaron a la costa oriental de África un año después de la erupción. El recuento oficial de víctimas mortales registrado por las autoridades holandesas, tanto en la explosión como en el tsunami posterior, fue de 36.417 personas; muchos asentamientos fueron arrasados, incluyendo Teluk Betung y Ketimbang, en Sumatra, o Sirik y Semarang, en Java. Algunas regiones de Java nunca más volvieron a ser repobladas, otras volvieron a convertirse en selva y ahora constituyen el Parque nacional de Ujung Kulon.

  • Un tsunami con olas de hasta 40 metros sucedió a la mayor de las erupciones. Según algunas teorías fue provocado por la entrada de flujos piroclásticos en el mar; según otras, tras el colapso de la caldera magmática, varios kilómetros cúbicos de material volcánico fueron expulsados al mar desplazando un volumen proporcional de agua. Al saltar por los aires casi toda la isla se originó una descomunal ola de unos 40 metros de altura que arrasó todo lo que encontró a su paso en un área de 80 000 Km2. El buque de guerra alemán Berout, anclado en Sumatra, acabó en mitad de la jungla, a cuatro kilómetros de la costa. En lugares tan lejanos como Sudáfrica, los barcos se agitaron bajo las secuelas del tsunami.

    Durante las semanas siguientes siguieron apareciendo cuerpos de víctimas flotando por todo el océano. Tras destruir 295 ciudades y causar la muerte a más de 36.000 personas, la ola "decreció", aunque aun conservaba la energía suficiente para cruzar el océano Índico, doblar el cabo de Buena Esperanza y llegar hasta Francia. A las 9:29 horas del 28 de agosto, los instrumentos de medición de mareas de Rochefort, en la costa atlántica francesa, detectaban una perturbación en forma de ola que avanzaba a una velocidad de 200 metros por segundo y que mató a numerosas personas.

  • La potente erupción elevó las partículas hasta la alta atmósfera y en menos de dos meses una nube volcánica había cubierto todo el planeta. Los efectos sobre la atmósfera no se hicieron esperar, la erupción produjo un anillo de Bishop alrededor del Sol durante el día y una luz púrpura volcánica en el crepúsculo. Según la Oficina de Meteorología del Gobierno de Australia, en los meses posteriores a la explosión del volcán, se pudieron ver atardeceres espectaculares por todo el mundo. Tres años después, la refracción de la luz solar en las partículas en suspensión expulsadas por el volcán, seguía ocasionando cielos con brillantes colores que podían verse durante el crepúsculo y el alba, tal y como reportaron numerosos observadores de todo el mundo. Según algunas teorías, estos cielos rojizos pudieron inspirar el famoso cuadro "El Grito", de Edvard Munch. Según estas hipótesis, el cielo que pintó el artista en 1893 sería una reproducción bastante fiel de cómo se vería el cielo en Noruega diez años antes.

    Durante meses, la Royal Society de Londres no paró de recibir testimonios describiendo los efectos atmosféricos del fenómeno. Algunos mencionaban un cielo oscuro y tenebroso, mientras que otros reportaban tonos más rojizos. Tras recopilar los datos que llegaban desde diferentes rincones del mundo gracias al telégrafo, los científicos concluyeron que algo estaba moviendo la nube del Krakatoa por todo el globo. Intrigada, la Royal Society puso en marcha la primera red de colaboración ciudadana de la historia: el seguimiento que se hizo de la denominada "corriente ecuatorial de humo", permitió identificar lo que hoy en día denominamos corriente en chorro o jet stream. Al representar gráficamente el recorrido de esa nube volcánica, los científicos crearon involuntariamente el primer mapa de los jet stream, unas corrientes que separan las masas de aire frío del polo norte de las cálidas masas subtropicales. La configuración de estas corrientes condiciona la climatología de numerosas regiones y hoy en día, se han convertido en una especie de autopistas celestes que muchos aviones aprovechan para ahorrar tiempo y combustible en sus desplazamientos. 

Erupción del Krakatoa (Librería del Congreso de EEUU)

El estruendo de la última erupción se considera el mayor sonido jamás registrado en nuestra historia. Un barómetro situado a unos 160 kilómetros de Krakatoa, registró un pico de presión equivalente a 180 decibelios de sonido. Para hacernos una idea, el umbral del dolor se sitúa en los 130 decibelios (el equivalente a un avión despegando a 25 metros de distancia), niveles de 180 db pueden llegar a causar la muerte, mientras que en el lugar de la explosión probablemente se superaron los 200 decibelios de una bomba atómica. Marineros que se encontraban a 40 Km quedaron sordos por el ruido y a algunos indígenas de Java y Sumatra les estallaron los tímpanos con el estruendo de la explosión. El capitán del navío británico Norham Castle, que se encontraba en el momento de la explosión a unos escasos 65 kilómetros del volcán recogió lo siguiente en su diario: “Ha sido una explosión tan violenta que la mitad de mi tripulación tiene los tímpanos reventados... Estoy seguro de que el Día del Juicio ha llegado”. 

El sonido se propaga agitando las moléculas del aire decenas o cientos de veces por segundo, provocando así que la presión suba en unos puntos y baje en otros. Cuanto más alto es el sonido, mayores son las fluctuaciones en la presión, pero existe un límite al volumen que puede alcanzar un sonido; llegado un punto, las fluctuaciones son tan grandes que los puntos donde la presión baja alcanzan el cero, el vacío... Pasado este punto, el sonido no se propaga por el aire, sino que lo empuja, creando una onda de aire en movimiento llamada onda de choque. 
A una velocidad de casi 1235 km/h, el sonido recorrió todo el planeta. A medida que recorría kilómetros, la presión disminuía y el sonido fue transformándose en algo parecido a un disparo lejano. Recorridos miles de kilómetros, la onda de presión se atenuó tanto que ya no era perceptible por el oído humano, pero no desapareció, siguió avanzando durante días... Nuestra atmósfera resonaba como una campana aunque los humanos no pudiésemos oírlo; sin embargo, muchos instrumentos de precisión a lo largo de todo el mundo sí que pudieron captarlo. Barómetros situados en ciudades de todo el mundo registraron los cambios en la presión atmosférica: 8 después de la explosión, estaciones en Melbourne y Sídney registraban un pico de presión; a las 12 horas llegaba a San Petesburgo, seguido por Viena, Roma, París, Berlín y Munich; a las 18 horas había llegado a Nueva York, Washington y Toronto... 

La onda siguió viajando y dando vueltas a la Tierra; durante los siguientes cinco días, estaciones meteorológicas en ciudades alrededor de todo el mundo observaron como el pico de presión se repetía puntualmente cada, más o menos, 34 horas. Es el tiempo que tarda el sonido en dar una vuelta completa a la Tierra. En total, las ondas de presión generadas por la explosión del Krakatoa dieron la vuelta a la Tierra entre tres y cuatro veces en cada dirección (aunque algunas fuentes hablan de hasta siete vueltas completas).


Hoy en día, en el mismo punto en el que explotó la isla de Krakatoa, se encuentra Anak Krakatau (el Hijo del Krakatoa, en el idioma indonesio), un volcán joven que constituye una de las islas de Krakatoa. La isla se encuentra aproximadamente en el centro de las otras tres, en el mismo punto en el que se encontraba su padre, el antiguo volcán Krakatoa. Se trata de una de las zonas más activas del planeta en términos de vulcanología.

Tras la erupción de 1883, el volcán desapareció en gran medida bajo el mar, pero en 1927 comenzaron las erupciones volcánicas de nuevo bajo el mar, y entre 1928 y 1930 apareció la isla Anak Krakatau. Las erupciones periódicas continuaron desde entonces, con erupciones anuales desde 2009 y un colapso importante en 2018.

El 22 de diciembre de 2018, una erupción del volcán Anak Krakatau provocó un tsunami en el estrecho de la Sonda que golpeó la región costera de Bantén y Lampung, en Indonesia. La Agencia Meteorológica, Climatológica y Geofísica de Indonesia (BMKG) atribuyó el tsunami a un deslizamiento submarino causado por la erupción volcánica.​ El Tsunami del estrecho de la Sonda de 2018 causó 431 fallecidos, 15 desaparecidos, 7200 heridos, 46646 personas evacuadas y 1778 viviendas afectadas.


Una nube de cenizas emerge del Anak Krakatau el 23 de Diciembre de 2018

Más de 400 personas perdieron la vida cuando Anak Krakatoa entró en erupción y colapsó parcialmente en el mar, la ola generada por este desplome envió una ola hacia el oeste, en dirección a la isla indonesia de Sumatra que tocó tierra una hora después con olas de entre 5 y 13 metros de altura.

Un estudio de la Universidad Brunel de Londres y la Universidad de Tokio ha demostrado que las consecuencias podrían haber sido mucho peores si la gigantesca ola inicial (entre 100 y 150 metros de altura) se hubiese dirigido hacia las poblaciones costeras más cercanas.

A pesar de que la altura de la ola se redujo rápidamente gracias a la acción conjunta de la gravedad y la fricción del fondo marino, un tsunami con olas de unos 100 metros de altura barrió la región oeste del Anak Krakatoa. Cualquier población costera en un radio de unos 5 Km. habría afrontado olas de entre 50 y 70 metros en sus costas. De hecho, la ola todavía medía más de 80 metros de altura cuando golpeó una isla situada a pocos kilómetros de de allí, donde afortunadamente ya no vivía nadie.


Forma de  de Anak Krakatau antes y después del colapso de 2018

A finales de 2011, la isla tenía un radio de aproximadamente 2 kilómetros, y un punto más alto de aproximadamente 324 metros sobre el nivel del mar, creciendo cinco metros al año. En 2017, la altura de Anak Krakatau llegó a su máximo, más de 400 m sobre el nivel del mar. En 2018, el cono volcánico colapsó por completo, dejando un cráter con un lago en su interior. Como consecuencia, el Centro de Vulcanología y Mitigación Geológica de Desastres estimó que la altura máxima del Monte Anak Krakatau se había reducido a 110 m; el volcán había perdido un 75% de su tamaño, entre 150 a 170 millones de metros cúbicos de volumen. Siguiendo la lógica no escrita de otras erupciones anteriores, el cono que surja partir de ahora debería pasar a denominarse "Cucu Krakatau", el nieto de Krakatoa en indonesio.

Basandose en esta actividad, muchos geólogos creen que algún día el Anak Krakatau terminará por explotar con la misma fuerza que su padre. El 10 de abril de 2020, el volcán volvió a entrar en erupción causando terror instantáneo en todo el mundo... 
La erupción duró tan solo 40 minutos y su energía fue mucho menor que la de 2018. Salvo arrojar lava y formar una columna de humo y cenizas de unos 15 Km. no hubo mayores incidentes que reportar.​


Imagen Satélite IR (Landsat-8) del 13 de Abril de 2020

Sin embargo, el enorme respeto que infunde este volcán propició que muchos medios empezasen a sugerir que el Anak Krakatau habría activado el Cinturón de Fuego del Pacífico. Según esta teoría, la erupción de 2020 del Anak Krakatau habría causado una reacción en cadena en más de quince volcanes repartidos por todo el mundo: Rusia (Kliuchevskoi y Shiveluch), Japón (Aso, Kuchinoerabu, Sakurajima), Indonesia (Ibu, Merapi, Semeru, Dukono y Kerinci), México (Popocatépetl),  Ecuador (Sangay),  Perú (Sabancaya) o Chile (Nevados de Chillán)​

La causalidad de esta teoría no es correcta, los volcanes de esta región es muy frecuente que entren en erupción, es prácticamente su estado normal... El 90% de los terremotos y el 75% de los volcanes que existen en la Tierra, se concentran en esta región del Cinturón de Fuego, de la cual hablaremos con más detalle en futuras entradas. Por lo tanto, resulta erróneo culpar a Anak Krakatau por una actividad frecuente y habitual en los otros volcanes, de hecho, muchos de ellos ya estaban en erupción desde antes del 11 abril.