Representación del Octavius en Assassin's Creed III El Octavius fue un barco fantasma del siglo XVIII. A día de hoy no se conserva ninguna prueba de su existencia, por lo que es difícil saber si su historia fue real o si se trata tan solo de una la leyenda, pero de ser cierta, el barco fantasma habría sido la primera nave en cruzar el temido Paso del Noreste, eso sí, nadie pudo celebrarlo, todos sus tripulantes llevaban años congelados. El Avistamiento: Según la leyenda, el 11 de octubre de 1775 el barco ballenero Herald, capitaneado Alex Warren, estaba cazando cetáceos al oeste de Groenlandia cuando de pronto vio aparecer una goleta de tres mástiles entre la densa niebla. Un barco de esta características resulta ciertamente extraño en unas gélidas aguas en las que apenas había rutas comerciales. Extrañado el capitán ordenó acercarse al barco y pronto pudieron constatar que se trataba de un barco fantasma, el casco presentaba numerosos daños, las velas colgaban hechas girones y no había señales de vida en cubierta. Una vez suficientemente cerca, vieron que el barco llevaba pintado en el casco el nombre "Octavius" y que la nave estaba completamente cubierta de una capa de hielo. No había ningún tripulante a la vista y todo el barco estaba sumido en un silencio espectral. Nadie respondía a sus llamadas por lo que el capitán ordenó a un grupo de cinco hombres que se preparasen para abordar el barco. Los marineros aterrados se resistieron a adentrarse en el barco fantasma, pero el capitán quería saber si aun transportaba algún cargamento valioso. Al descender a los camarotes, la avanzadilla pudo ver por fin a la tripulación, 28 personas yacían muertas bajo cubierta, todas ellas congeladas y en perfecto estado de conservación, como si la tragedia hubiese ocurrido pocos días antes. Algunos estaban en sus literas, otros reposaban sentados y algunos incluso estaban de pie. El capitán Warren se dirigió a las estancias de los oficiales para averiguar algo más sobre el barco y su tripulación y allí se encontró con una dantesca escena: el cadáver congelado del capitán estaba sentado frente a la mesa de su camarote, pluma en mano, con un cuaderno de bitácora delante suyo en el que por lo visto estaba realizando una última anotación. En su camarote también estaban los cadáveres de una mujer, un niño cubierto con una manta y un marinero con una pequeña lata de yesca. El grupo de abordaje huyó despavorido y solamente tomó el cuaderno de bitácora antes de abandonar el barco, el siniestro ambiente no invitaba en absoluto a seguir investigando. La última entrada del cuaderno de bitácora estaba fechada el 11 de noviembre de 1762, según esto, el barco habría estado perdido a la deriva en el Ártico durante 13 años. Todo el cuaderno de bitácora estaba congelado, por lo que las hojas se desprendieron de su encuadernación, quedando solamente la primera y unas cuantas de las últimas páginas. Grabado del relato "Gloriana" publicado en 1905 en The Blue Adventure Book El Paso del Noroeste: Históricamente, uno de los mayores retos de la navegación marítima, era encontrar el llamado “Paso del Noroeste”, una ruta por el norte de Canadá que permitiese pasar del Océano Atlántico al Océano Pacífico, sorteando las islas de la costa canadiense. Hasta la apertura del Canal de Panamá en 1914, la única manera para pasar de un océano al otro, era cruzar el temible Cabo de Hornos, una hazaña que los pocos marineros que lograban vivir para contarlo, celebraban añadiendo un pendiente de aro a sus orejas. Debido a la dificultad de la ruta convencional, muchos navegantes se plantearon el paso del noreste como una alternativa tan anhelada como traicionera. Esta vía marítima estaba bloqueada por un denso mar de hielo la mayor parte del año, por lo que la hazaña requería de un gran sentido de la oportunidad y de una actitud cuanto menos temeraria: Intentar cruzar este paso, implicaba adentrarse con un barco por el estrecho de Lancaster cuando las condiciones meteorológicas lo permitiesen (normalmente durante un breve periodo en verano), avanzar todo lo posible hacia el Oeste hasta que la nave quedase atrapada por el hielo, aguantar como malamente fuese posible durante el largo invierno y confiar en que durante el breve verano, el deshielo permitiese liberar la nave y continuar su rumbo hacia lo desconocido. Si, como era frecuente, el deshielo no permitía liberar el barco, la nave seguiría atrapada durante un año más y los tripulantes se expondrían a morir de hambre o de frío en cuanto se agotasen sus suministros. El primer intento de encontrar una ruta viable fue en 1497 y el responsable fue el navegante italiano Giovanni Caboto, quien trabajaba a las órdenes del rey británico Enrique VII. Desde entonces, numerosos intentos fracasaron de un modo estrepitoso. Uno de los fracasos más famosos fue la expedición Franklin de 1845, compuesta por los navíos HMS Terror y HMS Erebus, cuyos restos fueron localizados en 2016. Los británicos quedaron atascados sin poder avanzar hacia el oeste durante tres largos inviernos hasta que en 1848, desesperados, decidieron abandonar las naves en la isla King William para intentar alcanzar tierra firme canadiense, nunca más se supo de ellos. La primera navegación con éxito de la que se tiene constancia fue completada por Roald Amundsen en 1906, un explorador innegablemente pragmático que apostó por un barco pequeño de poco calado que logró adaptarse a las condiciones de la zona. Recientemente, a raíz del cambio climático, los hielos han empezado a retroceder permitiendo a barcos cargueros atravesar esta región durante determinados periodos del año, de hecho hasta 2009 esta ruta no se consideraba viable a efectos comerciales. El viaje del Octavius: Según el famoso cuaderno de bitácora, el Octavius zarpó en 1761 desde Inglaterra hacia el Lejano Oriente, llegando con éxito a su destino el año siguiente. El capitán apostó que volvería a través del traicionero y poco conocido Paso del Noroeste: partiendo de China, navegó hasta América cruzando el Pacífico Norte, atravesando el estrecho de Bering y bordeando el hielo que se forma en esta región; desafortunadamente, el barco quedó atrapado poco después en los bancos de hielo del norte de Alaska. La última posición registrada del barco mientras su tripulación estaba aun viva fue el 11 de Noviembre de 1762 y afirmaban encontrarse atrapados por el hielo en las coordenadas 75°N 160°O, unas 250 millas (400 Km) al norte de Barrow, el cabo más septentrional de Alaska, en pleno Océano Ártico. Trece años más tarde, el barco ballenero Herald avistó al Octavius cerca de Groenlandia, por lo que el barco habría cruzado el traicionero Paso del Noroeste de forma póstuma y sin tripulantes vivos. El barco nunca más fue visto de nuevo tras su encuentro con el Herald, siendo arrastrado por el viento y las corrientes la noche siguiente. De ser cierta esta leyenda, en alguno de los veranos entre 1762 y 1775, la ruta del Paso Noroeste quedó libre de hielo y las corrientes marinas arrastraron al barco fantasma junto con otros casquetes de hielo hasta que lentamente a lo largo de 13 años logró completar la travesía. ¿Pero cómo pudo quedar toda la tripulación congelada de ese modo? Pues la hipótesis más factible es una caída brusca de temperaturas, para hacernos una idea, la caída de temperatura más rápida de la que se tiene registro se produjo el 22 de Enero de 1943 en Spearfish, Dakota del Sur. A las 9 de la mañana, las temperaturas se desplomaron desde unos tolerables 12º C hasta los -20º C en apenas 27 minutos debido a un cambio repentino en la dirección de una corriente de aire cálido. No es descartable que en medio del Océano Ártico se pudiese producir una caída aun más brusca... cosas más raras se han visto. + info: Wikipedia - Paraloscuriosos - Col2 |
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